El mundo de la peregrinación es un territorio de gran interés literario. A lo largo de los siglos la literatura sobre el Camino no ha parado de crecer, con relatos de viajes, guías, novelas u obras poéticas. Esa biblioteca de la peregrinación crece ahora con la obra "Lo que perdí en el Camino", de Manuel Alejandro González Flores.

El Camino de Santiago es el ámbito de una bella novela, llena de ternura y encanto, titulada "Lo que perdí en el Camino", escrita por Manuel Alejandro González Flores, un experimentado caminante y hospitalero conocido por muchos amantes de la senda de peregrinación como Alex Camino.
El autor es un madrileño que en 1999 rompió con la monotonía de su existencia, emprendiendo la ruta a Compostela desde Villafranca del Bierzo; una iniciativa que renovó su enfoque vital. "Desde entonces -dice- mi obsesión fue volver una y otra vez para sentir la indescriptible sensación de libertad que se experimenta cuando uno se cuelga la mochila y recorre a pie media España".
Hospitalero y peregrino
Su relación con el Camino fue de tal intensidad que buscó un lugar para abrir un albergue de peregrinos al estilo tradicional, a donativo. Ese lugar lo encontró en Bodenaya, una pequeña localidad del Camino Primitivo, a 50 kilómetros al oeste de Oviedo. Allí encontró una sencilla casa y después de un año de trabajos, abrió sus puertas como albergue de peregrinos. Algún tiempo más tarde repitió la experiencia en Caborredondo, Cantabria, en el Camino del Norte.
Años más tarde dejó sus tareas de hospitalero, pero nunca se olvidó de los Caminos. Ama el oficio de peregrino y le encanta la historia: "Siempre me ha interesado el mundo del Camino; soy coleccionista de antigüedades del Camino de Santiago, y tengo infinidad de libros sobre el tema. Siempre investigué todo lo que pude sobre cómo serían las peregrinaciones en la Edad Media".
Ese amor por el peregrinaje tradicional le ha animado a huir de la masificación del turismo y buscar la emoción de los caminos menos transitados. "La masificación -explica- desvirtúa el sentimiento peregrino".

Este postulado le ha llevado a buscar rutas como el Camino Portugués Interior, el Camino de Madrid, o las variantes de Künig en León y Lugo.
Lo que perdí en el Camino
El mundo jacobeo se halla en sus tres libros. El primero, titulado «Bodenaya, un sueño en el Camino de Santiago«, se relaciona con la historia del albergue de peregrinos de Bodenaya. El segundo, «Vicarie Pro«, es una novela ambientada en una peregrinación en el año 1992, cuando el Camino de Santiago aún estaba virgen en cuanto a infraestructura, y recorrerlo era toda una aventura». El tercero, el actual, se titula «Lo que perdí en el Camino«.
La novela discurre en 2023. El protagonista de la misma es David, un amante de la historia y del arte, a quien acompaña Andrés un muchacho, muy interesado en los temas ecológicos. Ambos inician el Camino en Saint Jean Pied de Port, para avanzar a pie hacia el interior peninsular.
En ese viaje los peregrinos sufrirán un extraño traslado a una época pretérita que les llevará a unos escenarios donde se encontrarán con un mundo duro y muy diferente; experiencia que llevará a David a un lastimoso estado psicológico. Un libro, con un extraño final, en el que destacan también los valores del Camino, del amor y la amistad.
Los escenarios principales del relato son el espacio navarro del Camino Francés, especialmente el tramo desde Eunate a Los Arcos, una zona de rico patrimonio santiagueño, y la variante recomendada por Künig, el autor de la primera guía para los peregrinos a Compostela, entre León y Ponferrada.
Por los Caminos de Künig
«Al recorrer la Vía Künig, especialmente en el tramo leonés, encontré un camino virgen, abierto al peregrino, deseoso de que los peregrinos lo caminen. Mi sueño de ver cómo serían las peregrinaciones antes de la masificación se cumplió al recorrerlo, especialmente al conocer de primera mano la creación del centro de acogida a los peregrinos en Quintanilla del Valle, donde termina la trama del libro«, explica el peregrino y escritor.