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Cómo entender a un Transexual

lunes, 18 de octubre de 2010
No siempre en la sexualidad hay un camino de rosas, si se nace con un cuerpo equivocado es un sufrimiento de enorme trascendencia, ese problema lo padecen los transexuales desde niños. Sentirse hombre y tener cuerpo de hembra o sentirse mujer y tener cuerpo de varón es una verdadera putada y solo lo sabe quién lo sufre y tiene que mirar con asco a sus genitales. Algunos familiares y amigos pueden creer que eso es ser homosexual, rechazan esa condición y se tacha de “vicio” o desviación, cuando en realidad la propia identidad sexual está en el interior y no en su anatomía, ya que hay una disconformidad entre su sexo biológico, social y psicológico.
Los jóvenes transexuales afrontan muchas dificultades para obtener tratamiento médico para su condición ya que algunos psiquiatras y endocrinos son bastante reacios a dar tratamiento hormonal a jóvenes transexuales menores de 16 años, y conseguir la cirugía de reasignación de sexo es casi imposible. Sólo en los últimos años en países como Reino Unido algunos niños y niñas transexuales han recibido asistencia y, en su caso, tratamiento médico, así como la posibilidad de cambiar su rol social antes de esa edad. La pubertad es especialmente difícil ya que, mientras otros a esa edad se sienten excitados por sus cambios corporales y encantados con su crecimiento, éstos lo pasan como un verdadero trauma, es el peor estado de desarrollo anatómico de sus vidas ya que acentúan los caracteres sexuales que no quieren. Todos estos problemas se simplificarían si hubiese la posibilidad de una intervención temprana.
Muchas teorías y profesionales de la salud constatan cada vez más que la transexualidad no es un asunto psicológico, sino una cuestión física que nace en el feto. Su causa es puramente biológica.
El transexual tiene un conflicto entre su identidad sexual y el sexo que le ha sido impuesto al nacer. Encuentran como única solución a un Proceso de Reasignación de Sexo. Este proceso puede incluir tomar hormonas o someterse a la Cirugía de Reasignación de Sexo para modificar sus características sexuales primarias y secundarias.
Tratamiento de reasignación de sexo
Para iniciar un tratamiento de reasignación se precisa un informe psiquiátrico y psicológico donde se descarten trastornos mentales que induzcan a tomar dicha decisión y que dicho cambio de sexo sea vital para la propia salud mental de esa persona que durante 1 o 2 años realizará un test de experiencia de vida real, que consiste en relatar como sería vivir de acuerdo a la propia percepción de la identidad sexual, es decir, como sería su vida si ya tuviera asignado el cuerpo que le gustaría tener. Se le realizará un seguimiento y acompañamiento psicológico durante su proceso de “cambio” ya que se producirán muchos cambios, y es necesario ir asimilándolos al tiempo que ocurren.

Se necesita de la cirugía para un resultado físico satisfactorio aparte de una terapia hormonal que durará toda la vida. La cirugía de reasignación de sexo consiste en operaciones como: la vaginoplastia (formación de una vagina) o la faloplastia (formación de pene). ) La metadoioplastia se produce cuando el clítoris se desarrolla por el tratamiento hormonal y apartir de ahí se puede realizar la faloplastia. También otras operaciones de cirugía facial o una mastectomía (implante de pechos) están entre las más realizadas.

La cirugía es muy cara -excepto en Andalucía- no está cubierta por la Seguridad Social o por los seguros médicos privados. El precio varía pero la vaginoplastia está entre 12.000-18.000 €; la faloplastia es más cara entre 24.000-36.000 €.

No todas las personas transexuales se someten a la cirugía de reasignación de sexo debido al alto coste de la operación, a pesar de que vivan permanentemente en el rol de género del sexo con el que se identifican.
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Pero algunos necesitan expresar estas características de una manera tan fuerte, que desarrollan una disforia sexual que se manifiesta, en simplemente actuar como mujeres, transvestiendose de ellas y como si de un fetichismo se tratara y sin necesitar cambiar su anatomía masculina (ni operarse su pene ni ponerse implantes) ni hormonarse. Esto puede ser debido a traumas en la niñez con la existencia de "madres dominantes y ausencia de figura paterna", "padres que han deseado tener un hijo del otro sexo", "homosexualidad reprimida", "alteración emocional", o "abuso sexual".
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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