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Novela 'La Maldición del Flamboyán' de Nacol R. Antigua, autor dominicano

Guaylupo, Eduardo - martes, 09 de diciembre de 2025
Esta es la primera novela del escritor dominicano Nacol R. Antigua.
Antigua se inició en la literatura con su publicación «El bacá» en la antología «Colonizar el siglo 21» de la editorial UME y que tuve la oportunidad de copilar en el 2019.
Novela 'La Maldición del Flamboyán' de Nacol R. Antigua, autor dominicano Esta obra, «La Maldición del Flamboyán», se erige como una novela de gran ambición narrativa y notable densidad simbólica, que bebe tanto de la tradición realista latinoamericana como del género de suspense psicológico, con matices de realismo mágico y una profunda carga social. Nacol R. Antigua nos invita a sumergirnos en una República Dominicana marcada por la corrupción, el trauma y los pactos ancestrales, confeccionando un mosaico de voces, heridas y resistencias que trasciende lo meramente anecdótico para convertirse en una reflexión sobre el poder, la memoria y la posibilidad de redención.

La obra destaca por su estructura coral, articulada en torno a seis personajes principales cuyos destinos se entrelazan en una conspiración contra el candidato presidencial Leónidas Valenzuela, figura que encarna la corrupción sistémica y el abuso de poder. El relato se organiza en tres grandes partes («Los cimientos de la venganza», «La conspiración» y «Las consecuencias»), intercalando el presente narrativo con constantes flashbacks que profundizan en los traumas personales y la génesis de la venganza colectiva. Esta alternancia temporal, lejos de entorpecer la lectura, enriquece la textura de la novela, permitiendo al lector reconstruir poco a poco el puzle emocional y moral que une a los protagonistas.

El ritmo es pausado pero tenso, sostenido por una prosa detallista, casi cinematográfica, que detalla ambientes, gestos y sensaciones con minuciosidad. Antigua logra dotar a cada capítulo de una atmósfera particular, desde la calidez decadente del Café Las Flores hasta la opresiva oscuridad de las pesadillas y rituales ancestrales. La tensión se incrementa progresivamente hasta desembocar en un clímax inquietante, donde los límites entre justicia y venganza, realidad y sobrenatural se difuminan.

Uno de los mayores logros de la novela reside en la construcción de sus personajes. Cada uno de los seis cómplices -Credulgia, Naelah, Karisley, Merlo, Iván y Jevito- está dotado de una voz propia y un trasfondo creíble, marcado por cicatrices individuales y colectivas. Antigua se adentra con valentía en temas como el abuso sexual, el trauma, la culpa y la necesidad de pertenencia, sin caer en el sentimentalismo fácil ni en la victimización. El antagonista, Leónidas Valenzuela, está perfilado con matices que lo alejan del villano unidimensional, presentándolo como producto y perpetuador de un sistema corrupto, pero también como víctima de sus propios pactos y fantasmas.

La evolución psicológica de los protagonistas -especialmente de Credulgia y Karisley- es verosímil y conmovedora, mostrando cómo la venganza puede convertirse en un veneno tan poderoso como el mal que se intenta erradicar. El peso de la memoria, la transmisión intergeneracional del dolor y la búsqueda de sentido después del horror son hilos conductores que enriquecen la profundidad emocional de la narración.

Antigua demuestra una prosa rica y sensorial, capaz de evocar tanto la belleza del Caribe como la sordidez de la corrupción política y la violencia doméstica. El uso de símbolos -el flamboyán, el chocolate, el anillo masónico, las flores rojas- confiere a la novela una dimensión casi mítica, que se ve reforzada por la inserción de elementos sobrenaturales (la maldición, la entidad Maboya, los rituales taínos) que dialogan con el realismo sin romper la verosimilitud interna del texto.

El diálogo es ágil y realista, adaptándose al registro sociocultural de cada personaje, y el narrador omnisciente alterna la focalización para ofrecer al lector distintas perspectivas sobre los hechos, sus motivaciones y sus consecuencias.

La novela no es solo una historia de venganza personal, sino también una alegoría de la República Dominicana contemporánea, marcada por la impunidad, la desigualdad social y el peso de la historia colonial. Antigua denuncia, sin panfletarismo, la perpetuación de los pactos de poder y la dificultad de romper los ciclos de violencia y corrupción. La dimensión de género es especialmente relevante, abordando el abuso y la resiliencia femenina con honestidad y respeto.

El desenlace, lejos de ofrecer una resolución simplista, apuesta por la ambigüedad y la esperanza lúcida: los protagonistas logran romper la maldición, pero deben aprender a vivir con las cicatrices y a ejercer una responsabilidad ética en su entorno. La novela se cierra así como una invitación a la memoria activa, la justicia social y la transformación personal.

«La Maldición del Flamboyán» es una novela ambiciosa y lograda, que combina el entretenimiento del thriller con la profundidad psicológica y la crítica social. Su mayor virtud reside en la capacidad de conjugar lo particular y lo universal, lo íntimo y lo político, lo realista y lo simbólico, en una narración que interpela al lector tanto racional como emocionalmente.

Es, en definitiva, una obra imprescindible para quienes buscan en la literatura no solo evasión, sino también confrontación y reflexión sobre los fantasmas -personales y colectivos- que habitan nuestras sociedades. Un testimonio de la capacidad de la narrativa caribeña para dialogar con los grandes temas universales desde una voz propia, valiente y luminosa.

Artículo de Daniel Tejada.
Enviado por Eduardo Guaylupo.
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