Proyecto FICOS - VIII
Ávila Soto, Federico - miércoles, 02 de abril de 2025
Razonamientos básicos, para entenderla vida y la inteligencia (1)
En la vida de la inteligencia humana, cuando se crea algo nuevo, original, la dificultad principal para el creador o creadores, es explicar en qué consiste esa creación original o novedosa. Más en el campo de las ideas del vivir, de la organización y administración pues, sabiendo que el cuerpo biológico precisa del alimento, de asegurar esta fuente de vida, el instinto cerebral, nos lleva a aceptar toda forma que nos asegure ese alimento, aunque sea a cortos plazos de tiempo, o en condiciones y formas, dudosas para la razón y ética personal.
Bajo estos parámetros, las sociedades de personas organizadas en la diversidad de culturas, de etnias, o de multiculturalismos cosmopolitas, obramos de la misma manera, y damos por bueno, todo lo que nos asegure la existencia. Por esta misma razón, toda creación, idea o proyecto que pueda hacer sombra a lo que ya se tiene, despierta de entrada, todos los recelos y sospechas, que el instinto de conservación pone en movimiento, como auto defensa de lo que ya se tiene, y como tal, conocido. Lo nuevo, lo novedoso, pueda que original, es siempre un riesgo pues, no es que sea bueno o malo, sino que hay otras fuerzas que se conformaron en la relación de dependencia, de lo instintivamente deseado, y las fuerzas ya creadas, que dieron satisfacción al instinto de vivir, fuera en parte pequeña o abundante, o en mala o buena calidad.
Esas fuerzas tienen su peso, y quién las domina, no renuncia nunca a verse relegado o apartado de la función que asumió. Este actuar instintivo que nos acompaña, es más acentuado en los jóvenes, ya que, al no estar plenamente desenvueltas sus capacidades, tanto físicas como mentales, se está en un estado de dependencia casi total, de las personas que le dieron vida en primera instancia, luego, de la sociedad a la que se accede, en el entorno social específico que le tocará vivir.
La realidad es palpable todos los días. Con atraso o modernismo, las guerras, el matar, el abusar del otro, el expoliarlo y mantenerlo sometido, es una forma de vida que se perpetua, y que, a través de todos los tiempos, sabemos que fue y que es así, así lo observamos, y son muchos los malabarismos que se inventan, para encubrir esas realidades, incluido, todos los organismos internacionales que, aparentemente, son los encargados de solucionar las diferencias, pero que operan siempre, movidos y dependiendo, de los grandes poderes. Para nada son independientes, y menos poderosos, como para obligar a cumplir reglas básicas para la convivencia pacífica.
Solo con el débil actúan estos organismos, y esconden la cabeza, pies y manos, cuando se trata de los grandes. La farsa es el resultado de las actuaciones, y así vemos, que la vida que nos toca vivir, está movida por unos hilos casi invisibles de esa farsa, no por la razón e inteligencia, que cabría esperar del hombre y mujer que, desde el largo caminar de la especie, esta se fue desprendiendo de pesadas cadenas, que solo eran posibles, en el sub desenvolvimiento de la inteligencia. ¿Cómo es posible, que esa inteligencia tan desarrollada, tanto en lo material como en la razón humana, no fuera ya capaz, de crear los instrumentos, individuales y colectivos, que nos dignifiquen, y que estén, en el actuar, a la altura de la inteligencia que, en el campo científico, sí es quién de tener esa organización y metodología, que ayuda a disfrutar, de los beneficios del desenvolvimiento de las ciencias y el saber humano? En el campo filosófico y ético, seguimos en el atraso perpetuado. Prisioneros del cuerpo instintivo animal, que conforma sus poderes, y los impone a los demás, en un pacto de respeto entre fuerzas parejas, y sometimiento implacable con el débil. La ciencia filosófica, la ciencia política, la ciencia diplomática, la ciencia literaria, la ciencia comunicativa, etc., están presas y sometidas a los poderes conformados. Cómodamente, se dejan arrastrar por las prebendas que, en lo particular, se obtienen de las posiciones de privilegio. Son incapaces de obrar, en contra de los intereses de eses poderes conformados, a sabiendas, de que contrarían las bases éticas de esas profesiones. Son prisioneros y carceleros de sí mismos, al servicio de las élites. Por eso, son incapaces de avanzar inteligentemente, y que esa inteligencia, se impregne en las sociedades, para que, individual o colectivamente, seamos capaces de avanzar en el respeto, en la administración solidaria, en la participación y enseñanza de lo social, del entendimiento y comprensión, de lo que somos como humanos, como especie que posee una inteligencia progresiva en su desenvolvimiento, y que depende de la liberación de las carnes animales, para que pueda ser más fructífera y beneficiosa.
Si no sometemos los pequeños poderes, medianos y grandes, a la acción de la inteligencia positiva, la persona carecerá siempre, de las herramientas idóneas para el progreso. Mutuamente se destruirá, destruirá la inteligencia, la razón, la ética, la moral, el respeto, la convivencia, la creatividad, la vida misma tanto humana como vegetal.
(Sigue el próximo lunes, día 7 de abril)

Ávila Soto, Federico