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El grito de Hovik Keuchkerian

Santalla, Iago - miércoles, 07 de mayo de 2025
Por primera desde que en 2011 Xulio Xiz me regaló esta ventana al mundo voy a hacer mi columna en castellano. Tengo el motivo más humano: el actor libanés Hovik Keuchkerian. De casualidad coincidí con él en una cafetería de Zamora y él se dio cuenta que lo había reconocido. Con su voz contundente me dijo "tú me conoces" y, después de hablar con nosotros, nos regaló dos entradas para ir a su monólogo "Grito" en el teatro Colón de Coruña advirtiéndome que me llamaría diciendo: "¿Está el sinvergüenza de Iago?" y así lo hizo para, nada más contestarle, bajar y darme un abrazo. Luego subió de nuevo y contó cómo nos conocimos.

El monólogo, para mí, no fue uno más porque el humor de Hovik tiene fondo humano. Este tipo de humor es el que yo sigo, el que huye de tópicos y destruye lo políticamente correcto para hacernos pensar. El mismo que es capaz de arrancarnos de nuestra realidad para verla desde fuera y buscarle la forma a la felicidad.

Hovik, en la impostura de un grito, nos lanza a combatir las injusticias, a no callar y sobre todo a ser activistas de la paz. En este sentido hay una frase que me sobrecoge: "parar la guerra nunca está en el plan", esta sentencia viene de otra reflexión de su madre en la que se pregunta: "¿Cómo van a parar si acaban de empezar y llevan preparándose para empezar desde la última vez que pararon?"

La voz de este libanés comprometido también es experta en una tarea tan ardua como necesaria: definir y detectar gilipollas. Personalmente siempre me ha parecido una actitud tan detestable como compleja que hace difícil definir el término con exactitud. En cambio Hovik lo hace con una claridad meridiana situando la gilipollez en su contexto (por ejemplo, dice él, cuando alguien aparca en las plazas de movilidad reducida sin tarjeta)...
...es aquí donde el grito ejerce su poder de impacto en la conciencia humana: gritar es una forma de dejar una idea en las mentes para que estas se activen y creen una posición sobre la realidad. Por lo tanto, personas como esta son imprescindibles porque dibujan, entre las risas del público, un mundo de paz.

Querido Hovik, gracias por todo y sobre todo por ese grito revulsivo que agita la realidad. Una realidad que, con personas como tú, será mejor mañana.
Santalla, Iago
Santalla, Iago


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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