Goya y su pintura religiosa
Ávila, José A. - jueves, 24 de abril de 2025
La pintura religiosa es una importante faceta de la obra de Goya. Fue la primera que desarrolló y, después, sería frecuente a lo largo de su producción, si bien disminuyó de forma notoria a partir de 1790. Goya pasó de plasmar una religiosidad convencional y popular a una religiosidad ilustrada, más intimista y con imágenes de marcada emotividad. De joven, hasta 1775, hizo Goya pequeños cuadros de devoción, destinados a una religiosidad popular, dentro de una estética del Barroco tardío y rococó, pero decoró grandes conjuntos murales que revelan sus dotes artísticas y compositivas; así, el fresco de la Adoración del Nombre de Dios (1771-1772), en la bóveda del Coreto del Pilar, o las escenas de la Vida de la Virgen en la iglesia de la Cartuja de Aula Dei (1772-1774), todo ello en Zaragoza. La decoración de la cúpula Regina Martyrum (1780-1781) de la basílica del Pilar consagró ya a Goya como gran pintor. La culminación de su producción religioso-decorativa fue la pintura (1798) de la cúpula de la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid.

Ávila, José A.
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