La matanza de los inocentes, ayer y hoy.
Rodríguez Patiño, Luis Ángel - lunes, 29 de diciembre de 2025
La realidad en Gaza
Cada 28 de diciembre la Iglesia recuerda la matanza de los Santos Inocentes, el episodio bíblico en el que el rey Herodes ordenó asesinar a niños indefensos por miedo a perder su poder. No es un recuerdo lejano ni una simple alegoría religiosa: es una advertencia moral que atraviesa los siglos.
En su homilía del Día de los Santos Inocentes, el párroco de Xestoso estableció un paralelismo incómodo pero necesario entre aquel relato evangélico y la realidad actual de Gaza. Allí, miles de niños han muerto bajo los bombardeos y el asedio militar, víctimas de una violencia que no distingue culpables de inocentes. No es retórica: son datos, nombres ausentes, vidas truncadas antes de empezar.
Cuando el sacerdote habla de "genocidio infantil", no pretende provocar, sino sacudir conciencias. La historia demuestra que los grandes crímenes colectivos siempre se han justificado en nombre de la seguridad, del orden o de la supervivencia del Estado. Herodes también se creyó legitimado. Hoy, el gobierno de Israel, encabezado por Netanyahu, sostiene su ofensiva con argumentos similares, mientras la comunidad internacional mira, en demasiadas ocasiones, hacia otro lado.
La afirmación de que, si Jesús naciera hoy, sería asesinado por ser palestino, no es una provocación teológica, sino una interpelación ética. Jesús nació pobre, en una tierra ocupada, y fue perseguido desde la cuna. Recordarlo sin mirar lo que ocurre hoy con otros niños pobres y perseguidos es vaciar el Evangelio de sentido.
Celebrar el Día de los Santos Inocentes no debería limitarse a una fecha en el calendario. Debería obligarnos a preguntarnos qué vidas consideramos dignas de ser lloradas y cuáles aceptamos como daños colaterales. El silencio ante la muerte de los inocentes nunca ha sido neutral: siempre ha favorecido al verdugo.

Rodríguez Patiño, Luis Ángel
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