¡Donald, Donald! ¿Por qué me persigues?

Cuando Saulo de Tarso iba enloquecido -a galope en su caballo, camino de Damasco- persiguiendo a los cristianos, una luz deslumbrante le cegó y le derribó de su corcel, cayendo ambos al suelo.
Entonces, oyó una voz misteriosa que le decía: "¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?" Y, tras interesarse por saber quién le hacía esa pregunta, la voz respondió: "Soy Jesús, a quien tú persigues".
A partir de ese momento, Saulo se convirtió en el apóstol Pablo y, de perseguidor de cristianos, fue su gran defensor y extraordinario organizador de la Iglesia primitiva, aunque (es preciso decirlo) con un profundo acento machista: 'mulier in ecclesia tacet'.
Pues bien, una noche de finales de 2025 soñé que Donald Trump, presidente de los Estados Unidos -cansado de subir aranceles, de disparar contra barcos venezolanos y de perseguir emigrantes-, se encontraba pasando unos días de descanso en el ático de la denominada 'Torre Trump', situada en la famosa Quinta Avenida de Nueva York, edificio que tiene 202 metros de altura y 58 pisos.
En este sueño también hubo un relámpago que le deslumbró y le arrojó fuera de su ático, 'volando' sin alas hacia el cemento de la Quinta Avenida. En ese trayecto de 202 metros también oyó una voz que le decía: "¡Donald, Donald! ¿Por qué me persigues?" Y, tras preguntar por quién era el que tenía la osadía de hacerle a él tal pregunta, la respuesta fue clara y contundente: "Soy Jesús 'encarnado' en los pobres emigrantes a los que tú persigues".
Y prosiguió: ¿"Por qué, a la vez que dices ser cristiano, persigues de forma tan cruel y sin piedad a pobres emigrantes siendo tú nieto, hijo y marido de personas de origen europeo"?
"¿Por qué matas a cañonazos a los tripulantes de barcos venezolanos, alegando que pueden llevar droga y te quedas con el petróleo que transportan, al menos algunos de ellos?" "¿Por qué amenazas con atacar por tierra, mar y aire a Venezuela y con anexionar Groenlandia?"
"¿Por qué, con un alto grado de grosería, anuncias que vas a poner aranceles descomunales a medio mundo, asegurando que así los dirigentes de esos países te van a "besar el culo"?
Y en ese momento, ante el asco que me dio oír hablar del culo de Trump..., me desperté. Y, ya en el mundo de la consciencia, me reafirmé en la idea de que, al contrario que San Pablo, este hombre -que también 'persigue' (espero que inútilmente) el premio Nobel de la Paz- nunca va a ser 'San Donald'. Y el mundo tendrá que hacerle frente. De lo contrario, si -por miedo y cobardía- accede a sus caprichos, tendrá (tendremos) que sufrir sus terribles consecuencias.