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Una buena visión, la clave para un buen aprendizaje

Suárez Sandomingo, José Manuel - miércoles, 28 de mayo de 2025
En los últimos tiempos, el Gobierno ha intensificado su compromiso con el bienestar infantil en España, impulsando medidas legislativas y ayudas directas que buscan mejorar la calidad de vida de los más jóvenes, como han sido los casos del Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles, la nueva ley de protección de menores en entornos digitales o la Estrategia Nacional de Lucha contra la Pobreza.

Ahora, a todas estas medidas le suma el Plan Veo, una prestación del Ministerio de Sanidad destinada a mejorar la salud visual de menores de 16 años, asegurando que los niños y adolescentes cuenten con los recursos necesarios para proteger su visión y prevenir problemas futuros.

Es bien sabido, ya sea por experiencia propia o por haberlo visto en los hijos, los amigos o los familiares, que una mala visión entre los escolares afecta directamente al rendimiento académico. Profesores y profesionales del ámbito educativo lo han constatado en innumerables ocasiones: alumnos que entrecierran los ojos intentando descifrar lo que pone en la pizarra, que preguntan una y otra vez "¿Qué pone allí, profe?", o que dependen de los apuntes del compañero de al lado, interrumpiendo la clase y recibiendo llamadas de atención.

Según datos del Ministerio de Sanidad, 1 de cada 10 menores en España presenta problemas de visión no corregidos debido a la situación económica de su familia. Esta realidad impacta directamente en su aprendizaje, autoestima y vida cotidiana, dificultando su desarrollo académico y social.

Se puede ser un mal estudiante porque no se comprende lo que le dice el profesor o no se saben enfocar bien las respuestas a sus preguntas, pero también porque se tienen problemas de visión que nadie les ha detectado o él o ella ni han declarado. Cuando una de estas situaciones sí ha sido percibida, hay que buscarle remedio desde sus familias, ya que la visión es un factor clave en el aprendizaje, y cuando no es óptima, las dificultades se multiplican. Por ello, garantizar una salud visual adecuada desde la infancia no es solo una cuestión de bienestar, sino también una necesidad para el éxito escolar.

La mayoría de la ciudadanía es consciente de que, actualmente, disponer de gafas o lentillas supone un gasto elevado que, además, no está cubierto por la sanidad pública. Quienes han necesitado de ellas saben bien que, una vez las incorporan a su día a día, su calidad de vida mejora de forma notable y difícilmente prescindirán de ellas en el futuro.

Corregir los problemas de visión en la infancia es fundamental para garantizar el desarrollo pleno de los menores. Los pedagogos solemos decir que la escuela es la caja de resonancia de las dificultades, ya sean familiares, emocionales o conductuales, a las que se enfrentan los niños. Sin embargo, los problemas de origen orgánico, como los visuales, también influyen de manera significativa en su rendimiento y bienestar, y no deben ser subestimados.

Los beneficiarios de estas ayudas serán todos aquellos niños, niñas y adolescentes menores de 16 años que tengan derecho a la sanidad pública. Para ellos, el Gobierno propone cubrir las carencias económicas de sus familias con una prestación que cubre el modelo de gafas o lentillas hasta un máximo de 100 euros por menor y año. Si el coste es inferior a esta cantidad, la familia no tendrá que pagar nada. En cambio, si es superior, sólo tendrá que abonar la diferencia. Para las lentillas, el Gobierno contempla que esta prestación cubra también el líquido asociado y las unidades precisas para un año.

Para recibirla, el menor con problemas de visión debe ser detectado durante una revisión, o advertirlo su familia o el colegio de educación primaria. En ese momento, este deberá ser derivado a un servicio público de oftalmología para su constatación y propuesta de una prótesis (gafas o lentillas). El especialista, entonces, expedirá una receta, que le permitirá a la familia acudir a una óptica adherida al Plan.

En caso de que el menor ya estuviera usando gafas o lentillas podrá acceder a la ayuda, si un óptico-optometrista determina que necesita un nuevo equipo.

Este programa se pondrá en marcha en el último cuatrimestre de 2025 y contará con un presupuesto de 48 millones de euros para este periodo.

Con este conjunto de iniciativas, el Gobierno reafirma su apuesta por un futuro más seguro, saludable y equitativo para la infancia en España.
Suárez Sandomingo, José Manuel
Suárez Sandomingo, José Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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