Proyecto FICOS - XI
Ávila Soto, Federico - lunes, 21 de abril de 2025
La ciencia de la administración humana
Hoy es 26 de Noviembre del año 2009, y para empezar la exposición de una idea, paso a contar una noticia que se dio en estos días: en Filipinas, en un Estado gobernado por un allegado a la actual máxima dirigente del país, unos seguidores o militantes que conforman patrullas para policiales y, parece ser, que liderados por uno de los hijos que tiene el gobernador con cuatro mujeres, despedazaron a abogados, periodistas y familiares de un oponente político que hizo público, su deseo de presentarse a las próximas elecciones, para el cargo de "gobernador" del tal departamento, estado, provincia o región que se trate. La noticia ya recorrió medio mundo, y así mismo, las televisiones nos dieron los reportajes gráficos de esa realidad: de los cuerpos muertos y violentados por la fuerza bruta, en la orilla de los caminos de nuestras vidas.
Dos o tres nociones nos quedan en la retina de nuestro cerebro: la "Administración de la cosa Pública" y el dominio de todos sus resortes, nos lleva a muchos, a actuar con toda clase de recursos y medios, con tal de llegar a ser poseedor de ese poder, del dominio de la esfera social que nos rodea. Luego, está demostrado que la "Administración de la cosa Pública", está asentada en bases carentes de rigor "científico", que nunca se relacionó la "cosa pública" como materia científica de estudio, y qué en este campo investigador, está todo por descubrir.
Por muy extraño que parezca, el relato antes expresado, es la base de la conformación de todas las sociedades humanas a través de los siglos, en todos los lugares que los humanos poblamos. Esa realidad fratricida de matar al que ose oponerse, es nuestro "modus operandi" en el que luego conformamos la tribu, el clan, la iglesia, la secta, el pueblo, la nación, el estado, el imperio... Nada de hablar de ciencia en lo que toque a la administración de esa tribu, clan, iglesia, secta, pueblo, nación, estado o imperio. Todas estas estructuras administrativas, ya tienen bien asumido lo "tradicional", que es siempre lo mismo: el PODER, y todo por conseguirlo.
Así es que, todas las personas que venimos a la vida, ya nos encontramos inmersos en esas estructuras que conforman una forma de vida, crea cada una su cultura particular y, sobre todo, conforman una barrera casi infranqueable, a la expansión creativa de la inteligencia porque, precisamente, esa "expansión creativa de la inteligencia" es el principal enemigo de todo poder. La tribu tiene su jefe, el clan también, la iglesia exactamente igual que la secta, el pueblo o nación, el estado o imperio porque, las estructuras son siempre piramidales, donde, el "sueño" de todos, es ocupar la parte alta de esas pirámides. Esto trae como resultado, que las élites, -las que teóricamente están más próximas a ocupar esas alturas soñadas- procuran fortalecer sus "status" en todos los órdenes, procurando el debilitamiento de las bases, para no verse relegado en esa carrera elitista.
Es por eso, que una nueva criatura, la gran mayoría, y a través de tantos miles de años, no encuentra la sociedad estructuralmente adecuada. Todo es miedo, todo es oscuridad..., y tardamos muchos años en "comprender" las más simples nociones, de lo que somos, de lo que pasa y porqué pasa, todo lo que nuestros ojos ven, y todo lo que nuestros oídos nos permiten oír. Cuando "comprendemos", ya es muy tarde, carecemos de la formación adecuada, y estamos muy alejados de tener posibilidades de influenciar en las masas, para parar ese carro tan mal guiado por esos "jefes" que, abruptamente, con violencia, se nos encaraman al mando de nuestras tribus, clanes, iglesias, sectas, pueblos, naciones, estados o imperios. Como la gran mayoría, carecemos de poder, sobre todo, del "poder" de la palabra, porque, o bien las estructuras lo impiden, o carecemos de las herramientas necesarias, para que conformemos ese "poder" de la palabra. Porque estas dos formas de acceder a la cultura, al saber, son los dos bichos que más temen, los que sentaron sus reales en las partes más altas de cada pirámide.
Debido a todo esto, que más parece un juego "social psicológico", la persona humana no avanza, las sociedades no avanzan, y siempre estamos en los molinos de las guerras, de la muerte, de la violencia, de la depredación del intelecto, de la asfixia de la naturaleza y del "sálvese quien pueda". En la actualidad, conformamos en nuestro mundo Tierra, cerca de doscientos estados, que engloban muchas más naciones y pueblos, con cada una de sus identidades y culturas definidas. Absolutamente todos esos estados, naciones y pueblos, pasaron y pasan, por todos esos trances que describí en el principio de este escrito, y por una constante lucha fratricida de acceso al poder.
Todos tienen su propia historia, y todos la escriben a su manera para mejor lucir. Todos, conforman unas estructuras para administrar ese poder, procurando que los administrados no pongan en peligro, a las élites conformadas en un momento de esa "historia". Por eso mismo, la administración de la cosa pública de todos los estados, naciones, pueblos, iglesias, sectas, clanes o tribus, no pueden ser "científicamente aceptables" porque, "ciencia" significa "probado". O sea: que se puede conformar una administración de la cosa pública, científicamente ordenada, para, mediante el estudio de las "ciencias administrativas", dotar a la administración de los estados, naciones, pueblos, iglesias, sectas, clanes y tribus..., de las herramientas adecuadas para esa administración, ateniéndose a las normas que la ciencia pone a nuestra disposición, y no, al interés especulativo de esos "jefes", "élites" o toda esa rastra de espabilados aspirantes, que juegan a hacerse con ese, o esos poderes.
En el camino de este juego estratégico "social psicológico", vamos conformando nuestras personalidades, según sean las aspiraciones y deseos, vamos haciendo "amigos y enemigos" que nos ayuden en el empeño, y vamos llenando o vaciando, nuestro ser inteligente humano, en función de lo que más nos interese. En esto, en estas decisiones difíciles, somos, cada persona, responsables de sí mismo y de nuestros actos. No caben engaños. Y cada persona humana, sabe muy bien la verdad y la mentira suya, lo que esconde en las profundidades cerebrales inteligentes o, lo que muestra en su quehacer diario, pero, también sabemos, que no hay esa "Administración de la cosa Pública adecuada" que nos garantice la vida en cuanto a medios y formas en respeto, -la vida, es imposible de garantizar como fenómeno existencial- y, sabiendo de la carencia de esa administración, la vida y nuestras garantías, están expuestas a tomar todas las formas imaginables posibles, que nuestro ser inteligente "positivo o negativo" nos ponga al alcance, para agarrarnos con esos medios, a esa vida que siempre intentamos mantener, en el máximo tiempo de existencia, y a poder ser, de la forma más cómoda posible.
Es por eso, que la ciencia aplicada a la "cosa pública", pondría en las manos de todos, personas, familias, pueblos, culturas, naciones..., toda la masa humana, las herramientas más idóneas para canalizarnos como seres humanos, inteligentes y respetuosos con la naturaleza y el devenir de las próximas generaciones, que son las que necesitan las bases sólidas del futuro humano, del convivir en un entorno de respeto, y de seguir en un futuro investigativo, de todo lo que nos rodea universal.

Ávila Soto, Federico