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Crisis en el sistema democrático y en el orden mundial

Mosquera Mata, Pablo A. - miércoles, 18 de junio de 2025
Volvemos a descubrir lo que está en la historia. Los sistemas operativos en un siglo para garantizar la convivencia se hacen obsoletos. El orden mundial que establece el mapa del poder cambia cada siglo. Aunque no nos queramos dar cuenta el siglo XXI operará de la misma forma sobre ambas cuestiones. Las demandas y las ofertas volverán a colisionar. Las fuentes de riqueza serán otras y estarán bajo la autoridad de los nuevos poderes fácticos. La ideología sufrirá una crítica a su utilidad para justificar nuevos escenarios. El mundo que mi generación ha conocido se está transformando con arreglo a los planes y diseños que establecen esas minorías más o menos ocultas pero que siempre han gestionado problemas y soluciones para la humanidad.
Conocí a Julio Caro Baroja con motivo de su nombramiento al frente del recién creado ente público EITB. -Duró poco, no era hombre dispuesto a soportar las diatribas de la política vasca- Le pregunté cómo le había ido a su tío Pio como médico en Cestona por los primeros años y tras leer su tesis doctoral "el dolor, estudio psicofísico". Su trabajo como médico rural en aquella Guipúzcoa profunda tuvo que ser ciencia y arte. Lo imaginábamos sentado en el txitxilu de algún caserío departiendo en euskera sobre ese mundo mágico sin romanización dónde los mitos, aquelarres y culto al fuego o al sol entre el pertinaz txirimiri le dieron motivos y relatos para despertar su aventura novelesca. Confieso que tal conversación la llevé siempre conmigo y contribuyó a que finalizara mi periplo facultativo como médico rural de las parroquias históricas de Cervo. ¡Nunca me he arrepentido!. Pero a lo que voy. Su pertenencia a la generación del 98 le llevó a ser crítico y preocupado ante los nuevos acontecimientos del siglo XX.
Nosotros los nacidos en la segunda mitad del siglo XX deberíamos estar "serenamente preocupados" con lo que sucede y sucederá.
Hemos vivido aquellos veranos de los años sesenta. Nuestros padres tras bañarse en el Cantábrico y echar la partida al dominó o al subastado, hablaban de política. La de un régimen que declaraba como vagos y maleantes a los que no trabajaban. Que discutían sobre los cambios que desde El Pardo se avecinaban por la crisis entre ortodoxos del sistema y aperturistas tecnócratas del OPUS. Nosotros a lo nuestro. Libertad para elegir la playa, partido de futbol en los arenales y excursiones a soutos y fragas. Mi querida amiga Margarita Rivera -ex profesora y excelente música me puede corregir y como en aquel dicho sacarme el corazón por el siniestro costado si no digo verdad-
Nuestra vida laboral tras el paso por la Universidad -¡qué maravillosos tiempos para los que disfrutasteis de las rúas compostelanas- opositar, hacer el doctorado, ser profesionales de la enseñanza o de la sanidad y desde luego descubridores de esa Europa dónde artistas y pensadores clamaban por la libertad y los derechos constitucionales. Era la democracia como ámbito para la convivencia entre los seres humanos.
A medida que nos acercábamos al final del siglo XX avanzaban las tecnologías, el consumo, la colisión entre los derechos fundamentales -libertad y seguridad- Comenzábamos a atisbar la perversión del sistema democrático, se estaba produciendo el crecimiento de la partitocracia. Me pillaron las doce campanadas del nuevo siglo en Venecia. Era como si me aferrara a mi tiempo. Tras leer el Quijote y repasar la vida de los protegidos por el gran Conde de Lemos, sospechaba iba a ser otro ser humano incómodo en el nuevo siglo XXI. Y así fue y es.
Lo bueno ha sido llegar hasta la jubilación como trabajador por cuenta ajena -siempre al servicio del sector público- Salvar la piel luchando por la vieja democracia y dignidad contra truhanes y malandrines -pelín asesinos- del nacionalismo vasco más radical. Lo malo es ese carácter crítico que me ha dado la cultura -Ortega- y que me obliga a gritar como el 2 de mayo. ¡Qué nos lo quitan!.
La democracia no sólo la han capturado. Es que la han prostituido. Ya no nos garantiza, tal como la han dejado los mandarines hecha unos zorros, la convivencia y la verdad. Además los nuevos dirigentes han decidido cambiar las fronteras del mundo. Han vuelto al viejo cabalgar del jinete apocalíptico "guerra" para establecer quién manda y quien obedece, y que nuevos países subsisten con el orden mundial que han diseñado entre Rusia, China, USA y sus obedientes leales. Creo que todas aquellas instancias creadas tras la segunda guerra mundial se han quedado obsoletas y sin prestigio para obedecerles. Hasta las contiendas son diferentes y con mando a distancia tal como vemos esos antes juguetes y ahora máquinas de matar -drones-.
Propongo disfrutar del verano que se acerca. Puede ser único en su comportamiento. Puede ser la antesala del brutal tiempo que nos espera. Puede ser que otra vez las conquistas socio culturales nos regresen a una Edad Media sombría que nos obligue a refugiarnos en los monasterios -el mío está al sur de Europa y al norte del norte en la Península Ibérica-. Amén.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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