El R.C. Celta, el equipo de mi niñez, de mi adolescencia, de mi madurez y ahora de mi ancianidad, es el que mejor juega al fútbol en Europa después del Barsa. Os puede parecer una exageración propia de un hincha apasionado, pero no lo es.

Esta afirmación está en boca de casi todos los técnicos de esta Liga española, en la que cualquiera puede ganar a cualquiera y para cuyo final se prevé mas de una injusticia por arriba y por abajo en la clasificación.
A ver. Supongamos que el Real Madrid queda segundo y el Atlético de Madrid tercero, lo que a día de hoy es suponer una casi realidad. Pues no es justo, oye. El equipo que entrena el Cholo Simeone es mucho más equipo que el de los llamados galácticos, futbolistas que juegan a su bola y sin interés en lo común como precisa un deporte colectivo. Solo los favoritismos arbitrales, como el penalti anulado a Julián Álvarez en octavos de la Champions, puede repartir así las posiciones finales de los dos equipos madrileños.
Otro ejemplo. En la lucha por las competiciones europeas vemos que le falta fuelle a varios de los equipos que han estado clasificados durante casi toda la Liga y ahora no pueden dar todo por causa del desgaste físico producto del exceso de partidos. No es el caso del Celta que encara la recta final con talento de la casa y las piernas frescas de jóvenes de la cantera. En los cinco partidos que le restan por disputar malo será que no se clasifique para una competición europea.
Y en cuanto al descenso, cinco equipos huyen de los dos puestos que quedan por definir, una vez que el Valladolid ya pidió perdón por ser el colista. Leganés y Las Palmas son los señalados a día de hoy por los números, pero con quince puntos en disputa y los cuerpos agotados aún puede haber sorpresas.
Yo me siento orgulloso de mi Celta. Sobre todo, por el fútbol que le ha inculcado un entrenador gallego, de Mos, Claudio Giráldez. A él debemos que hayan jugado este año hasta once jugadores de la cantera que bien justifican la inversión en A Fouteza, la ciudad deportiva que nada va a envidiar -cuando esté terminada- a Lezama, la del Bilbao.
Porque yo pienso que la aspiración de los celtistas es que el equipo lo compongan solo jugadores de origen gallego. Por cierto, felicidades por el himno a C. Tangana y a cuantos hicieron posible
este hermoso videoclip.