En uno de nuestros retazos hicimos mención al periodista Juan Arias Martínez, cuya niñez discurrió entre Verín y Arcos allá por los años treinta. Almeriense nacido en 1932, hijo de maestros, su padre, don Guillermo Arias ejerció en propiedad la escuela de Quizanes, cerca de Verín, donde fijó residencia en una calle inmediata a la Plaza Mayor, en 1934 a Juanito le guiábamos en sus primeros pasos, encargándonos de su custodia, y cuidados en aquella etapa de su vida infantil.
Fue en 1935 cuando don Guillermo permutó su escuela por la de Arcos, de la que era titular el verinense Arturo Benito Silva, quien compartía la enseñanza con el ejercicio de procurador de los tribunales. Pero, el contacto con aquel matrimonio granadino lo mantuvimos en nuestras estancias en Vilamartín, donde vimos crecer a Juan Arias, compartiendo la amistad, hasta que tomó los hábitos sacerdotales, en la década de los años cuarenta, decisión muy del agrado de sus padres, fervientes católicos, y de su tío arcediano de la catedral de Granada, ciudad a la que se trasladó doña Josefina al fallecer su esposo.
Años después el nombre del Padre Arias comenzó a destacar como periodista colaborador del diario 'Pueblo' y, después, de 'El País', con aquellas crónicas desde Roma, pasando noticias del Vaticano. Coincidiendo con su estancia en la urbe italiana, intercabiamos correspondencia dirigida a su domicilio en Trastibere, facilitándonos la dirección de su madre en Granada para reanudar aquella vieja relación.
Tras colgar los hábitos con su traslado a Lisboa y después a Brasil perdimos contacto, aunque seguíamos su trayectoria profesional literaria, en la confianza de un reencuentro en Galicia o León, y recordar su niñez, que plasmó en una de sus obras 'Las Galletas profanadas de mi madre y otras historias de mi vida' con algunos pasajes de infancia en Valdeorras, y sus vivencias romanas con Federico Fellini y Pier Paolo Passolini. Libro que declaró haber escrito, aconsejado por el nobel portugués Saramago con quien le unía gran amistad. A través de esas historias, algunas relatadas con humor, encontramos referencias directas a hechos y gentes de aquel Vilamartín que conoció en su niñez y juventud.
Hay detalles autobiográficos, citas de su padre, consejos y detalles que reflejan años difíciles de posguerra en Vilamartín, que, por nuestra parte, añadiremos, y es de suponer no haya olvidado, cuando nuestro abuelo le obsequiaba con cestillos de fruta de los árboles de la huerta de José Lago, en aquellos casi cotidianos paseos de niño, acompañando a don Guillermo.
Rescatamos el nombre de Juan Arias Martínez para que el Instituto de Estudios Valdeorreses lo tenga en cuenta ya que parte de su vida se desarrolló en la comarca, y en sus muchos trabajos no faltan citas, si bien, de los tres años que estuvo en Verín dificilmente tenga alguna vivencia y de aquellos tres muchachos que le cuidábamos, Ricardito Guerra, hijo del farmacéutico, su primo Pepiño Guerra, hijo del médico y quien esto relata. Los dos citados fallecieron en plena juventud, pero, si la ocasión se presenta, le comentaremos esta referencia, como otra en la que nuestro padre recuperó una edición curiosa de 'La Santa Biblia' que, había dejado en Verín don Guillermo al trasladarse a Valdeorras. Los cuatro tomos, debidamente embalados le fueron remitidos, y que traemos a la memoria, cuando en 2007 publicó 'La Biblia y sus secretos'. También recientemente entre los galardones le fue concedida la Medalla de la Orden al Mérito Civil, que le fue entregada por el Embajador de España en Río de Janeiro, fotografía de cuyo acto conservamos.
Fue en 1947, el día de la festividad de San Lorenzo, en Agosto, que acudimos a Arcos acompañado por nuestro pariente Emilio López Barrio, casado en la localidad, cuando visitamos por última vez a la familia Arias-Martínez en su domicilio, con una despedida que fue la última, dada la enfermedad que le tenía postrado. En aquella visita, quien fue alcalde del municipio, reiteró su apoyo que agradecía con emoción doña Josefina Martínez.
Algún día, si la ocasión se presenta, nos agradaría compartir recuerdos de como transcurrió su infancia en aquellos rincones de Galicia, que marcaron nuestras vidas. Lamentando que su perfil literario apenas es conocido por las nuevas generaciones de Valdeorras y de Verín.
