Te casas ¿para siempre?

¡LA BODA DE TUS SUEÑOS!

Los meses de verano están llenos de trepidantes festejos nupciales. Para el que le toca pasar por la vicaría para unirse en matrimonio aparte de estar pendiente de miles de preparativos e invitados, donde ir de luna de miel, etc debe saber lo que ello conlleva. Sabemos que la convivencia se define como el acto de vida en común entre dos o más personas. Tener claro qué esperamos de nuestra relación y conocer a fondo a nuestra pareja, sin tener falsas expectativas podrá ayudarnos a tener una convivencia más satisfactoria y una duradera relación de pareja. Durante el noviazgo, se ofrece lo mejor de uno mismo, se muestra interés por todos los asuntos de nuestra pareja, nos esforzamos por estar siempre atractivos y todo nos parece maravilloso. Caemos en el error de idealizar a nuestra pareja, así que descubrir antes de “vestirse de blanco”, los aspectos negativos es importante.

Pensarse lo de vivir juntos
Se debe reflexionar antes de tomar la decisión de casarse y si realmente se está dispuesto a aceptar los aspectos negativos de nuestra pareja y adaptarnos a las exigencias de la convivencia a medida que pasa el tiempo surgen las diferencias. La rutina diaria, el cansancio, los problemas, estados de ánimo, son obstáculos que se presentan en cualquier relación y si no se afrontan con amor deterioran la convivencia. La pasión del noviazgo no va a durar siempre. Un amor sólido y duradero no se basa en el estado de embobamiento inicial sino en múltiples compromisos que implican voluntad de quererse para ello y no buscar solo nuestra propia felicidad sino sobre todo la del otro.

Trucos para un buen matrimonio
Para que se convierta en éxito, hay que ser maduros y realistas sobre las expectativas con nuestra pareja y sobre la relación, pensar con detenimiento si realmente deseamos compartir nuestra vida con esa persona y si estamos dispuestos a ceder. La comunicación y el respeto, servir de apoyo e interesarse por todo lo referente a el o ella, son la base. Cuidar las formas, no caer en insultos o descalificaciones, evitar los gritos, ya que se pierde el respeto y la relación se deterioraría siendo casi imposible recuperarla. Procurar que el hogar sea un lugar alegre, donde entregar lo mejor de uno mismo. Es importante tener en cuenta las razones por las que la pareja empieza a convivir, ya sea por estar más con quieres y deseas compartir un proyecto de vida en común o simplemente salir de casa de sus padres. El espacio debe ser de ambos, encontrando lugares en la casa propios donde se debe dejar espacio para la individualidad, las amistades de cada uno conservarlas por separado, gustos propios y secretos, también. Y en el sexo, nunca perder la sensualidad y la imaginación, aceptando los altibajos de la libido donde habrá épocas de abundancia y hastío y otras de escasez.

Preguntas obligadas
Como si de un test se tratara ambos cónyuges deberían cuestionarse lo siguiente antes de dar el “sí quiero”: ¿Le quiero realmente?, ¿Estaré dispuesto a respetarle, apoyarle y demostrarle mi afecto?, ¿Tenemos un mismo proyecto de vida? ¿Queremos tener hijos?, ¿Quién dedicará más tiempo a su educación y su cuidado?, ¿Conocemos las metas profesionales y económicas del otro?, ¿Quién será el responsable de las tareas del hogar?, ¿Sabemos hablar de tabúes y preferencias sexuales?, ¿Respetamos las creencias, amigos, familia del otro?, ¿Existe algo a lo que no renunciaremos?...

Si se tiene todo claro, pues a vestirse muy guapos, hacer un gran bodorrio, estar con amigos y demás familiares, comer marisco, haceros quinientas fotos para y bailar hasta las tantas, al día siguiente ir al Caribe de “viaje de novios” y regresar reír y llorar juntos, ser capaces de tener pequeños detalles afectivos de forma frecuente, y sobre todo respetaros para continuar con la magia de una buena complicidad. ¡Enhorabuena a los que se casan!