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Tontos Club (10)

Timiraos, Ricardo - martes, 21 de octubre de 2025
Cuando me levanté, tuve que pasear a los perros de mis hijos. No. A mis hijos, no; a los perros. Ahora resulta que, como tienen fatiga vital y estrés por ansiedad, un amigo de Antony que es influencer les aconsejó a los dos comprar un perro porque parece que la enfermedad es contagiosa, y que un perro es un buen antídoto antidepre. Así, como no podía ser de otra manera, se compraron sus perritos, Eli, porque aquello de ser abundosa en carnes y ocupar de dos a tres espacios, lo que finamente llaman señora obesa, adiposa y hasta oronda, los compró a pares como los zapatos. Eso si, con el dinero que le da Maika a escondidas. Así que ahí me tienen a mi paseando a Noé y a Zipi y Zape. Y suerte que tuve que no había mortadelos, no fuera faltarle otro capricho.
Mis hijos son así. Eso sí, no tienen trabajo porque, según ellos, el mercado es esquivo, inadaptado, poco creativo, demasiado rutinario y pagan sueldos de dos mil euros. Ellos por ese dinero no se levantan del sofá. Ni por ese ni por otro. Mientras Maika haga la sopa y cuide a los niños...
En una palabra que son dos ninis, dos nones, dos parias, dos mimados y dos engendros que debimos hacer por inseminación artificial, sin intervención nuestra, porque sino algún gen podríamos compartir; pero, por los éxitos hasta la fecha, ellos, que tontos del todo no son aunque hayan aprobado, siempre nos consuelan con hay que tener esperanza. Porque me queda decirles que el restaurante de Eli, en el que tanta pasta gastamos, no llegó ni a estrenarse. Y los partidos políticos que monta Antony son una versión descafeinada de los de Alvise. Nunca creí que la fauna humana llegara a tan exquisito grado de raciocinio.
Este "filósofo" y parlamentario europeo, llamado Alvise dijo: "la educación pública es para imbéciles". El retrato no pudo ser más preciso. Cuando se miró en el espejo ya se encontró a si mismo y, sólo en España, a ochocientos mil votantes lumbreras como mis hijos. Y uno cree que tantos imbéciles también podrían estudiar en las micológicas, por aquello de que se extienden como las setas, universidades privadas. Posibilidades tienen. Pues bien, el "genial" Alvise cobra un sueldo de europarlamentario y se postuló para presidente. ¡Ánimo, Antony! ¡Qué tu puedes, hijo!. ¡Mira a donde llegó Trump y estudió en una universidad privada!. ¡A candidato al Nobel de la paz!. Decía Einstein. "hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana y del universo no estoy seguro.
Y yo que creía que lo que me pasaba a mí no le ocurría a nadie!. Mis hijos, según ellos, no se pueden adaptar al cualquier trabajo, orgullo no les falta, y ¿cómo va a trabajar de camarero o albañil una lumbrera salida de la flamante universidad School of Fool? (castellano: Escuela de bobos). Ellos como mínimo tienen que tener un trabajo como Abascal, que lo máximo, después de liderar las Nuevas generaciones del PP, fue montar en su caballo, como hacía en Amurrio, y también pueden ganar la batalla de Clavijo al grito de: ¡Santiago y cierra España!
Maika, cuando regresé a casa, escuchó lo que llevo escrito y me dice: ¿Pero tú estás tan bobo como tus hijos o qué te pasa? ¿Cómo vas a cerrar España? Acaso aquí no somos un País abierto y acogedor como fue Cuba o Suiza con nosotros? ¿A quién se le ocurre ser tan cristianos como decimos que somos y se nos olvida aquello de dar posada al peregrino? ¿Y si no, dime tú a quien van a explotar en muchos trabajos? O las tripulaciones de los barcos de nuestra zona. La esclavitud por desgracia, no desaparece. Por suerte, Maika piensa por toda familia.
Cuando estaba enfrascado en estos pensamientos, me llama mi amigo Alfredo y me advierte: "Yo no sé lo que va a pasar aquí, pero conviene estar atentos porque la gente está quejándose todo el día de la democracia y paree que quieren la dictadura".
Antony, que lo oye, escucha mi respuesta: "Vamos a ver, amigo: La democracia es un gran valor que debemos defender. Aún con sus muchos defectos, no hay ningún sistema que la supere. Es muy habitual culpar a la democracia de escándalos que sólo son culpa de quien los realiza, no de la democracia. Y eso se veía claro en la dictadura. El problema es que hemos educado a los jóvenes sin afianzar en ellos los pilares básicos de la democracia como son el respeto y la tolerancia. Nosotros no pensamos como estos personajes, pero ellos usan ese respeto y esa tolerancia para intentar dinamitar las bases de la sociedad. El problema surge cuando la ignorancia del individuo cae en las falacias de estos vividores, por eso conviene educar a la gente, porque a mayor información mayores argumentos.
Antony quedó perplejo. Veremos si aprendió algo. Así que perdonen la severidad, pero es que tanto iluminado me funde los plomos.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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