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Decencia: peligra la democracia

Mosquera Mata, Pablo A. - jueves, 03 de julio de 2025
Para Platón, la decencia, entendida como virtud, está intrínsecamente ligada a la justicia y al orden, tanto en el individuo como en la sociedad. En el contexto de "El Quijote", la decencia no se refiere a una cualidad moral explícita, sino que se manifiesta en la conducta de los personajes, especialmente en la honra, la cortesía y el respeto a las normas sociales, aunque a menudo de forma distorsionada o idealizada por Don Quijote. En el pensamiento de Julián Marías, la decencia no se limita a una mera etiqueta social, sino que se refiere a la integridad del ser humano en relación con su propia vida y con los demás. Para Marías, la decencia implica una coherencia entre lo que se piensa, se siente y se actúa, buscando siempre la verdad y la autenticidad. Es una actitud vital que se manifiesta en la responsabilidad, el compromiso con la realidad y el respeto a la dignidad humana.

Pasemos por el calidoscopio que antecede a los que mandan. No dan el mínimo exigible. Pero de su conducta se derivan al menos tres impactos. Desprecio al pueblo soberano. Desprecio a la democracia. Desprecio a la verdad. No es posible gobernar desde la indecencia. O desde la deshonestidad, según sea el caso, dependiendo de los niveles de codicia que hayan llevado a ese personaje, hombre o mujer, a la disputa del poder. El camino a la desvergüenza -en cualquier caso- siempre estará a la vuelta de la esquina porque la historia real se encargará de sentar un veredicto y dejar las cosas en la dimensión que demanda la justicia para quienes mintieron o engañaron solo para alcanzar ciertos dividendos políticos.

Y llega la oportunidad para reflexionar sobre la alternativa. Afirmo que la decencia ni es de derechas ni de izquierdas; es virtud necesaria. Por tanto que nadie caiga en la ingenuidad. Un cambio de gobierno no es condición sine qua non para rencontrar la decencia en los que mandan, o como ejemplo cultural extendido desde estos a la sociedad para impregnarla con el nuevo orden de conducta.

Y... ¿ cómo afecta la decencia-indecencia a la calidad del sistema democrático ?. Gravemente. Por orden. A los dirigentes les debería promover a practicar acuerdos legislativos y de esa forma que no fuera a ser caldo de cultivo la situación convirtiéndose en el refugio del voto para hacer crecer nuevos o viejos populismos. A la militancia política para exigir de abajo hacia arriba congresos extraordinarios con: auditoria, limpieza, garantía. Para la sociedad civil no aceptando por repugnancia y desapego lo que está sucediendo y organizando plataformas socio culturales que participen en los cambios necesarios para proteger derechos y conquistas sociales sin mordidas o mercadeos.

Y es que me asusta el daño que los dirigentes pueden llegar a instalar en la vida y pensamiento de la sociedad que llega a confundir y practicar la subcultura de la indecencia como una picaresca al uso dónde el problema está, no en la falta de ética, sino en que algunos todavía no se den cuenta, lo rechacen como maniobras torticeras o señalen la corrupción como debilidad asumible del propio devenir al uso.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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