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Ruta escultórica por los jardines y plazas de Lugo (2)

Espiño Meilán, José Manuel - domingo, 20 de julio de 2025
Estimados lectores, habíamos quedado en la calle Obispo Aguirre, justo tras disfrutar del monolito dedicado, por un lado al poeta, narrador, periodista y dramaturgo, nacido en Mondoñedo, Álvaro Cunqueiro y por el otro, al poeta y escritor de Folgoso do Caurel, Uxía Novoneira, ambos municipios pertenecientes a la provincia lucense. Ruta escultórica por los jardines y plazas de Lugo (2)
Abandonamos el recinto amurallado por la puerta del mismo nombre para continuar hasta el final de la calle. Breve es nuestro recorrido y, terminada la rúa, al frente y a nuestra izquierda, tras cruzar la avenida Alcalde Anxo López Pérez que, procedente de la Estación de autobuses y el centro cultural O Vello Cárcere nos dirige a los espléndidos jardines del parque Rosalía de Castro, nos encontramos la plaza Horta do Seminario. Aquí, en reducido espacio, cautiva nuestra atención una escultura, un conjunto escultórico, un busto y una losa pétrea conmemorativa.
La escultura la forman varios libros apilados en posiciones diversas. Tallados sobre piedra granítica es obra del escultor y cantero José Gómez de Bernardo, conocido por el nombre con el que firma esta obra, Pepón canteiro. Se titula: “Homenaxe a os docentes”. La placa en acero inaxidable presente en el frontal de la peana reza así: “A cidadanía de Lugo, ás e aos docentes que, con xenerosidade, forman e inspiran ás novas xeracións”. Lugo, a 22 de outubro de 2022.
Amante como soy de los libros, docente que fui -seguiré siéndolo el resto de mi vida-, acaricio con orgullo y cariño el lomo y las páginas de una de estas pétreas reproducciones. ¡Qué quieren que les diga! Ellos siempre me han transmitido emociones y vivencias, saber y conocimiento a un tiempo.
Cerca de ella, nos encontramos una composición escultórica forjada en hierro. Titulado: “Monumento da Irmandade”, se trata de una pequeña muestra de picas, tridentes y varas largas que sujetan cabezas de jabalí, cornamentas de ciervo, águilas…, toda una serie de símbolos formando un círculo, reconocimiento explícito al mundo guerrero castrexo y romano. Inaugurada durante la celebración de la Fiesta de Interés Turístico Internacional “Arde Lucus MMXI”, fue diseñada por el escultur José Ortiz, de quien hablamos en el artículo anterior a propósito de su autoría en otras esculturas lucenses.
Seguimos en el jardín y sobre una peana, sobria en su diseño pues se trata de un prisma cuadrangular sin floritura alguna, observamos un busto esculpido en bronce. Su autor el escultor Juan Puchades Quilis.
Una placa metálica con fondo verdoso y ribete dorado nos revela la identidad del homenajeado, ofreciéndonos en relieve el siguiente texto:
JOSÉ CASTIÑEIRA PARDO
CREGO E MUSICÓLOGO
1928-1989
O ORFEÓN LUCENSE,
O SEU FUNDADOR.
27-10-2007

Y para completar las esculturas, homenajes y recuerdos de esta bien aprovechada zona ajardinada, sobre una placa granítica de buen tamaño, que parece surgir del suelo, tal es su firme disposición, leemos el siguiente texto:
"Eiqui onde é o Lugo noso, onde nacín e onde aínda nazo
algo cada día soubémonos sempre viaxeiros as portas
dun vello camiño fadado, dun viero antigo que foi, se
cadra demasiadas veces, camiño de ida, camiño de
marchar lonxe sen a certeza dun retorno desexado.
Por ese sendeiro andei eu a carretar todos estes anos o
espello cativo da miña escrita coa pretensión de volverlles
algo do que sempre fora de seu a aqueles que eiquí
quixeron concederme o don prodixioso da fala nosa".

Paco Martín

Ruta escultórica por los jardines y plazas de Lugo (2)
Bajo este hermoso y sentido texto, una pequeña placa nos procura la razón de este monolito:
Homenaxe O escritor na sua Terra
XVII Edición
Asociación de Escritores en Lingua Galega
Lugo, 25 de xuño de 2011

Regresamos a la puerta de la Muralla, pero en vez de penetrarla para volver a la Plaza Mayor, rodearemos la Muralla por nuestra izquierda. Alcanzaremos así la puerta de Santiago. Es ésta la puerta que nos ofrece la extraordinaria vista de la fachada neoclásica de la catedral de Santa María, pero nosotros seguiremos rodeando la Muralla hasta encontrarnos con la siguiente puerta, Puerta Miñá o del Carmen. Es frente a ella donde observamos un pequeño espacio ajardinado. Tres hitos escultóricos se encuentran en este espacio conocido como Plaza del Carmen.
Frente a la plaza se levanta un edificio de factura reciente. En su fachada leemos: Sala de Exposiciones Porta Miñá. Accediendo a su interior, es visitable el Sub Terra Aquae, espacio dedicado a visualizar e interpretar la ingeniería y técnicas constructivas de las cloacas romanas.
Pero volvamos a estos jardines pues en ellos se esconde una leyenda antigua. Sobre una piedra de granito hincada en el suelo aparece tallado un lobo y un báculo pastoral. Al lado, esculpido en piedra y coloreadas sus letras en rojo, al igual que el interior del báculo, la siguiente leyenda:
NESTE LUGAR
CHAMADO
REGUEIRO DOS
HORTOS - NACEU
NO ANO 833
O PATRÓN DE LUGO
SAN FROILÁN

Y es que, precisamente aquí, tenía lugar el nacimiento de San Froilán, ermitaño en las montañas de O Cebreiro y del Bierzo y, posteriormente, obispo de León. Es el patrono de la provincia de Lugo y de la diócesis de León. Sobre el porqué del lobo que vemos en esta especie de monolito pétreo, hay un hermoso milagro que dejo en sus manos el interés por conocerlo.
Quien nos sorprende, llamándonos la atención por su postura, ahí mismo, junto al Camino Primitivo, es una mujer esculpida en bronce, sentada, observándose la planta de uno de sus pies. No tengo duda alguna de que se trata de una peregrina descansando un momento, revisando esa parte de las extremidades esencial para un camino sin mayores contratiempos. Lo delata el lugar donde se encuentra, sobre el más antiguo Camino a Santiago, el que en el siglo IX recorrió el rey Alfonso II de Asturias. Sin embargo, la atenta observación de su cuerpo puede despistarnos un poco. Sin ropaje alguno manifiesto, tal vez la idea del escultor fuera idealizar la imagen de una peregrina que realiza el Camino para su encuentro con el Apóstol llevando como único presente su alma limpia y pura, su espiritualidad y sosiego, ofrecida de tal modo al encuentro con Dios.
Busco en la obra más información, algo que no me lleve a elucubrar en su significado y conocer su autoría. Exploro la escultura, el pie de la misma, el asiento que le sirve de peana a la mujer sedente. Nada, ninguna pista sobre el autor, ninguna pista sobre el título de la obra. Tal vez se haya realizado a propósito, en un intento claro de provocar una reflexión en el peregrino de paso, en el viajero, en el visitante.
Hay que buscar más allá de la escultura para saber que se trata del escultor gallego Miguel Couto y su obra: “Homenaje a la mujer peregrina”.
Y ya que estamos aquí, en la bajada de la puerta del Carmen donde el Camino abandona el recinto amurallado y se vuelve frondoso y verde, no quiero olvidarme de los mojones que acompañarán a los peregrinos desde su entrada en Galicia, en todos y cada uno de los Caminos de Santiago. Aquí, justo al inicio del jardín, junto al Camino que nos llevará hasta el puente romano, un hito realizado con piedra granítica nos informa con señales visuales de lo siguiente: El azulejo vitriado, donde sobre fondo azul destaca el ideograma de una vieira, nos indica la dirección del Camino. Es natural que coincida con la dirección que señala la flecha amarilla situada justo bajo ella.
Bajo la flecha, una placa en bronce nos indica la distancia kilométrica restante para llegar a la Plaza del Obradoiro y a la catedral de Santiago de Compostela: KM 98,850.
Otra placa en bronce reconoce el Camino Primitivo como Patrimonio de la Humanidad, con dos logotipos presentes: El de las UNESCO y el de Patrimonio Mundial.
Ya sólo queda, en la zona más baja de la peana, esculpido en la piedra y pintado su interior en negro, el nombre de la Comunidad donde nos encontramos: galicia, en letras con formato gótico y en minúsculas todas ellas, añadiendo hospitalidad y modestia a un nombre propio.
Seguimos bordeando la Muralla, ascendiendo la ligera cuesta que nos lleva hasta la puerta del obispo Izquierdo y continuamos por fuera del recinto amurallado en busca de la siguiente puerta, la de San Fernando. La identificaremos fácilmente pues justo en su entrada, en los jardines que bordean la muralla, nos encontramos con una pieza granítica de gran tamaño que testifica el momento histórico en que los reyes de España visitaron la Muralla, recién reconocida como Patrimonio de la Humandidad. La inscripción conmemora en latín la visita de Juan Carlos I y Sofía a este monumento. Dice así:
ANNO BIS MILLESIMO
POST. CIVITATEM A CAESARE AVGVUSTO CONDITAM
IOANNES CAROLVS HISPANIARVM REX
ET SOPHIA REGINA
MOENIA LVCENSIA A ROMANIS EXTRUCTA
PVBLICIS IMPENSIS NVPER RESTITVTA
FELICITER INUISERE
IULII, A D MDCCCCLXXVI

“En el bimilésimo aniversario de la fundación de la ciudad por César Augusto, el rey de España Juan Carlos y la reina Sofía visitaron en buena hora las murallas lucenses construidas por los romanos y recientemente restauradas por el Estado. Julio de 1976”
La puerta de San Fernando nos lleva a la plaza del mismo nombre. Aquí nos encontramos con una serie de esculturas dignas de mención.
Pero antes deseo dedicarle unas breves palabras a las fuentes públicas. Algunas desaparecieron, como la popular de la Milagrosa, y las que quedan, muy pocas, ya no disponen de agua natural como recuerdo de niño brotaba de muchas fuentes del municipio. No obstante agrada ver el agua correr por sus caños, aunque por cuestiones de salubridad todas dispensen agua corriente municipal, un agua tratada y considerada apta para el consumo humano.
Lo saco a colación porque esta fuente que observo, justo antes de llegar a los jardines, era una de las más queridas por los lucenses: la fuente de San Fernando. Se encuentra ahora desangelada, exenta del verdor que le aportaba un pequeño espacio ajardinado a su alrededor. Aún así, sigue siendo una escultura en piedra digna de mención. El valor de la misma no está tanto en su historia como en el valor identitario que le confiere a la zona y a la vecindad.
Ya en los jardines de San Fernando encontramos la escultura de un niño sentado sobre un muro, de espaldas al colegio. Es un homenaje al Año internacional del niño por UNICEF, la Caja Provincial de Ahorro de Lugo y el Excmo. Ayuntamiento. En Lugo 1979. El autor, como consta en una placa de bronce, es el escultor lucense Victor Corral, nacido en Baamonde, y la obra esculpida en granito se denomina: Monumento al niño.
Cerca de la Muralla, entre la Puerta Falsa y la escalinata de subida a la misma, en el suelo, sobre el césped del jardín, descansa una escultura en hierro. Se trata de la réplica de uno de los cascos que usaban los gladiadores romanos para proteger cabeza y rostro.
Leemos en la placa de metal, expuesta sobre peana de granito: O Mirmillón. Arde Lucus MMX. Tiene el sello del Consejo del hierro. Asociación de Herreros. Es otra obra del herrero y escultor José Ortiz.
Justo delante del viejo edificio reconvertido en Centro de Salud, una singular escultura está dedicada a los profesionales de la enfermería y a las matronas. Su autor José Molares Fernández, un escultor gallego natural de Vigo.
Original obra donde el cuerpo de una enfermera parece sostenerse en el aire, ausente la parte baja de su tronco y sus extremidades inferiores. Una mano apenas se apoya en la peana, el globo terréqueo, la otra se ofrece abierta a cualquiera que la necesite. De ella nos dice Jose Molares: “es una enfermera sobre el mundo, con una mano lo protege mientras tiernde la otra, ofreciéndola a la gente”.
Completa el recorrido escultórico en estos jardines, otra placa granítica hincada en el suelo. A modo de estelas, está claro que estas grandes losas son del gusto del ciudadano lucense pues son varias como hemos visto las que, a lo largo de todo el recorrido, muestran su reconocimiento y gratitud a diversos hitos históricos, a personajes literarios o artísticos o a textos literarios…
La presente en esta plaza es un bello homenaje a la ciudad:
Lugo. Cabo do Miño, presidente dos
ríos galegos (Carvalho Calero dixit).
Cidade cinxida pola Muralla,
sinal da nosa historia e do noso futuro.
Na luz inextinguíbel de Rosalía de Castro.
No eco da música de Xoán Montes.
Sempre en galego. Sempre en Galiza.
María Pilar García Negro
Homenaxe “A Escritora na sua Terra”
XXIII Edición
Asociacion de Escritoras e Escritores na Lingua galega
Lugo, 10 de xuño de 2017

De este jardín nos dirigimos a rodear la Muralla por el interior para acceder y recorrer los jardines de la Diputación provincial.
Dos esculturas nos sorprenden, se trata de unas esferas metálicas ubicadas sobre el suelo. Presentan círculos de diferente tamaño que nos permiten acceder visualmente a su interior. No hay duda sobre la función estética de las mismas en su incorporación al diseño de un jardín donde, centenarios árboles y parterres floridos hacen singular este espacio escondido.
Salimos hacia la calle y plaza de San Marcos. Es ésta una plaza abierta, diáfana, donde un conjunto de paneles expuestos todo el año, nos invitan a conocer el día a día de la vida cultural en la ciudad.
La calle nos lleva hasta la plaza de santo Domingo y en ella destaca la presencia de una enorme columna -se eleva quince metros desde el suelo-, de estilo corintio tanto por su fuste como por las hojas de acanto que dan forma a su capitel, en el centro neurálgico de una serie de calles que confluyen en ella, la mayoría de uso peatonal. Sobre el ábaco de tan estilizada y alta columna, el águila imperial romana, señorea la ciudad. Se muestra con las alas semiabiertas, a punto de alzar el vuelo. Su mirada se encuentra orientada en dirección a la calle que acabamos de dejar y en su basamento, un pétreo prisma cuadrangular, leemos y visualizamos lo siguiente en cada una de sus caras:
La primera presenta el escudo de Galicia. Un cáliz de oro donde asoma la Sagrada Forma en plata y siete cruces, tres a cada lado y una en el centro, sobre el cáliz. Representan los siete territorios gallegos que constituían el antiguo reino de Galicia. Sobre el escudo, la corona real.
En otra cara del basamento, aparece el escudo de la ciudad con la leyenda: HOC HIC MYSTERIUM FIDEI FIRMITER PROFITEMUR, que traducido sería algo así: “Aquí profesamos firmemente este misterio de fe”. En el interior del escudo, una torre con dos leones a ambos lados y sobre ella un cáliz de oro con la hostia expuesta permanentemente, inmaculada y radiante. La flanquean dos ángeles orantes situados sobre nubes. Por encima de este escudo, la corona real.
En la tercera cara leemos:
AVGVSTO CAESARI
VRBIS CONDITORI LVCENSIS
BIS LAVDANTIS MILLENARIVM
A . D . DCCCCLXXV . P . M.

Cierto que la historia no es mi fuerte y la numeración romana lo justo para no perderme pero, más allá de la curiosidad que siempre pretendo, aún sigo tratando de interpretar la última línea, una serie de letras y números romanos con puntos intermedios, tallados sobre esta peana.
El último lado nos muestra una especie de medallón, sobre el que luce también una corona real con cruz sobre ella. Muestra en su interior dos armas, estimo que una es romana y la otra castreña y alrededor de ellas, escrito en círculo: BIMILENARIO DE LA CIVDAD DE LVGO. -MCMLXXVI-
El diseño de la columna es obra del arquitecto Antonio González Trigo.
Salimos de esta plaza por la calle del Progreso para encontrarnos con la segunda estatua en bronce, de tamaño natural, que representa a un egregio lucense pionero en el mundo del periodismo impreso, don José de Cora.
Sin peana, colocado sobre una loseta granítica, aparece grabado: “Puro Cora. Fundador de El Progreso”, la escultura transmite elegancia en su figura, fortaleza en la mirada y determinación en su proceder. Me acerco un poco más para reconocer el diario que porta doblado, cogido con la mano y bajo su brazo izquierdo. Se trata, como es lógico, de un ejemplar de EL PROGRESO. Bajo su nombre, aparece escrito: AÑO 1908. Nº 1.
Purificación de Cora -Puro Cora-, en la entrada de la que fue primera sede del periódico y donde se mantuvo casi un siglo. Un sincero homenaje a la libre expresión, al periodismo fiel a su provincia, a la emoción escrita que me provocaba la lectura de su periódico cuando era un niño de pocos años y lo ojeaba tras la lectura previa de mi padre.
Justo frente a esta escultura, cruzando la calle Xoán Montes, alcanzamos la calle de la Reina. Aquí nos espera Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao, uno de los padres del nacionalismo gallego.
Se encuentra de pie, con traje y pajarita, arengando a la gente que transita la rúa. Sus cuerdas vocales reproducen las palabras escritas en el papel que portas su mano izquierda. Hay vehemencia en su rostro, fuerza en su discurso. Su mano derecha, alzada, gesticula mientras habla, imprimiendo mayor vehemencia y firmeza a sus palabras.
Alrededor de él, sobre el suelo mojado, losetas metálicas con los títulos de algunas de sus publicaciones más destacadas: “Os vellos non deben de namorarse”, “Galicia mártir”, estampas por Castelao, “Nos” por Castelao
Al pie de su figura, la firma de Castelao, narrador, ensayista, dramaturgo, dibujante, médico y político español.
Junto a él, dos de sus caricaturas con paisanos gallegos, silueteados al igual que el diálogo que mantienen, sobre sendas placas de acero cortén.
Una verbaliza:
- Hai que acabar cos caciques de antes.
- E cos de agora, se non lle parece mal.
La otra, a su lado:
- E logo?
- Xa ves, mexan por min e teño que decir que chove.
Y llegado aquí, a la vista ya la plaza Mayor, sé que aún quedan interesantes esculturas como la de la plaza de la Soledad y fuentes históricas como la de la plaza del Campo, pero es hora de que cada uno de ustedes, visitantes interesados, fieles lectores, tomen la iniciativa y disfruten del encuentro con una ciudad única. Es preciso, para ello, deambular sin itinerario previsto, dejarse llevar por calles y callejuelas. Sólo así, se encontrarán con una ciudad plena de historias, sorpresas y leyendas, sólo así Lugo se convertirá en esa ciudad entrañable que ustedes se imaginan, se convertirá en su ciudad.

José Manuel Espiño Meilán, amante de los caminos y de la vida. Lector empedernido, escritor y educador ambiental.
Espiño Meilán, José Manuel
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