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O 11: Puír, reparar e restituir (13)

Gómez Vilabella, Xosé M. - martes, 19 de agosto de 2025
Catecismo da Igrexa Católica
La fe.

2087 Nuestra vida moral tiene su fuente en la fe en Dios que nos revela su amor. San Pablo habla de la "obediencia de la fe" (Rm 1, 5; 16, 26) como de la primera obligación. Hace ver en el "desconocimiento de Dios" el principio y la explicación de todas las desviaciones morales (cf Rm 1, 18-32). Nuestro deber para con Dios es creer en Él y dar testimonio de Él.
2088 El primer mandamiento nos pide que alimentemos y guardemos con prudencia y vigilancia nuestra fe y que rechacemos todo lo que se opone a ella. Hay diversas maneras de pecar contra la fe:
"La duda voluntaria respecto a la fe descuida o rechaza tener por verdadero lo que Dios ha revelado y la Iglesia propone creer. La duda involuntaria designa la vacilación en creer, la dificultad de superar las objeciones con respecto a la fe o también la ansiedad suscitada por la oscuridad de esta. Si la duda se fomenta deliberadamente, puede conducir a la ceguera del espíritu.
"2089 La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. "Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos" (CIC can. 751)".
El amor es más fuerte…", de Miguel Carmena Laredo:
"La fe es un requisito fundamental para alcanzar la salvación. Todo el que cree en Cristo se salvará, esto nos dice el Evangelio en Mc. 16,16: "el que creyere y fuere bautizado se salvará y el que non creyere se condenará". Pero, hay que tener cuidado en no caer en la visión protestante de que sólo la fe basta, las obras no importan. Así como el que carece de fe no se salva, el que teniendo fe no la convierte en obras, tampoco se salva. "Como el cuerpo sin el espíritu es muerto, así también es muerta la fe sin obras". Sant. 2,26. La fe es decir si a las verdades reveladas por dios".

A fe convírtenos a esperanza en seguridade.
Do Catecismo:

"2090 Cuando Dios se revela y llama al hombre, éste no puede responder plenamente al amor divino por sus propias fuerzas. Debe esperar que Dios le dé la capacidad de devolverle el amor y de obrar conforme a los mandamientos de la caridad. La esperanza es aguardar confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios; es también el temor de ofender el amor de Dios y de provocar su castigo.
"2091 El primer mandamiento se refiere también a los pecados contra la esperanza, que son la desesperación y la presunción:
"Por la desesperación, el hombre deja de esperar de Dios su salvación personal, el auxilio para llegar a ella o el perdón de sus pecados. Se opone a la Bondad de Dios, a su Justicia -porque el Señor es fiel a sus promesas- y a su misericordia.
"2092 Hay dos clases de presunción. O bien el hombre presume de sus capacidades (esperando poder salvarse sin la ayuda de lo alto), o bien presume de la omnipotencia o de la misericordia divinas (esperando obtener su perdón sin conversión y la gloria sin mérito).
Da 1ª carta aos Corintios. 13.1:
"Por moito que eu falase as linguas todas dos homes e as dos anxos, se non tiver amor non sería máis ca un bronce que resoa ou un pandeiro que repenica. Etc."
A caridade, no noso Catecismo:
"2093 La fe en el amor de Dios encierra la llamada y la obligación de responder a la caridad divina mediante un amor sincero. El primer mandamiento nos ordena amar a Dios sobre todas las cosas y a las criaturas por Él y a causa de Él (cf Dt 6, 4-5).
"2094 Se puede pecar de diversas maneras contra el amor de Dios. La indiferencia descuida o rechaza la consideración de la caridad divina; desprecia su acción preveniente y niega su fuerza. La ingratitud omite o se niega a reconocer la caridad divina y devolverle amor por amor. La tibieza es una vacilación o negligencia en responder al amor divino; puede implicar la negación a entregarse al movimiento de la caridad. La acedía o pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino. El odio a Dios tiene su origen en el orgullo; se opone al amor de Dios cuya bondad niega y lo maldice porque condena el pecado e inflige penas.

Que dicir das cardinais? O seu nome xa o di todo, así, que..., ¡relata refero!, pois no dicionario as temos: Prudencia, xustiza, fortaleza, e..., temperanza!
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Nestas reflexións, nestas meditacións, ¡vitais, porque son camiño da outra vida, da definitiva, da eterna!, O 11: Puír, reparar e restituir (13) práceme evocar a don Miguel de Unamuno, auténtico católico, e autenticamente católico, por moito que os franquistas o quixesen difamar, do que tanto teño falado co seu neto, Miguel Quiroga de Unamuno, médico e veciño meu en Gijón, durante uns anos, para min, de tanta escola.

Nunha daquelas lembranzas, Miguel recitoume este poema de seu avó, que o anotei porque é catecismo puro, puro e profundo:

"Agranda la puerta, padre,
porque no puedo pasar;
la hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar".

(Este poema non lle pasou desapercibido ao gran teólogo Manuel Cabada Castro, que o comentou en Galicia Digital, nun artigo que titulou, moi atinada e oportunamente, "Pesos pesados na crenza").

O 11: Puír, reparar e restituir (13)
Na miña/vosa casa da Coruña, o neto de Unamuno, coa súa dona,
compartindo mesa e conversa connosco.

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As perspectivas deste, do XXI

Xa que non deixan casa-los Curas, cos Seminarios baleirándose, xurde, emana, preséntasenos, outra obriga, tanto aos homes como ás mulleres: ¡A de predicar, e non só co exemplo! Daquela será cousa de facer uns cursos de Cristiandade. ¿E os teólogos? Coa Biblia na man, para iniciación, chega, aínda que en materia de relixión nunca sobra nada!

Xosé María Gómez Vilabella
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Gómez Vilabella, Xosé M.
Gómez Vilabella, Xosé M.


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