Madre de los pobres

Una historia de ayer:
Era la Navidad del año 2010. Entonces y ahora, el de Navidad es un día para hablar de paz. Pero, en aquella Navidad, a mi correo llegó un mensaje que decía así: "Cuarenta y dos personas detenidas en Mesnana en nochebuena -Mesnana es un barrio de la ciudad de Tánger-. Entre ellas mujeres embarazadas y mamás con bebés. Algunos enfermos. Uno declara que habían salido al mercado para comprar algo para la cena, otros estaban cantando a la navidad cuando tocaron a su puerta".

Dos días antes nos habíamos encontrado con ellos: Bajamos a la cripta de la catedral; estaba prevista oración común, mesa común, y un obsequio que cada uno pudiese llevar a su casa. Presidía la celebración su pastor, un joven negro, revestido de túnica blanca como luz de resurrección. Cantaron con el alma, como el alma de África sabe cantar. Escucharon la palabra del pastor. No sé de qué les habló –yo no entendía su lengua-, pero vi que participaron en el sermón con aclamaciones de alabanza y asentimiento por cuanto el pastor les decía. Era una hermosa vigilia de Navidad, para gente buena de África, para hombres, mujeres y niños que buscaban en el canto, en la palabra y en la oración una presencia amiga, y la paz que necesitaban para que el cielo los cobijase en horas de miedo.

Hoy están detenidos. Aislados. Sin comida. Angustiados. Hombres, mujeres y niños, gente peligrosa que asalta el cielo con oraciones y pone en peligro los sueños de Europa. Mañana los habrán deportado. No volverán a sus casas. Serán entregados al desierto, chivos expiatorios de nuestra salud económica.

Historias de hoy:

«Al menos 10.457 migrantes murieron intentando llegar a territorio español en 2024. Las severas medidas de la Unión Europea contra los cruces del Mediterráneo han obligado a los migrantes de África a desviarse hacia la aún más peligrosa ruta atlántica, convirtiendo al océano en una fosa común.»

«Un total de 1.865 migrantes han perdido la vida entre enero y mayo de 2025 en su intento por alcanzar las costas españolas. De esta trágica cifra, 342 eran menores de edad y 112 mujeres.»
Sólo en la semana de esta Navidad, los muertos en la ruta de los pobres hacia España han sido más de cien.

La historia que queremos escribir:

Nos disponemos a celebrar la fiesta de "Santa María, madre de Dios". Y, después de confesar que ese título se le debe, porque corresponde a la verdad de nuestra fe, he de pedir que se lo cambiemos por el de "Madre de los pobres", "Madre de inmigrantes pobres", Madre y "Consuelo de inmigrantes": "Santa María, madre de los pobres". Tengo la certeza de que a ella ese título le agradará, la enternecerá, la dejará más cercana a nuestra tierra, a nuestra vida: le sabrá a experiencia hecha, a esa manera única de ser madre que ella conoció, madre de un hijo pobre, de un hijo amenazado de muerte, madre inmigrante de un hijo inmigrante…

Ella será siempre madre de Dios y madre de los pobres; pero nosotros necesitamos reconocerla y recordarla sobre todo como madre de los pobres, y no sólo porque ese título nos recuerda que compartimos madre con Dios, sino también porque a todos nos recuerda lo que son los pobres para esa Madre y para Dios.

Santa María, madre de los pobres, ruega por nosotros.

(Fray Santiago Agrelo es Arzobispo emérito de Tánger)