Viñeta de Fito Vázquez sobre la responsabilidad política, muy ilustrativa
La mujer que una vaca arrolló en el desfile celebrado en el San Froilán falleció este fin de semana al no superar los traumatismos del suceso. Se le dedicará un minuto de silencio. Me parece un insulto.
El minuto de silencio está muy bien como homenaje cuando hay un suceso externo impactante como la Dana de Valencia o el asesinato de una persona fuera de nuestra ciudad, pero cuando el causante del accidente es una actividad del propio Ayuntamiento que, como es obvio, no contaba con razonables medidas de seguridad, no sólo no es suficiente, sino que es una bofetada con la mano abierta.
Aquí no se trata de exagerar ni de rasgarse las vestiduras sino de ser consecuente. Una persona ha fallecido por una "atracción" del programa de fiestas consistente en tener vacas por el medio de las multitudes que vienen al San Froilán. Si fuera una actividad organizada por un particular o una asociación (pongamos Lugo Monumental, por hablar de algo que conozco bien) estarían las redes echando humo y pidiendo la cabeza de su presidente (un servidor), con toda la razón del mundo. Si no hay la menor previsión de seguridad hablamos de diferentes consecuencias que si las hay pero fallan, que pueden fallar.
Verán, los accidentes ocurren por eso los llamamos accidentes. Nada puede garantizar que una atracción de feria no tenga una avería que lance a alguien por los aires o que un año el "Milagro" de San Vicente no nos duche en vino por un mal funcionamiento de la bomba. Se podrán hacer controles, verificaciones e inspecciones, pero aún así todo es susceptible de estropearse y hasta el más controlado de los espacios se descontrola ocasionalmente. Si hubiera vallado y la vaca lo hubiera sorteado, o si las medidas de seguridad hubieran tenido algún problema que acabara de la misma manera es probable que lamentar la desgracia fuera suficiente. Pero no ha sido el caso. Un accidente es eso, y lamentarlo quizá sería suficiente, aunque no para la familia y menos para la fallecida.
Pero cuando metes vacas por el medio de las multitudes sin ninguna medida de seguridad durante años es normal que tarde o temprano ocurra algo como esto. Si gobernase otro, el BNG sería el primero en salir a la calle con pancartas llamando "asesinos" a los organizadores y pidiendo la dimisión de todo el gobierno. Pero no gobierna otro, y eso explica la tranquilidad con que se toma esto todo el mundo, una tranquilidad que no comprendo.
La dimisión de la concejala de cultura es totalmente imprescindible, pero no se producirá. Es necesaria no porque haya habido un accidente, sino porque la imprudencia de la organización ha tenido como resultado una muerte. Pero ni habrá dimisiones ni nos las esperamos.
La otra opción es igual de inaceptable, pero nos la vamos a comer con patatas. Maquillar esto es intolerable, y si la concejala no dimite el Alcalde debería cesarla fulminantemente, cosa que tampoco hará porque el "pacto de gobierno" le impide meterse en parcela ajena y, por mantenerse en el cargo, todos hacen lo que sea.