Quizá la fórmula ya esté inventada...
Decía Churchill que "el mejor argumento contra la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio". Es un punto de vista elitista, rancio... y probablemente más acertado de lo que nos gustaría a ninguno de nosotros, que hemos de reconocer que a veces da miedo escuchar y leer ciertas cosas que dicen y escriben personas que tienen un voto igual que el de usted, y vale lo mismo.
De la misma forma, el mejor argumento para privatizar la gestión de los conciertos del San Froilán es una lectura de cinco minutos del resultado del Caudal Fest y el de las fiestas de años anteriores. Mientras el primero sigue cosechando éxitos, al segundo le arrecian las críticas por no traer conciertos "de tirón". La culpa, por supuesto, se la lleva la Xunta de Galicia que se ve que es la que tiene la responsabilidad sobre el tema. No me entiendan mal, no sobraría que la administración autonómica trajera un gran concierto a nuestras fiestas como hace en otros sitios, pero es que en esos otros sitios la administración local hace también su labor.
Nunca he cifrado el éxito del San Froilán en sus conciertos. Es otro tipo de fiesta, más de pasear por el ferial, comer los churros y el pulpo, subirse a la noria (que por fin vuelve) y a las atracciones de siempre, comprar alguna chilindrada y ver orquestas y algún concierto. Su éxito es el que determina el clima y poco más.
Pero sí es cierto que se nota que el Ayuntamiento rellena el programa como puede repitiendo, por ejemplo que hay feria de la miel y San Froilán Tecedeiro todos los días. Se ve que no les sobran cosas que poner. También hay que destacar que los conciertos son los que son, corrientes tirando a pobres.
Evidentemente hay un objetivo político en la organización de las fiestas, y no traer a figuras nacionales no es accidental. Unas fiestas basadas exclusivamente en el gusto de unos pocos que, supongo, se cachondearán de los que no opinan como ellos como hicieron pública y manifiestamente en años anteriores, son para esos pocos, no para todos.
La solución de todo esto es muy sencilla: privatizar la parte musical de las fiestas. Cojan a una empresa, tipo la que organizó el Caudal Fest y pónganla al frente del cartel y ya verán cómo se encargarán de que funciona, por la cuenta que les tiene.
Probablemente el fin de los grandes conciertos fue la iniciativa absurda de hacer que todos tengan que ser gratuitos. Es ridículo. Vale que los haya sin entrada pero también es normal que alguno sea de pago para poder traer a figuras de primer orden, que llevan ausentes de nuestras fiestas desde hace muchos años.
Así que, una vez más, nuestro brillante gobierno local que presume de ser de izquierdas está alentando justo lo contrario: que echemos de menos la gestión profesional, correcta y privada que se ha demostrado que funciona en el Caudal Fest frente a la ideologizada, parcial y fracasada tendencia de "lo público".