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Proyecto FICOS - XII

Ávila Soto, Federico - lunes, 28 de abril de 2025
De la vida y sus garantías (2)

(viene del miércoles día 23)
La fantasía es un elemento soñador mental, que nos ocupa parte de nuestra existencia. Hombres y mujeres fantaseamos como elemento de deseo, -en esto, nos negamos a abandonar la infancia creadora de la ilusión continua- como expresiones mentales de idealismos, pero, la diferencia entre unos idealismos femeninos, y unos masculinos, está en las consecuencias en la obtención de eses sueños, deseos o fantasías.
Mientras los sueños femeninos, circundan los idealismos del amor, los masculinos circundan el del triunfo, valor, poder, dominio y sexualidad; lo que supone por parte del hombre, ser ese ser constructor-destructor de grandes hazañas y obras, que arrastra mares de vidas cara a la muerte y desolación, con pensamientos tan ínfimos y pequeños, que solo se consolidan, en el disfrute del poder adquirido de fuerza de unas élites, que tratan de asegurar por tiempo indefinido, como excusa de grandeza.
Somos los hombres, los que creamos los "dioses" en un afán soñador, incapaces como somos, de entender, comprender y saber de la existencia, tanto humana como animal, o material. Nuestra diminuta inteligencia, no da para comprender, que la "vida" humana, animal, vegetal, en si biológica, conforma un proceso renovable existencial en un todo universal que, nuestro cerebro no es quién de poder descifrar y dominar científicamente. Y para suplir esa carencia científica de un pensamiento serio y respetuoso con la existencia humana, el hombre crea, difunde e impone, la existencia de un "creador" imaginario, que él mismo le da contenido existencial, introduciéndolo en las sensibilidades humanas del temor y el idealismo, a falta de razón honesta, en el análisis particular y colectivo, del ser existencial.
Y con el atraso cultural que se perpetúa, hombres y mujeres, pasan a formar los ejércitos de la barbarie, alentados por los oportunistas de los poderes creados, con la fantasía y sueños masculinos. Los hombres, no somos capaces -al parecer- de bajar de los cielos, y ser realistas en el conjunto existencial, y que esa fuerza y poder creativo que malgastamos en tanta aventura fantasiosa, daría unos resultados asombrosos, si fuéramos capaces de trabajar en las realidades diarias, que son, esencialmente, administrativas en la organización social, en el respeto escrupuloso de la vida, de la formación y desenvolvimiento de las capacidades individuales y colectivas, de asegurar la convivencia entre etnias y grupos sociales diversos en respeto, creando bases, que impidan las agresiones y el sometimiento "por la fuerza", y colaborando intensamente, en la búsqueda de sociedades más igualitarias y avanzadas, tanto en lo tecnológico, como en lo cultural-filosófico, que consiga dotar al hombre y a la mujer de elementos positivos creadores, en un avance, cara al desenvolvimiento paulatino pero firme, de un cerebro humano, infinitamente más inteligente y humanizado del que poseemos en este atraso perpetuado a que nos tienen sometido las herencias que recibimos de nuestras generaciones pasadas.
Solo un sistema de vida consensuado entre millones de personas, participado y creado por todos y cada uno de los ciudadanos, en todas las tareas del día a día, sin dirigismos ni héroes que lideren imperios, sin clases o élites dominantes que acaparen los poderes que pertenecen a todos, en un equilibrio equitativo, y que no se apoderen de los bienes terrenales y existenciales, como si fuera cierto que la Tierra les pertenece; será cierto entonces, que el hombre y la mujer, la sociedad humana, está a conseguir su propia grandeza como humano, como persona, y como ser social que transita en una existencia, producto de la vida que nos hizo nacer, ver, oír, sentir, disfrutar, padecer y desaparecer, sin que, en ese tránsito, pudiéramos hacer gran cosa en la dignificación de nuestro ser inteligente.
Las garras de las bestias, de las alimañas y del animal salvaje, paralizan las mentes y la vida de la gran mayoría que, lo único que precisan, es la libertad, la creatividad, el respeto, la igualdad, la solidaridad y sistemas de vida consensuados.
Los hombres y mujeres que venimos a la vida, que transitamos en una corta existencia vivencial de un todo universal y eterno que ignoramos, tenemos que ser capaces de darle sentido a esa existencia, y de crear las bases sólidas del hombre y mujer del futuro que, muy bien podría ser "sin tierras ni objetos de apoderamiento y dominio conocidos", sino, como el hombre y la mujer que, muy avanzados técnica, científica, moral, cultural y filosóficamente, emprende el tránsito en ese espacio universal, que lo puede acercar a otras vidas y espacios posibles de habitar, y de seguir en un sin fin "inteligente".
Ávila Soto, Federico
Ávila Soto, Federico


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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