Premio Nobel de Literatura 2006
Dedicado al personal bibliotecario de Telde, por la atención personalizada que ofrecen
a cada uno de los visitantes, estudiantes y lectores. Por su enorme e impagable labor
acercando a todas las personas el apasionado mundo de los escritores y sus libros.
Conocí a Orhan Pamuk hace muchos años. Fue uno de esos encuentros que sabes que formarán parte de tu vida eternamente. Lo cierto es que fue a través de una de sus obras literarias más relevantes: "Nieve".
Si insultar y debilitar la identidad turca es sumarse a un manifiesto sobre el exterminio de armenios y kurdos y sobre la cosificación de la mujer, objeto de acuerdos y compraventa por los hombres de la familia en su tierra natal, admiro a Orhan por su valentía y personalidad.

A finales del año 2004 fue llevado a juicio, acusado de insultar y debilitar la identidad turca, bien a través de sus manifestaciones en prensa y entrevistas, bien a través de su producción literaria. De nuevo se le abrió causa a finales de 2021. Por lo que observamos, el libre ejercicio del pensamiento y la reflexión se reconoce, sobre todo por regímenes autoritarios, como disidencia y traición a la patria. No son aislados los galardonados con el Premios Nobel de Literatura que se manifiestan contrarios a costumbres y prácticas religiosas castrantes y vejatorias, hechos que no comparten, bien por el simple reconocimiento de la igualdad entre seres humanos, independientemente del género, raza, religión, orientación sexual..., bien por el libre ejercicio de su conciencia. Admiro y apoyo incondicionalmente a las escritoras y escritores capaz de llevar al papel y a su vida diaria, su forma de pensar, capaces de ejercer una reflexión objetiva sobre el mundo que les rodea, admirado siempre por su capacidad para realizarlo desde la belleza de lo expresado.
Cierto es que acercarse a su literatura es llevar a cabo una profunda inmersión en su vida, en su pueblo, en el que otrora fuera imperio otomano, imperio totalitario que, como todos, no fue ajeno su dominio y reinado a la destrucción, exterminio y sangre.
De "Nieve" lo recuerdo todo, detacando el impacto emocional que me produjo:
"Mientras la nieve caía pausadamente y en silencio, como nieva en los sueños, el viajero sentado junto a la ventana se purificó con los sentimientos de inocencia y sencillez que llevaba años buscando con pasión y creyó optimistamente que podría sentirse en casa en este mundo. Poco después hizo algo que llevaba mucho tiempo sin hacer y que ni siquiera se le habría ocurrido y se quedó dormido en el asiento."
Ahora, dos décadas después, en mi periplo por los Premios Nobel de la Literatura, vuelvo a Pamuk con tres de sus obras.
La primera, titulada: "La vida nueva", me provocó el impacto que supone el reencuentro con un gran maestro. Alguien capaz de atraparte desde la primera línea, la primera frase, la primera palabra:
"Un día leí un libro y toda mi vida cambió. Ya desde las primeras páginas sentí de tal manera la fuerza del libro que creí que mi cuerpo se distanciaba de la mesa y la silla en que estaba sentado. Pero, a pesar de tener la sensación de que mi cuerpo se alejaba de mí, era como si más que nunca estuviera ante la mesa y en la silla con todo mi cuerpo y todo lo que era mío y el influjo del libro no sólo se mostrara en mi espíritu sino en todo lo que me hacía ser yo."
Es fácil entender el por qué de un libro que me encontré subrayado, una y otra vez, en una biblioteca pública. No albergaba duda alguna en que el libro había sorprendido, emocionado, cautivado a decenas de lectores antes de terminar en mis manos. Contenía párrafos maestros, ocultas lecturas más allá de lo expresado.
Como no podía ser de otro modo continué su lectura. No tardé mucho en sentirme atrapado, en notar como las invisibles redes de una bien tejida tela de araña no me permitirían escapar hasta el final, corriendo el riesgo -y así sucedió en realidad-, de permanecer anclado en un país inexistente, ¿acaso no?, donde sus personajes pudieran alcanzar esa vida nueva.
Con Orham Pamuk es fácil quedar atrapado en sus redes lectoras. Sus páginas emanan una extraordinaria sensibilidad a la hora de dibujar un paisaje, de convertirlo en una reflexión permanente, más allá de su belleza. El autor nos los hace llegar de un modo tan peculiar que parecen envueltos en suavísimos pañuelos de seda.
"Contemplé los copos de nieve. Caían meciéndose ligeramente, de repente parecían permanecer indecisos en un punto y luego seguían a sus iguales hasta que después, aún indecisos, una brisa apenas perceptible se los llevaba. De vez en cuando un copo se quedaba inmóvil en el aire tras mecerse un instante en el vacío y entonces daba marcha atrás y comenzaba a elevarse lentamente hacia el cielo como si hubiera cambiado de opinion abandonando sus pretensiones."
Lo confieso, soy un lector fiel y apasionado por la narrativa de Orhan Pamuk. Me despierta un creciente interés por conocer su tierra natal, sentir su cultura oriental occidentalizada, observar su gente, perderme y respirar por sus calles y mercados, sentir el bullicio de sus plazas y mercados, descubrir el orgullo de los turcos afianzado en ese pasado no tan lejano de imperio otomano.
Orham Pamuk te muestra en sus libros el país no revelado que sin embargo existe y se encuentra en el interior de sus páginas, en sus textos primorosamente elaborados. Tras la reflexión provocada por su lectura, surge la necesidad de leer un nuevo libro de Orham. Sabes que el país de referencia, su país, existe y se encuentra frente a tus ojos. Sólo las ideas débiles, borrosas y frágiles que él repudia y rechaza, hacen del ser humano un ser fácilmente moldeable, sumiso, gente corriente una vez velada su identidad.
"La mañana llega desde detrás de las montañas, pero uno comprende por las golondrinas que el sol ha salido mucho antes en algún otro sitio. A veces camino hasta aquí por las mañanas y recibo al sol que me saluda. La naturaleza está tranquila y aún no han salido las abejas ni las culebras. El mundo y yo nos preguntamos por qué existimos, por qué estamos aquí a esa hora, cuál es nuestro objetivo, nuestro mayor objetivo. Pocos mortales piensan en todo eso en compañía de la naturaleza".
No soy de traer tres obras del mismo autor, pero esta vez será la primera excepción. Reconozco que retomé "Nieve" de nuevo y el disfrute con su lectura superó lo alcanzado la primera vez.
La última que he disfrutado se titula: "El astrólogo y el sultán". ¿Qué decir de ella que no se haya dicho en cuanto a Premios, menciones, reconocimientos o que no se reconozca expresamente en las contraportadas de este libro?
Si toda la obra de Pamuk se encuentra traducida a más de cuarenta idiomas, nada tengo que añadir a su figura:
"¡Era increíble el parecido entre el hombre que acababa de entrar y yo! En el primer momento pensé que era yo el que estaba ahí...".
Es esta novela un juego de identidades y de roles. Es esta novela un sorprendente tobogán emocional que te mantiene en vilo hasta el final. Y será este final el que te dejará sin habla, con la cabeza en Istambul, en Gebze, en Empoli, en Edirne.
Es su maestría al narrar aquello que vanaglorio. La maestría que demuestra no tanto en lo narrado sino en la profundidad de lo expresado. Es la ciencia y la innovación algo inherente a esta novela. Es la ciencia la tarjeta de presentación de dos formas de entender el mundo del conocimiento, de acercar los logros en campos muy diversos del saber de los seguidores de Mahoma ante los logros alcanzados por los infieles cristianos. Se odian pero se necesitan y son sus personajes la entrada al más sorprendente de los hermanamientos, al trabajo colaborativo, a la escritura creativa de dos almas en pena, en mundos diamentralmente distintos.
"Cada mañana se sentaba a la mesa, convencido de que sería capaz de trascender los males sobre los que escribiría durante la jornada y de recuperar lo que había perdido la anterior, y cada noche se levantaba después de dejar sobre la mesa otro poco de la confianza en sí mismo que aún le quedaba".
Nada más, que sean sus palabras las que cautiven el interés de usted, lector. Yo prosigo con mi lectura, ahora con otra obra extraordinaria del escritor turco, muy densa pero igual de recomendable: "Las noches de la peste".
José Manuel Espiño Meilán, amante de los caminos y de la vida. Lector, escritor y educador ambiental.