Seis décadas de ahumado artesanal en el pueblo leonés de Pradorrey les han valido para ser considerados un producto 'gourmet' global. La empresa familiar exporta a más de una docena de países, incluido el exigente mundo árabe.

El teléfono de Cecinas Nieto no deja de sonar desde que consiguieron abrir mercado en Japón a principios de este año. "Los japoneses valoran mucho los productos curados, y nuestra cecina de vaca les recuerda un poco al wagyu seco", explica Conchi Nieto, hija del fundador y codirectora de esta empresa familiar dedicada a este tipo de carne curada, salada y deshidratada.
El éxito nipón se suma a una trayectoria internacional que ha llevado a este pequeño obrador leonés a colocar sus productos en los prestigiosos almacenes Harrods de Londres, en las parisinas Galerías Lafayette o en el moderno Dubái Mall, el centro comercial más grande del mundo.
Fundada hace 60 años en el pueblo de Pradorrey por el arriero maragato José Nieto Blas, la firma produce en torno a 250.000 kilos anuales de cecina, con una facturación que en 2024 alcanzó los 3,5 millones de euros; un 25% de ellos procedente de mercados exteriores. La plantilla ronda los 14 trabajadores, y todo el proceso, salvo el transporte por carrilería aérea, se sigue haciendo de forma manual: desde el salado y el ahumado hasta la aplicación de aceite de oliva para sellar las grietas que surgen en la curación.
La expansión no ha alterado el ADN de la marca: Nuestro padre nos enseñó que la clave está en el mimo con el que se trata cada pieza, afirma. Hoy, ella y su hermano José Luis se reparten tareas: ella se encarga de las ventas y la expansión exterior; él, de la producción.
Los planes no se limitan al exterior. Este mismo año han cerrado la compra de una finca de 18.000 metros cuadrados cercana a la actual planta por 1,5 millones de euros. Queremos ampliar instalaciones para tener más capacidad y poder responder mejor a la demanda nacional e internacional, adelanta Nieto. Las peticiones han superado sus previsiones, especialmente en Arabia Saudí, Marruecos, Francia, Dinamarca e Italia.
La idea es seguir creciendo también en el mercado nacional. En España no hay otra cecina como la nuestra: curamos la pierna entera deshuesada, y con más de 18 meses de maduración, reivindica. Quiere consolidar su presencia en nuevos canales y zonas donde este producto más conocido en el norte aún no ha desplegado.
Su producto estrella es la cecina El Abuelo Maragato, con más de 18 meses de curación, acogida bajo el sello de Indicación Geográfica Protegida (IGP) Cecina de León. Podríamos etiquetar solo una parte con el sello IGP, pero lo usamos en el 100% de la producción, porque es un valor añadido que el cliente reconoce, apunta.
Su desembarco internacional comenzó en 2003 con el programa PIPE del Icex. El verdadero escollo para exportar no es el coste económico, sino las barreras sanitarias impuestas por algunos países. Las políticas proteccionistas impiden que entre el vacuno curado como el nuestro, añade.

Y subraya que el mayor obstáculo es la lentitud en la apertura de nuevos mercados, más que el pago de aranceles en los destinos donde la cecina ya está permitida. En muchos mercados no saben qué es. Y recuerda la divertida anécdota que vivió cuando alguien le preguntó, en una feria, si la carne era de verdad del león animal, no de la demarcación geográfica.
Una salazón ideada para ser el jamón ibérico del mundo musulmán
Uno de los movimientos estratégicos de Cecinas Nieto ha sido la creación de una planta de producción dedicada en exclusiva a la cecina halal. Es decir, elaborada según los preceptos del islam. El sello Halal no solo regula el tipo de carne vacuna empleada, sino también la forma en que se cría, sacrifica y procesa el animal.
De hecho, para cumplir con todos los estándares requeridos, la empresa construyó una planta separada donde no entra ninguna otra proteína que no sea carne de vaca. Supone el 24% de las exportaciones, pero solo representa el 12% de su facturación porque el precio medio por kilo es más bajo que el de otras gamas prémium al venderse en países con menor poder adquisitivo.
Nos dimos cuenta de que nuestra cecina podía convertirse en una alternativa al jamón curado para aquellos países en los que el cerdo está prohibido, explica la hija del fundador. La iniciativa ha abierto las puertas a mercados como Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait o Arabia Saudí. Fue una inversión importante porque los controles de calidad y seguridad alimentaria son muy exigentes, pero sabíamos que era la única forma de acceder a estos países, confirma Conchi Nieto.
Y en 2021 obtuvieron también la certificación IFS (International Featured Standards), un reconocimiento clave para exportar a mercados con alta exigencia sanitaria y trazabilidad, como Japón. En enero de 2024 comenzaron a vender en el país nipón, tras obtener la homologación en octubre del año anterior.
Con este paso, además de diversificar mercados, protege su modelo de negocio frente a vaivenes en el consumo europeo. Tener una parte de la producción halal nos da margen de crecimiento y estabilidad, resume.