Los maragatos Juan Zancuda y Colasa ya vuelven a marcar las horas en lo más alto de la Casa Consistorial de Astorga. El Ayuntamiento astorgano recuperó este miércoles el reloj municipal después de que haya estado parado durante más de un mes para llevar a cabo su restauración y mantenimiento para volver a ponerlo a punto.
El reloj, uno de los símbolos más emblemáticos de la ciudad, ha sido restaurado por la empresa palentina Noropal S.L. por un importe de 10.587 euros. Dicha empresa ha sido la encargada de realizar esta intervención, que incluye la revisión exhaustiva de los mecanismos, la sustitución de las piezas deterioradas y la reposición de toda la instalación eléctrica del reloj.

Esta restauración forma parte de un proyecto más amplio destinado a preservar y garantizar el correcto funcionamiento del reloj a largo plazo.
El relojero de la catedral palentina, Ignacio Delgado, que ha colaborado en las tareas acometidas por Noropal, empresa dirigida por Javier del Páramo, explicó a Ical que el reloj presentaba un estado «bastante malo, peor de lo que se pensaba», por una mala conservación y falta de mantenimiento.
Estas máquinas necesitan de vez en cuando un repaso exhaustivo. Ahora va completamente nuevo para otros 15 o 20 años, cuando necesitará otro repaso», comentó y detalló que tras el desmontaje total se llevó a cabo en los talleres de la compañía una limpieza general, el mecanizado de algunas piezas, la sustitución y la reconstrucción de otras, además de pintar, pulir y abrillantar. La retirada del aceite y el óxido fueron los trabajos más laboriosos.
Un proceso de restauración que requirió del desmontaje de este pieza que data de las décadas de los 60 y 70 del siglo XX para proceder a su puesto a punto en las instalaciones de Noropal. Después de un mes de trabajo y revisión exhaustiva, en la jornada de ayer montaron de nuevo todo el engranaje del reloj para que Juan Zancuda y Colasa vuelvan a marcar las horas en lo alto del Consistorio astorgano y sean de nuevo el foco de todas las miradas de los turistas que visitan la ciudad.
La tarea, como reconocieron sus protagonistas a este periódico, no ha sido sencilla. «Esperábamos verlo mejor, pero, la primera vez que fuimos, nos encontramos un mecanismo sucio y descuidado», aseguró Del Páramo, quien acumula a sus espaldas más de tres décadas en el oficio.
Tanto por la localización como por el peso, el dispositivo tuvo que ser desmontado in situ y bajado, pieza por pieza, del Ayuntamiento. De allí fue trasladado al taller de la empresa Noropal, donde se ha llevado a cabo labores de limpieza, comprobaciones por ultrasonido, secado o pulido. «De ver unas piezas a ver otras hay una gran diferencia», reconoció Del Páramo, a la vez que mostró su satisfacción por el resultado. «Nos encontramos incluso con piezas rotas, por lo que nos tocó hacer nuevos casquillos», añadió.
Por su parte, Delgado aseveró que el estado en el que llegó el reloj al taller era «pésimo». «Tenía una gran cantidad de aceite y óxido en partes donde no debería haberlo», afirmó el relojero de la catedral, quien también atesora décadas de experiencia que avalan su buena mano en la profesión.
SIN PRESIÓN. El reloj fue trasladado a la provincia el pasado 21 de febrero y, tras un mes de trabajo, mañana partirá a primera hora para volver a ser instalado en su emplazamiento habitual. Una tarea que, matizan, también requerirá su esfuerzo pues, al igual que cuando fue desmontado, requerirá ser trasladado pieza por pieza para ser montado de nuevo en la Casa Consistorial.
A pesar de la importancia cultural que tiene el objeto, ya que es uno de los grandes focos turísticos de Astorga, los relojeros reconocieron no haber tenido presión por tal actuación. «Hemos restaurado hace poco el reloj del Ayuntamiento de Magaz, que es muy similar a este», apuntó Delgado, quien ha trabajado a lo largo de su vida en la reparación de «muchos» temporizadores de torre, como el de la catedral riojana de Calahorra, el de la propia seo de San Antolín (donde trabaja como relojero desde finales de los años ochenta) o el de varios pueblos de la provincia.
De hecho, el proceso se dilató más de lo previsto debido a las «dificultades» a la hora de conseguir unas piezas que se presentaban rotas a la hora de la reparación, según detallaron los profesionales. En concreto, se trataba de unas ampollas de mercurio que permiten al reloj darse cuerda automáticamente. «De las cuatro que había, dos estaban rotas. Conseguirlas y adaptarlas nos ha llevado más tiempo», concretó Delgado.
Más allá de la parte funcional, la reparación ha permitido devolver al mecanismo un aspecto nuevo y reluciente, que desde mañana a primera hora estará en «perfecto» funcionamiento en el edificio consistorial.
Cabe señalar que el actual temporizador es de la década de los setenta, si bien el primer reloj de autómatas data de mediados del sigloXVIII. El paso del tiempo y las averías, la última de ellas irreparable, obligaron al Ayuntamiento astorgano a sustituirlo, aunque sin perder la esencia turística que atesora.