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¿Ir al grano?

lunes, 07 de junio de 2010
A medida que te haces mayor, prefieres en el sexo ir más al grano sin tantos preliminares, pero muchas mujeres desean en su gran mayoría un juego inicial para lograr más fácilmente el orgasmo. Al hombre le resulta fácil lograr una eyaculación tanto a través de una “paja”, una felación, igual de fácil que con el coito, pero algunas hembras solo llegan al orgasmo con masturbación y no siempre con la penetración. Con el petting podemos alcanzar el éxtasis y ser muy placentero para ambos.

¿QUÉ ES EL PETTING?
El “petting” es una expresión inglesa para referirse a la fase previa de una relación sexual, llena de juego, besos, caricias, masturbación y incluso sexo oral, exceptuando la penetración. El objetivo es mutuo; “meterse mano”, y suele ser más practicada en la adolescencia o en el inicio de una relación con una pareja nueva antes de pasar a algo más, estableciendo así una toma de contacto y confianza inicial y saber donde cada uno tiene sus cositas. También muchas parejas que por condiciones religiosas o miedos a un posible embarazo, practican el petting o como fase inicial a una terapia de pareja para superar problemas como vaginismo, impotencia, eyaculación precoz, etc... Donde se retrasa lo más posible el coito para descubrir sensaciones perdidas y alcanzar igualmente el orgasmo. Los tiempos los marcan ambos, si se continúa hasta que alguno consigue el orgasmo o si los dos juntos, una sola vez o más, puede ser muy excitante y divertido donde la comunicación y la complicidad juegan un papel muy importante, ayuda a expresar sin tabúes lo que quieren y les gusta a cada uno, y sobre todo expresar lo que no interesa hacer.
Renovarse o morir
Caricias, buscar y encontrar...y ya está! STOP. ¡Quedamos que nada más!. Una buena forma para desearse más siendo, reviviendo los primeros contactos íntimos y avivar la llama de la pasión, quién conoce bien los entresijos de “meterse mano” conoce perfectamente lo que le gusta a su pareja. Es importante que el varón no olvide ningún rincón del cuerpo de su contraria, ambas anatomías son diferentes y no nos tiene porque dar placer lo mismo. Precisamente cuanto más se tarda en tocar los genitales femeninos mejor para la chica, que disfruta más con juegos, caricias y todo lo ya hablado anteriormente. Descubrir las zonas erógenas es una maravilla, ir tocando la piel como buscando interruptores o botoncitos y ver si se enciende o como se expresa cada uno. El cuello, la espalda, pechos y muslos son zonas muy agradecidas, por la mujer. Las hembras, sin tener porque ser fisioterapeutas y dar masajes perfectos, pueden comenzar por acariciar la espalda del hombre, junto con sensibilizar las orejas y porqué no, también el cuello. Abrir la mente y dar rienda suelta a los sentidos, es la base de esta práctica, tomar conciencia de la magia de los dedos, que son como varitas mágicas que tocan en puntos candentes. Sabemos que desearán que se les toquen los genitales con mucha premura, pero ahí es donde empezará el juego de ahora voy o no todavía. Juguetear con el pene y los testículos la excitación sexual se desencadenará y se pedirá más y más, disfrutando totalmente de la situación. No es técnica de aprender en ningún manual, es natural sin programar, incluso se puede realizar en cualquier lugar, ya que no tiene porque ser en una cama, y ambos medio desnudos o medio vestidos, en un sofá o en cualquier otro sitio que requiera de una cierta intimidad.
La sexualidad se puede expresar de múltiples maneras y mucho más si va ligado a un sentimiento de amor y afecto. En las relaciones sexuales hay que abandonarse a las sensaciones, disfrutando, y haciendo disfrutar de todas las posibles experiencias, y también del orgasmo si se llega a él, pero nunca ponerlo como mera obsesión. El verdadero clímax no es el punto final, que llega con el orgasmo, sino todo lo que conlleva a una relación, el cortejo, la seducción, la búsqueda de intimidad, el contacto físico, los besos, caricias y el sentir todo el proceso. El orgasmo dura unos pocos segundos (un poco más para la mujer) pero el juego puede ser interminable. Merece la pena probar ¿no creéis?
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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