El absurdo humano

Millones y millones de trabajadores, obreros, campesinos, gentes del mar, de los ejércitos y policías, del teatro o cine, de la industria aeronáutica, de las administraciones del estado, de la sanidad y educación, de los cuidados, de la hostelería y turismo... Millones de personas normales, soportando y aguantando los caprichos, vicios y avaricias corruptas de personajes subidos a los corceles de las vanidades, sin freno alguno. Llámenle oligarcas, ricos, mil millonarios, élite, soberanos o aristócratas, CEO o banqueros, inversionistas o buitres de las finanzas ¿cómo se puede permitir, que todos estos personajes acumulen tanta riqueza y poder como para doblegar estados, jueces, judicatura, leyes, políticos, política y sistemas de gobierno de tantas naciones y pueblos que conformamos la sociedad humana?
¿Cómo se puede permitir que los intereses de unos pocos, estén por encima de la mayoría, se les permita corromper las instituciones, y los pueblos pierdan la confianza en la justicia y en sus gobernantes?
¿Cómo se puede aguantar tanta mentira, tanta manipulación, tanto bulo y tanto descaro donde, la ética, la vergüenza, el honor y la palabra la han bajado al fondo de una fosa séptica?
¿Quién puede hoy creer al vecino, al tendero, a tu padre o hermano, al alcalde o concejal, a tu alumno o al maestro, a esa niña quinceañera, o a esa abuela llena de historias de la tele basura, o de chistes picantes recibidos en su móvil, quién creerá las promesas de campaña de unos partidos políticos, vendidos al dinero y a la corrupción, y quién creerá en la honorabilidad de jueces y magistrados, donde todo mundo sabe que son manipulados y manipulables por pequeños y grandes poderes, que los colocan en el umbral del repudio y del desinterés en la "justicia"?
¿Cómo se puede permitir que nuestros dirigentes, pretendan guiarnos dócilmente a guerras de exterminio, mintiéndonos y ocultando los verdaderos intereses e interesados en producir verdaderas catástrofes humanas, como las que promocionaron, alentaron y alientan en Ucrania, Palestina e Irán, por ejemplo?
¿Cómo es posible que en cien años de tantos avances culturales, tecnológicos, científicos y de bienestar social, nuestros profesores, catedráticos, ingenieros, filósofos, escritores de éxito, profesionales del derecho, científicos, doctores, actores, economistas, deportistas de tanta fama y muchos más que representan los niveles de desarrollo, permitan que políticos, militares y acaudalados empresarios o inversionistas nos lleven a tantos millones de personas a la guerra?
¿Van a permitir que sus hijos, nietos o biznietos (de los ricos se entiende) se sumen a la paranoia guerrera, alistándose voluntariamente para ir al frente o..., los financiarán para que vayan a estudiar a Harvard o Princeton en EE.UU?
Los de siempre, el pueblo, la masa trabajadora, los que damos vida a la industria, al comercio, al turismo, a todas las actividades económicas que enriquecen a unos pocos, seremos los destinatarios a engrosar los ejércitos, a ser capturados vilmente en las calles, metidos en un furgón, y al frente... (Ucrania dixit) ¿Hay corazón o sentido de la responsabilidad por parte de estes nuestros dirigentes nacionales y europeos? ¿Qué compromisos han adquirido para mentirnos, endeudarnos, y vender nuestra soberanía sin tan siquiera consultarnos? ¡PAZ, NO a la guerra!