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¿En Lugo tenemos calles peatonales o zonas residenciales?

Latorre Real, Luís - martes, 09 de septiembre de 2025
En Lugo tenemos calles peatonales o zonas residenciales?
La señalización es diferente para zonas peatonales (la de la izquierda) y para zonas residenciales de prioridad peatonal. ¿Cuál encaja mejor en Lugo?

La normativa estatal es sorprendentemente parca en definir qué es una zona peatonal. Reduce su explicación a decir que es aquella reservada exclusivamente para peatones.

Si nos ceñimos a una interpretación restrictiva, en Lugo apenas hay calles peatonales. Podríamos citar la Ronda de la Muralla frente a la Mosquera o en el tramo entre Aguirre y Campo Castillo, el espacio de calle de la Cruz, Obispo Basulto y la conocida como Las Dulcerías, San Pedro, Reina, Divina Pastora... y poco más. Por ejemplo, en Rúanova hay garajes, como en Campo Castillo o en Progreso así que no serían zonas peatonales "puras", y a ningún chalado se le ocurre decir a alguien que no puede entrar en su casa.

Pero esa interpretación tan literal no es la habitual. Por ejemplo, la calle San Marcos se considera peatonal a pesar de estar transitada por los vehículos que van a su estacionamiento junto a la Diputación, o Armañá aunque sea zona habitual de descarga de mercancías y haya tránsito de vehículos todo el día, también por los garajes de residentes. Así que parece que el sentido común indica que estas calles son "peatonales" aunque no tanto como las otras.

Hay una tercera categoría, la llamada "calle residencial" que tiene unas características que quizá les suenen: zonas de circulación especialmente acondicionadas que están destinadas en primer lugar a los peatones y en las que se aplican normas especiales de circulación: velocidad máxima de 20 kilómetros por hora para los vehículos, prioridad para los peatones, estacionamiento excepcional y limitado a los lugares designados por señales o por marcas…

Parece evidente que calles y plazas como Montevideo en su parte inferior (hasta Rúanova), Amor Meilán, la del Ferrol en todo el perímetro, Santo Domingo y, la más sangrante, Teatro, no encajan completamente en ninguna de las categorías anteriores: ni son de uso exclusivo de peatones, ni siquiera de uso excepcional de vehículos, pero tampoco tienen “tráfico libre” aunque sea con limitaciones. No se puede entrar alegremente sin motivo, pero eso no las convierte en peatonales.

Por el grandísimo volumen que tienen de tráfico parece que, aunque sólo sea por eliminación de las demás categorías, deban ser consideradas calles residenciales, que no es lo mismo. Por mucho que haya plataforma única y que los peatones tengan prioridad, definir estas calles como “peatonales” no es sólo un error de concepto muy poco apropiado para quienes rigen nuestros destinos, sino una confusión interesada.

Entre el aparcamiento Ánxel Fole y el de Santo Domingo superan ampliamente las 500 plazas de estacionamiento, a las que hay que sumar los garajes de todo el casco histórico cuyos residentes entran por Teatro y demás autorizados (vehículos de servicio, reparto y demás). ¿De verdad alguien en su sano juicio considera que una calle por la que hay miles de trayectos diarios se puede llamar “peatonal”? Pues se ve que sí. El gobierno lucense sigue dando la matraca con eso y la prensa, sorprendentemente, hace el seguidismo propio de la falta de criterio y no veo que ningún medio señale con el dedo esta absurda contradicción.

Así que cuando les hablen de las calles “peatonales” piensen si cruzarían por ellas con los ojos vendados sin estar pendientes de que les atropellen. Si la respuesta es “no”, es que no es peatonal.
Latorre Real, Luís
Latorre Real, Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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