Maruxaina en el Olimpo
Una vez alguien escribió que el Monte Medela, desde el que se observa Islas San Cyprianus como una lengua que se adentra en el Cantábrico Galaico, incluso una ballena cuya cabeza es La Atalaya, era el lugar dónde los Celtas dieron la batalla a los romanos. Por tanto hay cierta correlación entre Medulio y Medela.

Lo hago esgrimiendo el derecho que como gallego tengo a escribir mis propias fábulas inspirado por la magia que desprende el territorio, con ese diálogo contante de tierra, mar, cielo y naturaleza rica en aguas que van desde la lluvia hasta las corrientes de esos pequeños ríos que buscan la mar formando las rías del Cantábrico o pequeñas ensenadas que fueron puertos naturales. Y sobre todo. La cantidad de islas en las que viven toda suerte de especies visibles y ocultas...
A la entrada se encuentra con la estatua de Pandora. La que fabrica Vulcano y recibe las virtudes de Venus, Minerva, Mercurio.
En las manos una caja con todos los males que al abrirla salen y extienden quedando tan sólo dentro, la esperanza. Pero también se encuentra con El Destino. El hijo de Caos. Que revisa ese gran libro que contiene todo lo que acontecerá a la humanidad. Pero va más allá. Emite sentencias que temen hasta los Dioses. Sólo Saturno trata de eludirlo, ya que le asegura será víctima de sus propios hijos. Por eso, los devora, pero aun así no podrá evitar ser expulsado del Olimpo.
Maruxaina reconoce a Cibeles. Esposa de Saturno. Madre de Júpiter, Neptuno, Plutón y Juno. Quien le infunde amor maternal.
Juno era celosa y soberbia. Es la otra cara de los sentimientos que van a constituir la manera de ser y comportarse de la Sirena.
También conocerá a un hijo de aquella. Vulcano desposado con la hermosa Venus, a pesar de ser feo, contrahecho y cojo. Forjador de los rayos para Júpiter y capataz de los Cíclopes. Y así llega ante Júpiter o Zeus. Venció a su tío Titán. Se apodera
del trono que es el Universo. Y realiza las particiones del poder: Las aguas para Neptuno. El fuego para Plutón. El primero será quien se despose con Anfitrite, y nacen Tritones, Nereidas y Náyades. Lleva un tridente en la mano, forjado por Vulcano, lo que permite golpear las aguas creando las tempestades.
Ante tal Dios, la sirena siente enorme respeto. En ello está cuando descubre al más hermoso de los hijos de Zeus. Apolo o Febo. Dios de la poesía, música, artes y medicina, acompañado por un coro con nueve musas. También a su hermana Diana, diosa de la caza, con su séquitos de ninfas. Y por fin, al más fuerte. Hércules, que viene de realizar los trabajos: matar a la Hidra de Lerna; matar a la cierva con pies de bronce; matar al león de Nemea; matar a las harpías del lago de Estimfalia; domar al toro de Creta; ahogar al gigante Anteo; apoderarse de las manzanas de oro del jardín de Hespérides.
Plutón resulta osco y produce una negra sombra. Reina sobre los muertos. Mercurio o Hermes reina sobre el comercio y protege a los ladrones. Viene a ser como el protector de truhanes y pícaros.
Mató al gigante Argos y liberó a Marte del encierro a que le sometió Vulcano. Amante de Venus, con la que tuvo como hijo a Hermafrodita. Pero sin duda la que más impresiona nuestra sirena es Minerva o Palas. Por su sabiduría. y de la guerra como arte o ciencia. A ella se debe el nombre de Atenas a la ciudad más simbólica de Grecia. Se principal actitud es la prudencia. Por tales virtudes, Maruxaina la escucha con atención y asimila cada frase y cada silencio. A su lado la más hermosa de las diosas. Venus o Afrodita. Hija de una ninfa marina. Tuvo dos hijos: Eros y Anteros.
Manejaba de manera a veces artera, risas, juegos, placeres y atractivos. Es quien le habla de cómo los cantos de sirena pueden acercar a los navegantes a sus islas para hacerlos sus esclavos.
Pero para ello también se vale de Cupido o Eros. Dios del amor.
El más alegre. Baco o Dyonisos. Criado por el viejo sátiro Sileno.
Entregó a los hombres el cultivo de la vid de la que obtuvieron el vino. Con tal líquido brindaban los héroes que regresaban victoriosos tras la guerra, cuyo Dios Marte. Y tratándose de una Sirena debía conocer los secretos de Eolo, Dios de los vientos, quienes le traerían buques y tripulaciones a su isla, quien le dijo que debía distinguir entre: Euronoto, Libonoto, Volturno, Subsolano, Africo y Cecias. Y para evitar los naufragios eran necesarias las luces en los acantilados, y así se lo explicó Ceres. Pero dependiendo del humor que tuviera Anfitrite. Divinidad Marina. Hija de Océano y Doris.
Sus hijos son los Tritones y las Nereidas. Y como no. Flora. Ninfa de las Islas Afortunadas. De la que se enamoró Céfiro, hijo de Eolo y de la Aurora.
Preside la Primavera y promueve los Juegos Florales. Dando entrada a Pomona, Diosa de las frutas, que fue amada por Vertumno, Dios del otoño, que representa a la vejez. Y como última Diosa, La Noche. Hija del cielo y de la Tierra. Diosa de las Tinieblas. Casó con Aqueronte, uno de los ríos del infierno, sus hijos fueron Las Furias. Mientras Caronte, hijo del Caos y de La Noche fue el barquero a quien corresponde la misión de pasar las sombras de los muertos para llegar hasta el infierno. Y que cobraba una moneda por el viaje. Allá estaban Las Parcas, hilando, y cortando el hilo de la vida: Cloto, Lequesis y Atropos; simbolizando el pasado, presente y futuro.
Ha sido una experiencia que pondrá "rumbo" a su vida. Desde la cueva de Xan Vello en La Sombriza, hilando, cantando y escuchando la sinfonía continuada de las mareas y los vientos; la Sirena permanece atenta, tanto a la navegación, como al comportamiento de los habitantes del puerto de San Ciprián, del que recibe noticias a través de sus gaviotas.
Tal como aprendió en el Olimpo, la vida se mueve ente alfa y omega. El destino resulta muy esquivo para cambiarlo. Pero si quiere ser madrina para todos los que viven de la mar. Y así, unas veces les llama para estar con ellos, entre calmas y noches de plenilunio. Pero otras veces con mar arbolada, grita para que los capitales sepan que no deben acercarse a las rompientes que como cuchillos afilados, atravesarán las cuadernas de los barcos. Su misión es saber, avisar, recoger y promover el amor...
Las sirenas en Galicia
Para muchos agosteños A Maruxaina sólo es una cita con el desmadre. La oportunidad de invadir, como solían los Normandos, la costa norte de la Península al sur de Europa. Ese lugar que acogió a Maeloc en su huída de quienes acosaban a los cristianos y
que da lugar a la Diócesis más antigua que recibe el nombre de Britonia y asienta en San Martiño.
Mientras la Basílica Britoniense-Dumiense celebrará conciertos de festival Bal y Gay, organizado por mis amigos de Nois, aquí en Islas San Cyprianus, volverán las mesnadas a tomar el lugar en nombre de Dionisio. Aunque sólo sea por esa costumbre que me lleva a indagar, volveré a intentar darle sentido cultural al evento. Aquel ilustre gallego de Ferrol, G. Torrente Ballester, en su obra de relatos, 1979, "Las sombras recobradas", le dedica un cuento a una sirena. Una hermosa leyenda que recoge el origen de la estirpe de Los Mariño. Un miembro de la estirpe se ve abocado a vivir en Cuenca. Pero está triste, siente la falta de la mar. Su amada Micaela señala que tal estado de ánimo le impide desarrollarse como violinista.

Un mal día recibe la visita de una mujer que había naufragado en una noche de niebla y que había perdido la memoria. La dama le convence para que se embarquen en una dorna, coincidiendo con una tormenta y así juntos desaparecen para siempre.
José Manuel Pedrosa en el 2006 realiza un trabajo que lleva por título "Las dos sirenas y otros estudios de literatura tradicional", en esa línea, tan del erudito profesor, que suele analizar el contenido filológico con el antropológico que subyace entre: romances, canciones, oraciones, conjuros, cuentos, leyendas, adivinanzas, supersticiones e iconografías.
Pero como habrá muchos/as que no tengan información, ahí va algo para mejor proveer... Ulises emprende, tras la guerra de Troya, el regreso a su Ítaca, pasando por la isla Eea, dónde la hechicera Cuirce le aconseja el rumbo que debe poner, advirtiéndole sobre la isla de las Sirenas con sus encantos. Así lo hace, pero no quiere perderse el canto de aquellas mujeres que atraen a los marinos dejando a sus pies un montón de huesos humanos y pieles resecas.
Tapa los oídos de sus compañeros con cera blanda y a él lo atan al mástil del barco, logrando ser único mortal que escucha el canto de las sirenas sin sufrir la muerte.
Sin duda, algo así pudo sucederle al capitán Van Pool, del CARABEKA VIII en aquellas vísperas navideñas de 1982, quien ordenó le dejaran atado en la cubierta del buque que naufragó en Os Farillóns y que cuando vuelve el equipo de rescate al barco, el holandés había desaparecido y las cuerdas que los amarraban estaban sueltas. ¿Qué había pasado?. Hay quien escribió que Maruxaina lo rescató para su mundo y que le acompaña en su atemporal vida en A Cova da Sombriza, en compañía de sus hermanas Cloto, Láquesis y Atropos.
Mosquera Mata, Pablo A.