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Las galas del Difunto

Mourille Feijoo, Enrique - lunes, 01 de noviembre de 2010
Hemos padecido tanta inflación económica, que apenas tiene importancia alguna comparada con la inflación semántica que padece el diccionario ortodoxo, la norma de la lengua y el singo lingüístico en su constitución fija, arbitraria, psicológica y social, que así posibilita el buen entendimiento entre las gentes. Más ha de ser aún, cuando, por ejemplo, Don Alfredo Pérez Rubalcaba, tan buen “orador” como aquilatado sofista, se ponga a vender Las glorias de don Ramiro y a predicar a todos los pueblos la buena noticia de los “últimos tiempos” zapateriles. Y será la apoteosis del “flatus vocis” y la debacle del fundamento, credibilidad y honor de la palabra de honor. Seguro, porque así lo fue hasta ahora también, con el beneplácito de tanto papa hostias como hay en los bancos de la iglesia, en los escaños del Parlamento, en las aulas de la Universidad, en las sillas de la Redacción, en los micrófonos de hablar, en las gradas del estadio o en el sofá de casa. Porque así es, también, cómo es posible lo de la inflación semántica, antes llamada bucle de polisemia, que así pasa lo mismo con el título de este artículo. Y porque todo ello es además probable -y grandemente risible- gracias a la ignorancia y atrevimiento -rayana en la chulería- del emisor y a la burrez del receptor, burrez tanto más manifiesta y generalizada cuantos más Ministros de Educación se nombren. Ignorancia y atrevimiento, cuanto más encabronado e hideputa sea quien habla, el emisor.
Otro sí, que sigue. Desamortizada la carraca vieja de la hermosísima Fernández de la Vega con sus postrimeros “la legalidad ñm, ñm, ñm”, “ñm, ñm, estamos trabajando”, ”gula, que lo que ustedes tienen ñm, ñm, ñm es gula, gulañm de poder”; enrocado en contumacia racista el Abat de Mont-Serrat al socaire de la pamplina monacal de ni ora ni labora -en su caso, creo- ; cutre y fallido el Alcalde de Valladolid con sus morritos y condones; amoroso don José Luis ZP con su “hoy te miento más que ayer, pero menos que mañana”; impenitente -e impertinente- el secretario aflautado Mons. Camino con lazo y ramal a la mano y voz de su amo indicativo; todos en el boñigo como las moscas de Machado -“inevitables golosas… viejas moscas voraces”- todos así, vayamos hoy al Cementerio a celebrar con los pistolos de Valle-Inclán la bancarrota de la palabra, la Demagogia de España, la soberanía de la Muerte, que es más democrática que La Revolución Francesa, la grandiosidad del batallón de los muertos, y robémosle el tinglado de sus medallas al más pintado de ellos, despojémosle de su atuendo inútil, y desde la otra orilla vistamos -esperpéntico carnaval- las Galas del Difunto, para pasear de ganchete en la plaza de lo obvio la daifa de la puta verdad. Y fusilar de paso a toda la caterva de negociantes y afligidos devotos de la hipócrita ofrenda floral de cada año de quienes mintieron en vida y mienten en muerte a sus deudos y allegados. Dios les dé el descanso a ellos, y a nosotros el perdón de los pecados cometidos con la manipulación de la palabra y de nuestras vergüenzas.

En la Noche de Difuntos, del 1 al 2 de noviembre de 2010, entre las lápidas 'inequívocas' de don Juan y Doña Inés.
Mourille Feijoo, Enrique
Mourille Feijoo, Enrique


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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