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Luis Alberto Vilar: fotografías

viernes, 12 de marzo de 2010
Luis Alberto Vilar: fotografas Luis Alberto Vilar: fotografas Baleares y Galicia unidas en Lugo. ¡Qué estupendo!, dos lenguas distintas y una común para entendernos. Pero sobre todo, otra más universal: la fotografía tal cual, sin retoques ni refinamientos que alteren o destruyan lo instantáneo; ese chispazo de magia artística propio de unos pocos privilegiados. Entre éstos, Luis Alberto Vilar.
Con sus ojos, con su camara, se explica este paisano mío, este gallego, de la Casa de Jabara, que nos muestra el mundo a trocitos. Nos los pone al alcance a la vista, nos sitúa en ellos, nos introduce en ellos, para que advirtamos colores, contrastes y matices.
Una selección de sus obras fotográficas está colgada, hasta el 31 de este mes de marzo, en la Sala de Exposiciones Multiusos de la Xunta de Galicia, en Lugo.
La trayectoria vital de Alberto Vilar comienza en La Casa de Jabara, en Sucastro, parroquia de Lestedo, Palas do Rei (Lugo); la artística se inició siendo un crío y todo porque a su tío, párroco de Son, en Navia de Suarna, se le ocurrió regalarle una Kodak 255X "Instamatic". Y éste fue su punto de partida, sus inicios; así comenzó su afición desenfrenada por captar fantásticos paisajes y sorprendentes retratos: los azules mediterráneos de Formentera y sus atardeceres, los dormidos volcanes de Lanzarote; la luna que quiere esconderse entre los mástiles de tres veleros, sobre el mar como una palma; los paisajes únicos del Río Ulla o las impresionantes cascadas de Toques.
Luis Alberto Vilar posee una gran sensibilidad que, junto con su técnica personal y su exquisito gusto, hacen que nos recreemos en prodigios que el ojo humano sólo percibe parcialmente. Justamente, Luis Alberto, los desmenuza, los despieza, los acoge en una sóla unidad que, por si mismas, constituyen una realidad en pedacitos universales.
Galicia y las islas Baleares son sus referencias en el conjunto de la obra que presenta en la exposición del Multiusos de Lugo.
Luis Alberto tiene su medio año en Formentera, en el Hotel Club Maryland, de la cadena Insotel, situado en la misma playa de Migjorn, entre las poblaciones de Es caló y El Pilar de La Mola, a unos 12 kilómetros de San Francisco, la capital de la isla; y tiene el otro medio, más o menos, entre Sucastro, de Palas do Rei, y el Monterrey, de Lugo. Buena parte de su tiempo de ocio lo ocupa en la fotografía. Es su pasión más cercana y conocida. Él y su cámara son inseparables. Por eso pudo coincidir con un tornado en el mar, que dejó plasmado en tirabuzones de grises y azules y que, tras su publicación en El Diario de Ibiza, dio la vuelta al mundo. Y encontrase con la luna llena, que después de sorprender a dos guiris amándose en la playa, se marchaba a dormir roja de vergüenza, o de lo que sea. El caso es que el artista estaba allí en el preciso momento en el que sucedía el hecho irrepetible y ¡clic; clac!, la situación quedó inmortalizada. Es decir: a Luis Alberto sólo le interesó el rubor de la luna yéndose, sin los guiris, y la iniciación del alba y las trenzas de las olas en un mar suavísimo. Ha sido una suerte para los que gustamos de lo singular y de lo bello.
Retratos, paisajes, sueños de aguas brincando entre rocas galaicas; la calma mediterránea y Balear, el volcán, a bostezos, de Lanzarote; la libertad en vuelo de dos gaviotas, una rosa buscando rayos de sol; el libar de la libélula, el arco iris de la mariposa; mástiles en el ocaso... No sé como explicarlo. En realidad no sé contarlo como es debido. Y es que el arte, la sensibilidad y la imaginación de las fotografías de Luis Alberto Vilar, no tienen explicación. Todo está encerrado en una temporalización con centenares de secuencias, en un instante de inspiración y de constancia. Creo que lo no ordinario, lo bello, lo singular; gusta o no gusta, y no se sabe exactamente por qué. Sencillamente, entra en uno profundo, y allí se queda, o no entra, y ya está.
La obra fotográfica que expone Alberto Vilar nos enseña a conocer y a soñar. Es una recreación alucinante. Una traslación a lugares recónditos; especiales. Lugares en los cuales, si hemos estado, sólo hemos captado un plano general del conjunto, no el reducido y sorprendente mundo de los mundos.
Visitar la exposición fotográfica de Luis Alberto Vilar es como viajar sin billetes ni equipaje. Como sumergirse en una naturaleza apabullante.
Les gustará. Si no fuese así echenme a mi la culpa, por asombrarme yo. Por maravillarme.
Gzlez.Vigo, Marcial
Gzlez.Vigo, Marcial


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