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Premio Nobel para María Corina Machado: un Nobel que remueve conciencias, renueva esperanzas y supone un aldabonazo a la oposición democrática venezolana

Uriarte, Carlos - lunes, 13 de octubre de 2025
El 10 de octubre de 2025, ha sido anunciado que María Corina Machado, una política que ha sido inhabilitada, perseguida y se encuentra oculta, ha sido elegida por la Academia de Oslo, como ganadora del premio Nobel de la Paz en la edición de 2025.
María Corina, es la líder de la oposición democrática venezolana. El premio le ha sido concedido por “su tenaz trabajo en la promoción de los derechos democráticos por el pueblo venezolano y por su compromiso y lucha por alcanzar una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia.
Sin duda alguna, que haya ganado el premio Nobel de la Paz ha sido doblemente sorprendente en ciertos aspectos y muy significantes en otros. Especialmente, ha sido criticado este premio por la extrema izquierda, donde Pablo Iglesias, fundador de PODEMOS y ex vicepresidente del gobierno ha manifestado que concederle el premio a María Corina Machado, calificándola de golpista es como concedérselo a Adolf Hitler. Algunas personas lamentablemente su ideologización y odio no le permite ver la realidad, ser objetivos y no son capaces de cambiar su mentalidad cuando se mueven dentro de parámetros tan extremistas, anclados en el pasado y llenos de resentimiento.
La sorpresa también puede observarse en el hecho de que la premiada lleva la mayor de este año escondida en Venezuela en paradero desconocido por razones de seguridad y ante la persecución que sufre por parte del régimen de Nicolás Maduro. Además, su nombre no ha sonado dentro de las especulaciones de posibles candidatos entre los que se encontraban el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. Ambos se habrán llevado una gran decepción, pero sobre todo el primero por merecerlo más por haber sido mediado en varios conflictos con éxito como el cese del fuego y principio de acuerdo de paz en el conflicto entre Gaza e Israel, en el asunto entre Armenia y Azerbaiyán, en República Democrática del Congo y Ruanda y entre India y Pakistán. El segundo, sólo ha sabido posicionarse con una de las partes del primer conflicto sin ningún tipo de moderación y ha continuado desarrollando este asunto con un cálculo electoral doméstico y continuando polarizando a la sociedad española.
Así mismo, se ha dicho que el premio puede provocar un riesgo personal hacia su persona y mayor polarización social en Venezuela. En mi opinión, todo lo contrario, le da una mayor legitimidad para seguir liderando la oposición en Venezuela con mayor convicción y la protege más teniendo en cuenta que si su vida corriera peligro, sería un escándalo internacional el asesinar a una premio Nobel de la Paz. También ante el pueblo venezolano su prestigio en favor de la libertad, la democracia y la paz sube muchísimos enteros. En estos momentos, el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero y nuestro presidente Pedro Sánchez seguramente se habrán entristecidos por la noticia y se encontrarán totalmente contrariados y fuera de juego al comprobar que su aproximación a Venezuela está siendo totalmente erróneo.
El Nobel visibiliza también una situación en Venezuela de gobierno ilegítimo frente la victoria ampliamente conseguida según todos los observadores internacionales del candidato de la oposición Edmundo González. Pone de nuevo sobre la mesa que la situación en Venezuela debe de ser un asunto denunciado por parte de la comunidad internacional y que la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro continue puesto que todavía las actas de las últimas elecciones presidenciales no han sido puestas a disposición de organizaciones internacionales como la Organización de Estados Americanos o Naciones Unidas. La represión sufrido por miembros de la oposición, así como la falta de transparencia son indicadores claros de falta de voluntad en cooperar con la comunidad internacional sobre estos hechos.
En definitiva, el Nobel para María Corina Machado no supone simplemente un reconocimiento a una mujer valiente, sino sobre todo a todo un país que no se rinde y sufre las consecuencias del autoritarismo, de la falta de oportunidades, desarrollo y futuro. El premio concedido en esta edición nos recuerda que no podemos acostumbrarnos a la injusticia y no podemos hacer ante la falta de libertades y de respeto a los derechos humanos y a sistemas que se dirigen desde la arbitrariedad frente a la igualdad derivada desde un Estado de derecho, que se garantiza desde la ley y la responsabilidad. El premio sirve también para recordar al pueblo venezolano su dignidad y que es posible seguir luchando por alcanzar su democracia y prosperidad.
Por otro lado, el premio recuerda a los pueblos de Nicaragua, Cuba y el Salvador, así como a otros Estados con tendencias autoritarias, que la lucha pacífica por la libertad de manera perseverante es posible.
Del mismo modo, anima a los movimientos de la sociedad civil que luchan por elecciones libres, libertad y democracia no sólo en América Latina sino en otros lugares del mundo que sufren el fenómeno de sistemas autoritarios. Es una llamada a que la democracia y la lucha pacífica son posibles. Se reaviva pues la esperanza en una salida electoral y pacífica e incrementa los costes de la represión. Gracias al premio Nobel de la Paz a María Corina Machado hoy todos los demócratas del mundo somos Venezuela y mostramos nuestro apoyo a una Venezuela libre, democrática y en paz.

Carlos Uriarte Sánchez, Presidente de Paneuropa España, vicepresidente de la Sociedad Europea Coudenhove-Kalergi y profesor de derecho.
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