Maruxas y Mercedes
Alén, Pilar - miércoles, 24 de septiembre de 2025
Luz Casal, referente de la música actual que sigue en la brecha después de más de 50 años cantando, acaba de desvelar el nombre de su próximo álbum: «Me voy a permitir». Es un título sugerente. Ahora que nada está permitido, que todo es motivo de crispación, discusión, provocación o simple fastidio, aunque se diga lo contrario, es momento a veces de ir contracorriente. Contribuyo con algo que no suelo hacer: sin dejarme llevar por la inercia o la vagancia, me voy a permitir repetir un tema ya abordado. Tomo de nuevo como base un spot publicitario. No diré el nombre por no ser necesario. Lo habrán visto y, si no, podrán hacerlo puesto que hay multitud de pases a diario.
Aparece un grupo de personas; semejan ser unos padres que despiden a su hijo y a su nuera con sus pequeños nietos; el ambiente es el de una familia bien avenida que se separa. Los jóvenes se montan en el coche, después de coger unos táperes que ha preparado la anfitriona. Los abuelos se meten en casa y ella, preocupada, comienza a hacer tareas en la que, presupone, será una larga espera. Recoge la piscina, cocina, se percibe que está rendida, descansa, bosteza y, por fin, recibe el mensaje de teléfono que ansiaba: «Mamá, xa chegamos; estamos ben». Sonríe y salta el eslogan: «Es por Maruxa. Es por todos».
Tópicos aquí haberlos haylos. Se graba en Galicia, la buena señora se llama con apelativo corriente en ámbito galaico y la banda sonora es la canción «Hoxe, mañá e sempre» de Tanxugueiras. Todo pese a que lo que se anuncia es de difusión enormemente más grande. No cabe duda de que es un guiño -¿interesado?- a este 'recuncho da terra', de rica cultura y bella lengua, aunque no menos que la catalana o la del País Vasco. Bien lo sabe la Federación Galeusca que el pasado fin de semana reunió en Santiago a integrantes de la Asociación de Escritoras y Escritores en Lingua Galega (AELG) y a sus homólogos de Catalunya (AELC) y Euskadi (EIE). Un nutrido grupo de personas comprometidas que luchan por crear «pontes de conexión e comunicación», dada la riqueza que generan entre los pueblos y sus gentes, aunque a veces esto cause problemas. Sobre este particular, me voy a permitir decir que en alguna ocasión me sentí 'extranjera' precisamente por el uso de la lengua. Desconcierto pasé al no poder seguir una conversación en la que hablaban con naturalidad el catalán sin percatarse de que una 'española' no tiene por qué comprender qué decían en una charla distendida, estando yo entre ellos de pasada. Pero, olvidado el incidente, pelillos a la mar salada.
Y sigo. Como no hay mal que por bien no venga, a raíz de la puesta en escena del anuncio televisivo, me vino a la mente una singular comedia: la zarzuela -reconvertida en ópera- «Maruxa», del compositor Amadeo Vives (1871-1942). Es de lo más insulsa. Roger Alier, que podría ensalzarla, pues conocía al detalle la historia de la música catalana (con notorios tintes nacionalistas desde el s. XIX), la deja mal parada: «(...) pésimo y a ratos ridículo libreto del que consta que el propio compositor se reía en privado». Pastora y pastor enamorados como tortolitos, bucólicas vistas en verdes praderas; tierna 'ovejita' peinada por la cándida mozuela; absurdos enredos y engaños disparatados. Da vergüenza ajena seguirla. Se salva por el valor que tuvo en la carrera de la cantante lírica gallega Ofelia Nieto (1898-1931), quien debutó con ella como protagonista en su adolescencia.
Dos Maruxas muy diferentes, metidas en historias de similares ingredientes...
Voy a dejarlas al margen porque hoy, fiesta de La Mercè, prefiero concluir deseando en especial buen día a los barceloneses. E igualmente, a todas las Mercedes: ¡felicidades!

Alén, Pilar
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