Sumerjámonos un poco en nuestra historia. Analicemos desapasionadamente nuestros orígenes, según nos dicen las crónicas, fue fundada la ciudad en el año 1208, se la nombró según la tribu que la habitó. Para unos era Crunia, Cuerno para otros, aquellos la nombraron rompeolas, le adjudicaron todas las acepciones posibles; lo cierto es que la ciudad llega a nuestros días, cargada de historia, tradiciones y, como no, prestancia.
Se la disputaron celtas, fenicios, griegos, romanos... y más recientemente ingleses y franceses, no la pudieron subyugar-siempre supo reaccionar y se sacudió el yugo que la intentó doblegar- haciendo de ella una ciudad libre y alegre.
Como no podía ser de otra forma, posee calles varias veces centenarias, las losas que pisamos nos hablan de mitos y leyendas, promesas hechas, cumplidas unas, otras
La historia se forja así.
La ciudad crece, vive; un buen día intenta invadirla la peste del cólera, esta hiere de muerte a sus habitantes, aturdidos no saben cómo alejar el mal que los asola, recuerdan que, en 1788 el rey Carlos III, por real cédula, aprueba la Constitución de una Congregación, que se denomina Real y Venerable Congregación del Divino Espíritu Santo y María Santísima de los Dolores.
La devoción a la Virgen Dolorosa ha arraigado y se ha difundido por toda la ciudad, llegando a ser la predilecta de los católicos coruñeses que, si nunca la tuvieron olvidada, se acordaban de ella como instintivamente en los momentos de apuro y peligro. A ella acuden en 1854 cuando la peste del cólera asolaba la ciudad. Y a su protección

atribuyeron, el que la peste cesara a los pocos días de haber sido sacada procesionalmente por las calles de la ciudad la imagen de la Virgen de los Dolores, con el fin de que vea la tragedia en que estaba sumida MARINEDA; el corazón de la Madre se conmueve y la peste cesa.
En agradecimiento, desde entonces, cada viernes anterior al comienzo de la Semana Santa, avandona su dulce retiro en S. Nicolás; se viste con sus mejores galas, acompañada de música propicia, recorre galante y erguida las calles más emblemáticas de su amada MARINEDA, luce su hermosa corona de oro,-cuya custodia ostenta la caja fuerte de determinada entidad bancaria de la ciudad, de donde se retira con fuerte vigilancia, con el fin de lucirla este día- y un bellísimo manto de terciopelo bordado en oro.
La tarde climatológicamente, no dio pie a que el recorrido se hiciese cumpliendo el ceremonial, acompañaban a la imagen autoridades civiles y eclesiásticas, estas revestidas con los ropajes distintivos de su categoría eclesial, así vimos al Arzobispo de Santiago,

apoyado en su Báculo, revestido con las ropas que la ocasión requería, no faltaron a la cita el consabido grupo de señoras ataviadas de la tan española mantilla, La música acompañó a la dolorosa en todo el recorrido.
En distintos tramos del camino esperaban a la Señora diferentes corales, en las escalinatas del centenario Sporting Club Casino herculino, en la varias veces centenaria calle Real, como es costumbre, hubo una parada del trono que portaba a la dolorosa y la Coral Polifónica de la sociedad, dirigida por Juan Berná Pérez, interpretó la consabida salve, a la vez que una de las coralistas ofrecía un ramo de flores a la Virgen.
De nuevo la dolorosa recorrió la Calle Real y se dirigió a su sede en la parroquia de San Nicolás, dando así comienzo a la Semana Santa coruñesa.