Realidad social

El Capital (grandes empresas y entidades financieras) son el motor económico de cualquier sociedad avanzada y de el dependen varios parámetros económicos básicos como el I.P.C, la inflación, o el euribor, que tanto afectan, positiva o negativamente, a los ciudadanos.

A la mayoría de los ciudadanos no les preocupa los datos de la macroeconomía ni la política de salón de la que hacen gala muchas formaciones políticas y analistas económicos, en cambio si padecen las carencias en materia laboral (negociación colectiva e incremento del S.M.I), en sanidad (listas de espera y falta de medios, humanos y materiales), en educación (becas, gratuidad y calidad), en vivienda (asequible al alcance de todas las personas y familias, incluso las vulnerables) así como en prestaciones sociales insuficientes (bajas pensiones, paro excesivo, personas sin trabajo y sin derecho a percibir una ayuda económica, suficiente para vivir).

Los ciudadanos de a pie, de clase media y baja, quieren contar con una clase política que viva la realidad social y que conozcan sus problemas e inquietudes. Que hablen más de lo verdaderamente importante y menos de grandes proyectos que no afectan a la vida cotidiana e los vecinos de cualquier pueblo o ciudad de nuestro país.

Por todo eso es muy importante que los diferentes gobiernos mantengan y lleve adelante una política de mínimos, amparando siempre una política social decidida para combatir la marginación y las grandes diferencias sociales, cada vez más evidentes en nuestro país.

Los ricos son cada vez más ricos y los pobres más pobres. Para los poderosos y privilegiados, la política es un arma para generar más poder y para los más humildes es la esperanza de que algún día triunfe la Justicia Social.