Ninfas y Musas
Nuestra Sirena siempre tuvo deseos de aprender. No se conformaba con el pequeño mundo que se divisaba desde A Cova de Xan Rey. Entre otras cuestiones para evitar caer en aquellas historias que le llegaban entre pescadores de caña desembarcados en las Islas. Aquellos hombres, mientras esperaban que alguna Robaliza tirara del nylon por haber mordido el anzuelo, hablaban de un garito llamado "A cova do Congrio".

Una noche se vistió y nadando llegó hasta la playa de Cubelas. Se metió entre las callejas que van a parar a un lugar que llaman O Penal y que los astures llegados desde Avilés, cuentan con esa naturalidad que exhiben más bien propia del que inventa lo que ignora, hubo una cárcel, cuando en realidad se trata de una palabra que hace mención a una peña sobre la que asentaban los cimientos de las viviendas en aquel rincón que mira al nordeste.
Es verano y con poca ropa la princesa del Escaramelado está elegante. Entra en aquel garito cuya puerta de dos hojas se abre en una calleja dedicada a un poeta popular. Como de costumbre,
los presentes se vuelven hacia la recién llegada. Su hermosa figura minimalista y bronceada llama la atención. Pero pronto las Ninfas allí presente tuercen el gesto, alguien les hará competencia en
frescura. El dueño del establecimiento "El Congrio", desde su esquina contempla la escena. Todo apunta a novedad. Las sirenas que dibuja son afectadas y barrocas. Esta es sencilla con una sonrisa que ilumina su rostro.
Maruxaina, se sentó en una pequeña mesa azul y pidió una copa
de cava. Se lo había recomendado un marinero del Mediterráneo.
Las Cármenes de Mairena, con el rostro atizado por maquillajes que disimulan toda suerte de prominencias, los labios carmesí a estilo mujer fatal. Y, de repente, hace su entrada por la puerta interior de la Cueva, la "Faraona". Una mujer prieta de carnes, fumando en boquilla y con ademanes autoritarios. "¿Quién es esa flaca?". Mientras le ceden la cabecera de la mesa, las Ninfas presentes a coro responden. "Una intrusa".
La princesa de las olas no entiende tales comentarios y miradas. En su mundo no existe la envidia y menos aún la zafiedad. Recuerda que los Robalos la cuidaban y que una Xarda le contó como de todos los habitantes del mundo marino, el Congrio era la versión acuífera del Sapo. Ahora viendo al Congrio rodeado de aquellas Ninfas de quita y pon, comprendía como nada tenía que ver su mundo con el que habían construido en tierra firme.
La más descarada de las Ninfas se atreve y se aproxima a la mesa de Maruxaina. "¿Eres de por aquí. Tienes un moreno diferente. ¿Que bronceador usas?". Y como quien no quiere se va sentando frente a los ojos verde esmeralda de la habitante de La Sombriza.
Vuelve una sombra sobre la puerta de entrada a la Cueva. Es un humanoide con cara de piña. Se trate del Sátiro que esperan las Ninfas. Les trae frascos con un líquido de color incierto. Las Ninfas lo reciben alborozadas. Lo mezclan en la coca-cola. El efecto es casi inmediato. Como si de un coro se tratara, entonan dirigidas por la madame una copla. En la que hará el Congrio de solista. Se trata de la historia de un marinero con un tatuaje...
Aquel Congrio escenifica cada estrofa. Lo hace tratando de llamar la atención de la forastera. Los ojos de la sirena brillan de sorpresa. Ni los Budiones con sus prominentes labios, emiten tales sonidos guturales. Mientras las Ninfas se han levantado y danzan en medio de la estancia. Se arrojan al suelo fingiendo desesperado amor. En medio el Sátiro con una mueca de aburrimiento perpetuo. En la esquina como si de Perseo se tratara, El Congrio sigue interpretando con voz bitonal.
Al finalizar, un fuerte auto aplauso cierra la función. Es jueves de agosto y la noche promete hacerse eterna. El sátiro paga las consumiciones, incluida la de la forastera. Esta, cada vez más ajena al grupo, decide marcharse para dar un paseo en dirección a la luz del faro.
Camina con el nordeste en el rostro. Viento húmedo que purifica el ambiente vivido en La Cueva del Congrio. Sus pasos van entre playas en las que la media marea refleja a la luna. Sólo las aguas calmadas del verano ponen sonido en el recorrido. Y así sube la cuesta que anuncia la luz del viejo vigía en las noches mariñanas.
Llega hasta los dos faros. Uno apagado, pero conteniendo historias de Torreros. El otro, menos afortunado estéticamente, pues se trata de una simple torre de ladrillos con la linterna en su cúspide. Se sienta en un murete que permite contemplar todo el esplendor del lugar. Hay una hermosa pradera que por primavera cubren esas flores llamadas uñas de gato. Es la Atalaya con su faro. Se tumba para ver las estrellas. Cuando unas risas femeninas le hacen incorporarse.
"Me llamo Clio, soy la musa de la historia". La que insiste para que los habitantes de estos puertos cargados con los recuerdos de antaño no pierdan su identidad con la llegada de los "extranjeros".
"Queremos que nos ayudes desde tu emplazamiento; para ello te voy a presentar a mis ocho hermanas".
Urania. Te enseñará a escudriñar los cielos y poner nombre a cada estrella, pues representa a la Astronomía. Euterpe. Lo suyo es la música, que te hará la vida mucho más agradable.
Talia. Te contará cuentos que te harán reír, pues lo suyo son las comedias. Caliope. Te hará vibrar de emoción con sus fábulas épicas y su elocuencia al contarlas.
Erato. Pondrá en tu vida poemas líricos y eróticos. Polimnia. Te enseñará cantos sagrados. Melpómene. Encogerá tu alma contando tragedias. Zerpsicore. Bailará y hará coros con las gaviotas y cormoranes.
Hasta puede que conozcas a otra Sirena. La que sale de las páginas del libro que escribió Emilia Pardo Bazán. Una Sirena Negra. Según ella, el género humano es el vocablo más vacío de sentido; no hay humanidad, hay hombres.
Mucho más alegre resulta la vida de aquella Sirena de Tinacria. Y desde luego, convencional, lo que se cuenta sobre la aparición de una sirena en el Mar del Plata un15 de enero de 1903. "Al verme aparecer y adelantar hacia ella con los brazos extendidos, con el ardor del amante que halla a su amada después de larga ausencia, clavó en mi la azul mirada de sus pupilas...".
Convocada una protesta contra el archivo de la denuncia por los vídeos de A Maruxaina
Dos de los rincones dónde hacen sus necesidades y depositan sus excrementos las

indignadas por la grabación. Por si alguien no lo sabe, se trata de una Iglesia que fue Hospital de Peregrinos, nacida por iniciativa de Andrés Varela, en el siglo XVII. Está en el centro del pueblo.
El juzgado de instrucción 1 de Viveiro (Lugo) ha dictado un auto en el que acuerda el archivo del procedimiento iniciado a raíz de una denuncia interpuesta por la asociación Mujeres en Igualdad de Burela y por varias perjudicadas, por la grabación, durante la celebración de la fiesta A Maruxaina en Cervo, de varias mujeres que estaban haciendo sus necesidades en la calle, imagénes que acabaron 'subidas' a páginas web de contenido pornográfico.
Mujeres en Igualdad interpuso denuncia ante el hecho de que varias mujeres (entre 60 y 80) fueron grabadas sin su consentimiento cuando orinaban en una calle de San Ciprián, en Cervo, durante esa celebración en verano de 2019.
Según ha apuntado la portavoz de la asociación, Mari Fraga, A Maruxaina es una fiesta "multitudinaria" y, ante la carencia de suficientes baños públicos, "es conocido" que la gente hace sus necesidades en esa calle. "Alguien que lo sabía colocó una cámara estratégicamente", ha señalado.
Mosquera Mata, Pablo A.