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Genealogía de la Casa de Lusío en San Cristóbal do Real (Samos)

miércoles, 18 de febrero de 2004
Genealoga de la Casa de Luso en San Cristbal do Real (Samos) La casa torre de Lusío, en la feligresía de san Cristóbal do Real (Samos), fue el solar de esta familia Vázquez Queipo de Llano, cuya fundación según reza la cartela que se halla en mismo bloque en el que fue tallado el blasón heráldico fue construida en 1551 por D. Lópe Vázquez de Bilamexe y su esposa Dª Leonor Alfonso Balboa, pues la cartela dice así: “ESTA CASA FVNDO LO/ PE VAZQUEZ DE bILAME/XE: I SV MV/GER LIONOR/ ALFONSO DE/ VALbOA/ AÑO 1551”. No obstante no se debe de tratar de la primera casa, ya que en varios documentos y entre ellos la división de la herencia dejada por el Excmo. Sr. D. Manuel María Vázquez Queipo, marqués de Torrenovaes de Quiroga; en dicho inventario de vienes al referirse a la casa de Lusío, cita la casa principal que es a la que corresponde al principal y otra casa llamada “pazo vello con una caseta en el corral que estaba destinada a fragua con su pajar, de un ferrado de superficie; colindante al medio día con camino que iba de Lusío a san Cristóbal, naciente Santiago Iglesias, muro y camino” ello indica que D. López Vázquez de Bilamexe y su mujer Dª Leonor Alfonso de Balboa, hicieron construir esta otra en 1551 según la escritura de fuero que cita el señor Vázquez Seijas.
Dicho edificio está muy abandonado y de él fueron llevados o han desaparecido elementos de importancia y de valor, casó ello de algunos muebles, las tallas de la capilla o un bello llamador de hierro forjado que fue realizado en la herrería propiedad de esta casa situada a escasos metros de la misma. Ha sido una de esas casas que nunca llego a estar totalmente terminada, pues como se puede apreciar en la parte posterior de la misma, en la torre de abajo (o de la derecha vista de frente según se accede) dejaron los salientes de las lajas de pizarra para prolongar la construcción hacía la zona de la cocina. Consta de sendas torres de dos plantas, cubiertas de pizarra a cuatro vertientes con amplío cornisa, principalmente en la derecha, cuyo saliente servía de torna lluvias a una ventana balconera que da al corral o patio, en esta misma es de señalar elementos de arquitectura colonial que principalmente se aprecian en las marcaciones de ventanales y algunas puertas, ello en cierta medida es lógico dado que esta familia, concretamente D. Vicente Vázquez Queipo de Llano y algunos de sus descendientes estuvieron muy relacionados con las colonias españolas en América, principalmente con la isla caribeña de Cuba, donde ocuparon importantes cargos. La torre de la izquierda, tiene amplio corredor y en su interior salas de importancia, quedando en alguna unos frescos muy deteriorados, era aquí donde estaba el salón despacho biblioteca, esta tenía en la segunda mitad del siglo XVIII unos trescientos volúmenes según inventario de la época, siendo algunos de ellos localizados hace pocos años en aun anticuario de A Coruña, cuyos libros encuadernados en pergamino llevaban una anotación que decía: “soy de la casa de Lusío”. En el interior o zona de patio de la casa, una serie arcos de medio punto y portalones dan acceso a las demás dependencias, caballerizas, cuadras, pajar, barra y cocina de la que destaca en su exterior la amplia chimenea, cónica de amplias proporciones, con salida de humo a distintos niveles y remate en copulín a modo de linterna. La facha principal, con orientación noroeste es de amplias proporciones con puerta de acceso en arco de medio punto y en la clave cruz grabada. Sobre está puerta no menos amplio balcón volado con antepecho de barras de hierro forjado y un solo vano espacioso y de gran prestancia. A cada lado del acceso sendas sobresalen sendas columnas semiculares, con pináculos; de esta fachada parte una construcción a modo de nave, con unas arcadas exteriores ciegas y ventanales en el piso alto, que comunica con el local destinado a capilla, modesto y de pequeñas proporciones; la fachada de la misma igual que la mayor parte del edificio esta realizada con lajas de pizarra y revestimiento de argamasa, un hueco alargado y bajo que servía de puerta de entrada al servicio exterior, a los lados barrotes de madera torneados, pintados de verde, los facilitan la iluminación exterior, cuya función también lo hace un pequeño ventanal, enmarcado en granito situado por encima del coro. Tuvo esta capilla un sencillo retablo formado por dos cuerpos, con seis hornacinas, enmarcadas por ocho columnitas extriadas, todo ello de estilo neoclásico, con apliques barrocos, todo él con abundante decoración propia de un ejemplar de este tipo rural del siglo XVIII. El señor Vázquez Seijas ha tenido la suerte de poderlo contemplar en mucho mejor estado que estaba cuando lo he visto, dado que actualmente ya no está en dicha capilla, y según parece fue retirado por los monjes del monasterio de Samos, dueños de esta casa; referente a las tallas dice el mismo historiador: “ocupan las hornacinas, ingenuas imágenes talladas en madera y policromadas, cobijando la primera de la izquierda, del segundo cuerpo, la de Santiago peregrinos, con bordón, escarcela en bandolera al costado izquierdo, chambergo con concha en e ala levantada, túnica ceñida y corta, descalzo de pie y pierna, manto y un libro que muestra en su izquierda; la del centro, una virgencita, al parecer, la Purísima Concepción, con las manos juntas en actitud de orar; en la de la derecha, un santa difícil de identificar, desde luego un fraile, que pudiese ser de la Orden de Santo Domingo, a juzgar por su vestimenta.
En el cuerpo bajo, la figura central representa un obispo revestido de pontifical, con mitra y báculo. Su mano tendida y abierta hacia el cuello, no hace pensar que se trata de San Blas. La hornacina de la izquierda, acoge un San José, con la vara florida en la diestra, y el Niño sobre su otro brazo, que al mismo tiempo, sostiene el manto. La hornacina de la derecha, se halla vacía”.
Dicho retablo estaba rematado por escudo, timbrado con yelmo al frente, abierto, visera enteramente levantada y ocho rejillas, con distintas divisas, entre las cuales figuraban, los de los Valcarce, y otros de uso de los señores de la casa de Lusío.
Muchos otros elementos de importancia ha tenido esta casa, las ventanas, con sus parladoiros de piedra abiertos a la contemplación de fértil valle, la sola del porche, las arquerías de la parte inferior, la nos menos importantes puertas de acceso, realizadas en castaño, con doble paño, con sus recios y artísticos clavos salientes realizados en la ferría de la casa. La interesante piedra de armas que ya queda descrita y muchos otros elementos, que poco a poco se van perdiendo.
Algunas personas de Lusío aun recuerdan los muchos elementos que esta casa ha tenido y entre ellos algunos no tan deseados como una rueda de dar tormento, un pozo en la misma casa, que dicen que en él mismo hay numerosos restos humanos, yo personalmente no sé si ello es cierto o no.
La última propietaria de la casa de Lusío de este linaje, Vázquez Quiroga Queipo de Llano, fue Dª María del Rosario de la Barrera Vázquez Queipo, quien cedió por testamento otorgado en 1939 a su gran amiga y ama de llaves Pialar Quevedo Martín, de quien, a su fallecimiento y por encargo expreso de doña María del Rosario, pasó al convento de Samos, cuyo cenobio ya en la antigüedad había ejercido el señorío de Lusío.
López Pombo, Luis
López Pombo, Luis


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