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En Lugo no pasa nada

Latorre Real, Luís - miércoles, 25 de junio de 2025
En Lugo no pasa nada La política es terrible en estos tiempos. Se ha perdido cualquier tipo de filtro y de coherencia y sólo asistimos a un oportunismo barriobajero del que hacen gala casi todos los que están metidos en ese mundillo y que cada uno ve más aceptable en uno u otro bando de acuerdo a sus simpatías personales.

Ya no se es votante de un partido por afinidad con sus ideas, sino que es fácil observar que se ha logrado que los seguidores lo hagan de forma irracional y que en lugar de decidir qué papeleta coger tras un sereno y tranquilo proceso de reflexión basado en los programas electorales y la confianza que generan los líderes, se hace al revés y se defiende a capa y espada una opción que incluso en ocasiones ni se sabe bien por qué ha hecho de la población unos rehenes no totalmente involuntarios.

Hoy ser del PSOE, Vox, PP, BNG, Sumar, Podemos o cualquier otro grupo se parece más a ser hincha de un equipo de fútbol que a otra cosa. "Los míos todo lo hacen bien, y cuando se equivocan se lo perdono porque los otros son peores". Y así nos va. Hemos rebajado el nivel de exigencia a tal bajeza que con que sean "menos malos que los otros" nos damos con un canto en los dientes y en vez de seguir votando con una pinza en la nariz y con críticas internas (que en realidad les importan un carajo siempre que les votes) se hace con la convicción de que "al menos no nos gobierna Marco Antonio" y dando argumentos insostenibles.

Si eres liberal te tiene que chirriar que los partidos de derechas estén pidiendo en algunos casos que la administración se haga cargo de tareas que, por lógica, corresponderían a la empresa privada, igual que si eres de izquierdas no debería ser aceptable que los gobiernos regentados por los partidos de esa tendencia privaticen absolutamente todo. Pero eso es pedir demasiado. Se defiende lo que haga el gobierno de tu color, aunque contradiga los principios que se supone que debería aplicar.

Por supuesto hay políticos decentes y honrados, pero incluso esos suelen estar presos del sistema actual, dominado por las élites de sus respectivas siglas que aplican la máxima acuñada por Alfonso Guerra: "el que se mueve, no sale en la foto". Y la foto lo es todo, porque son los cargos, los chóferes, los despachos, y los sueldos que en el mundo real jamás tendrían, aunque sea a costa de hacer lo contrario a lo que predican.

En Lugo, sin ir más lejos, absolutamente todo está privatizado. Los grandes "defensores de lo público" exigen que la administración ejerza las tareas... siempre que se trate de otra, porque en el Ayuntamiento de nuestra ciudad no se me ocurre nada que no esté en manos de empresas privadas.

Son empresas las que se encargan absolutamente de todo: desde el ciclo del agua, que me parece razonable, hasta la redacción de las ordenanzas, que es intolerable porque para eso precisamente tenemos concejales y "técnicos", que no sé a qué se dedican porque cada vez que hay cualquier cosa se tira de "asistencias técnicas" que es como llaman a privatizar las decisiones.

Eso sí, después no les hacen ni puñetero caso, y se gastan ingentes cantidades de dinero público en análisis que después no se siguen si no les convencen y así el plan de tráfico que hizo Orozco está muerto de risa en un cajón y se lo saltan para peatonalizar la Ronda, lo que dicho plan considera un disparate por ser el distribuidor natural de la circulación de Lugo.

Pero no pasa nada.

Tendremos otro año una cutre y vergonzosa rampita para bajar al río en vez de la multiprometida playa fluvial, siendo privada la única que existe en el municipio, y dedicando la fábrica de la luz, con una inversión millonaria, a un centro sobre el vino (una instalación dedicada a beber alcohol en un sitio apartado al que se irá en coche… ¿qué puede salir mal?).

Pero no pasa nada.

Las Caldas, otra inversión millonaria con un mantenimiento disparatado, están ahí para nada, sin apenas usuarios y sin solución de futuro.

Pero no pasa nada.

Las (muy abundantes) piedras del centro ya se están rompiendo y no hay visos de que vayan a arreglar las (también muy abundantes) calles dañadas durante las obras.

Pero no pasa nada.

El tren, lejos de mejorar, empeora y nuestro Alcalde va a Madrid y vuelve todo contento porque le han prometido que "van a estudiar" sus demandas, que es lo que se dice cuando la respuesta es "no".

Pero no pasa nada.

Salen los cargos públicos más importantes de la política local a atacar a una jueza por hacer su trabajo y mintiendo al afirmar que fue sancionada por un caso por el que no fue sancionada, y a calificar de "anónimos" escritos firmados con nombres y apellidos para intentar así dañar a sus adversarios políticos.

Pero no pasa nada.

Lugo es la ciudad donde nunca pasa nada. Y nosotros seguimos tragando.
Latorre Real, Luís
Latorre Real, Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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