Con la presencia de una tarde fría, lluviosa, acusando la melancolía propia del otoño, estación propicia a la quietud y a la reflexión. Hojas cayendo, rojizo y amarillo el color de los bosques, sus olores y su música.
Así se nos representa la transición de la vida vibrante del verano a la quietud del invierno, la raíz de la palabra "otoño" (significaba "el paso del año"). Esto subraya la idea de que la estación marca el final de un ciclo anual y el inevitable avance hacia el siguiente; es un período de transición, donde la naturaleza cambia de un estado vibrante y lleno de vida a uno de más calma...
En una tarde así la Coruña vibra con fuerza; sus gentes circulan presurosas, -imbuidas en sus pensamientos, -esquivando el aguacero que con fuerza indomable cae sobre la ciudad, los músicos callejeros no ofrecen las bellas composiciones,- que, habitualmente interpretan en los distintos puntos de nuestro paseo.
En la centenaria calle real, donde ubica su sede la también centenaria sociedad, Sporting Club Casino, se respira un genuino ambiente musical, su sala de cultura acoge el primer concierto con que se inicia el X ciclo de intérpretes; organizado por la vocalía de cultura de esta sociedad y el CMUS Superior de a Coruña.
Comenzó el acto con la escueta intervención de la vocal de cultura Mary Carmen Calviño que se dirigió al público asistente dándoles la bienvenida y agradeciendo su asistencia, haciendo mención a la desinteresada colaboración del Conservatorio.
Hizo una pequeña reseña sobre la historia de la centenaria Sociedad fundada en 1890- hoy la preside Juan José Medin-, que con mano firme y buen tino dirige su timón conduciéndola a buen puerto.
En esta ocasión los músicos participantes pertenecen al departamento de guitarra y piano, Matías Prieto Cabaleiro, interpretó música de Heitor Villa-Lobos, Telmo Álvarez Fernández, lo hizo con la de J.S. Bach y Chopin, Antía Dovale Rodríguez ofreció la de Federico Moreno-Torroba, Gabriela Piñeiro Marín cerró el acto interpretando al piano la del japonés T. Takemitsu.
Gabriela tuvo la gentileza de introducirnos en la vida y obra del músico nipón, así supimos un poco de su trayectoria y formación, de cómo formó parte de un Taller Experimental con otros compositores y artistas japoneses.
Con su Réquiem para cuerdas (1957) obtuvo reconocimiento nacional e internacional, su reputación como el principal compositor japonés se fue consolidando firmemente en Europa y los Estados Unidos. Recibió premios y comisiones en muchos países, fue miembro de jurados internacionales y solicitado en todo el mundo como profesor y compositor residente; de cómo su música refleja una estética japonesa evitando aspectos como la regularidad rítmica, los tiempos rápidos, las formas simétricas y los bloques sonoros contrastantes, y favoreciendo un desarrollo lento y orgánico sugerido por la meditación, los sueños, el paisaje, el clima, los elementos y las estaciones del año. Toda una lección pedagógica que ayuda a la fácil comprensión de la música que magistralmente interpretó al piano.
Al finalizar el concierto la vocal de cultura Sra. Calviño, junto con los directivos José Luis Martínez y Santos Castellano entregaron sendos diplomas personalizados y una rosa blanca a cada músico, cómo recuerdo de su paso por tan señera institución. Del reportaje fotográfico se hizo cargo la también directivo Victoria Gutiérrez Carbonell.
Desde Galicia Digital se les felicita deseando una feliz singladura.
