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El poker en civilizaciones antiguas

O mundo de Internet - martes, 29 de abril de 2025
El poker, con esa mezcla magnética de suerte, estrategia e intuición, es hoy sinónimo de partidas intensas, casinos iluminados y plataformas online rebosantes de acción. Pero... ¿y si te dijéramos que sus raíces podrían estar enterradas en las arenas del antiguo Egipto o en los patios de las cortes persas?
El poker en civilizaciones antiguas
A lo largo de la historia, el ser humano ha jugado. Ha jugado por diversión, por necesidad o simplemente por el deseo ancestral de desafiar al destino. El poker, como tantos otros juegos, parece beber de esa fuente primitiva donde se mezclan el azar y la astucia.

Los primeros indicios
En la China de hace más de mil años, ya se hablaba de juegos con barajas rudimentarias. Algunos historiadores sitúan su origen en la dinastía Tang, donde se utilizaban papeles decorados que podrían considerarse los primeros naipes. Aunque aún faltarían siglos para ver una partida de poker como la actual, lo cierto es que la mecánica básica, es decir, competir, ganar, arriesgar, ya estaba ahí.
Algo similar pasaba en el antiguo Egipto, donde se han encontrado dados y elementos de juego elaborados con huesos y marfil. No eran cartas, pero la mentalidad de jugársela ya formaba parte del imaginario colectivo. También hay registros de juegos en la India y en la Persia medieval, y es aquí donde encontramos una de las piezas más intrigantes del puzzle: el As Nas.
El As Nas era un juego popular en la Persia del siglo XVI. Se jugaba con una baraja pequeña, de 25 cartas, y aunque las reglas no eran idénticas al poker moderno, sí incluía elementos familiares: manos jerárquicas, apuestas y lo más interesante… ¡el farol!
Algunos expertos creen que este juego pudo haber viajado a Europa a través de rutas comerciales o por influencia de los marineros persas. En Francia, surgió poco después el "poque", un juego que ya se acercaba bastante más al formato actual, y es ese poque el que cruzó el Atlántico con los colonos, dando origen al poker que conquistó salones, barcos y tabernas en el siglo XIX.

De Europa a Estados Unidos
En el Viejo Continente, el poker fue evolucionando al calor de las distintas culturas. En Alemania se hablaba del "pochen", en España del "primero", y cada país le aportaba su toque. Pero fue en Estados Unidos donde el juego explotó. Las partidas en los barcos del Mississippi, los duelos en el Lejano Oeste o los clubes clandestinos de Nueva York fueron moldeando un juego que ya no era solo entretenimiento: era psicología, tensión narrativa y, para muchos, un estilo de vida.
Con la llegada de internet, el poker vivió una segunda revolución. Hoy se puede jugar desde cualquier lugar del mundo, aprender nuevas variantes o incluso practicar contra jugadores reales sin moverse del sofá. Por ejemplo, en esta plataforma de poker online es posible explorar una gran variedad de modalidades, desde el clásico Texas Hold'em hasta juegos menos convencionales, todo en un entorno intuitivo, con una comunidad diversa y miles de jugadores activos. Es una forma ideal de llevar a la práctica lo aprendido, experimentar estrategias y entender cómo un juego tan antiguo ha sabido modernizarse sin perder su esencia.

¿El poker como ritual ancestral?
Más allá del juego, hay quienes defienden que los orígenes del poker podrían estar ligados a lo simbólico. Algunos antropólogos apuntan a que ciertos juegos de cartas del pasado no eran simples pasatiempos, sino parte de rituales, métodos de adivinación o formas de comunicación con los dioses. En ese contexto, apostar no era solo perder o ganar, sino un acto con implicaciones místicas.
¿Y si el farol nació como una forma de poner a prueba la voluntad de los espíritus? ¿Y si la jerarquía de las cartas reflejaba el orden social o divino? Estas teorías, aunque más especulativas, ayudan a comprender por qué el poker sigue resultando tan cautivador. Porque más allá de las fichas y las reglas, hay algo profundamente humano en ese pulso entre la lógica y la intuición.
Pero volvamos ahora a la pregunta del principio: ¿jugaban al poker en las civilizaciones antiguas? La respuesta honesta sería “no exactamente”. Pero lo que sí podemos afirmar es que los ingredientes del poker ya estaban cocinándose hace siglos. Apuestas, engaños, lectura del rival, manos ganadoras... todo eso ya existía, disperso en juegos de distintas partes del mundo.
El poker es el resultado de una evolución cultural que atravesó imperios, rutas comerciales, revoluciones tecnológicas y cambios sociales. Es un espejo de la historia humana, donde cada carta, cada gesto y cada silencio en la mesa cuentan una historia.
Hoy, cuando alguien se sienta a jugar una partida online o en un casino, está conectando con algo que trasciende generaciones. Está replicando, quizás sin saberlo, el espíritu competitivo de un guerrero persa, el cálculo frío de un comerciante chino o la superstición de un faraón egipcio.
Y eso, probablemente, es lo que hace del poker mucho más que un juego, ya que es una expresión milenaria de nuestra forma de ser.
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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