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Proyecto FICOS - VI

Ávila Soto, Federico - lunes, 24 de marzo de 2025
Razonamientos teóricos, sobre la dependencia de unas personas de otras,
y de la conformación de los poderes. - (3)

(viene del miércoles 19 de marzo)
El instrumento primordial conformado y utilizado por las élites, ya desde tiempos primitivos o remotos, hasta nuestros días, es ¡el ejército! Esta institución, que sobrevive a través de todos los siglos de la historia humana, es el instrumento idóneo de utilización de las élites, de los poderes creados, de los superdotados e inteligentes, que se escudan en las estructuras que las mismas élites crean, y la seguridad de dominio de ese ejército. Aparentemente, ese ejército, se presentará como defensor y al servicio del pueblo, de la nación, del estado, pero la realidad es bien diferente. La realidad es que el ejército, tiene una estructura piramidal, exactamente igual que las élites, el trabajo, la empresa, el clero religioso, la economía y finanzas, y todas las estructuras tanto políticas como sociales. 
Al conformarse en estructura piramidal, todas las organizaciones que aparentemente están destinadas al servicio del pueblo, de la sociedad en general, crea y conforma, privilegios dirigentes en los organigramas organizativos; se asientan y consolidan personas que, con su carácter, conocimientos, mañas y decisiones, acaparan ámbitos de poder, de fama y de seguimiento. Una vez acostumbrado a ese poder, trabaja las escalas superiores, de la misma forma que trabajó las subidas iniciales. En todo ese proceso, está ausente el bien social, aunque en la apariencia lo parezca. Lo que hay, es un trabajo psicológico, de superar escollos en una carrera por llegar al ego personal del triunfo, de la adulación, de la conquista, y sueños de poder.
Al estar conformado el ejército en una estructura piramidal, se conforman unas cadenas de mando, de élites militares que se especializan en todos los campos tecnológicos que sirvan a fines militares, políticos, sociales y económicos. Estas élites, entran a formar parte de la estructura de los poderes fácticos, eses poderes que, dominándolos, o repartiendo prebendas entre ellos, son fáciles de manejar, para poner todas las estructuras que dominen y dirijan eses poderes al servicio de unos pocos, y que estos pueden muy bien utilizarlos, tanto en contra del mismo pueblo que dicen proteger y defender, como en las aventuras y sueños, conquistadores de lo ajeno.
El soldado, que es esa figura última en la estructura militar, pero la más numerosa en conjunto, el mayor potencial de cualquier ejército, llega al servicio de esta institución, casi siempre, como un ser sin recursos, muchas de las veces forzados y obligados, con pocos conocimientos, y con una personalidad errante. Es el reflejo de la sociedad en la que está incrustado: ¿no hay desenvolvimiento económico y social?, el hombre y mujer no tienen alternativas. El ejército les ofrece y asegura el pan, el alimento, lo que la sociedad en la que se criaron, no les garantiza. Así, se conforma una salida laboral y social, dudosa en la elección, con consecuencias posteriores.
Mientras, las burguesías y clases acomodadas, ven en el ejército, posibilidades infinitas en las pretensiones egoístas de tocar mando o poder, en escalas paulatinas, desde posiciones de poco riesgo, y asumiendo un mando efectivo. Los soldados son siempre, la carne de cañón que no puede abrir la boca, y preguntar: ¿por qué la guerra?, ¿por qué crear la muerte?, ¿por qué tengo que matar?, ¿a quién realmente estoy sirviendo?, ¿quién se beneficiará, del uso de mi fuerza? 
Porque, para defender lo de uno, lo de un pueblo, lo de una etnia o identidad que se ve amenazada, son todos, absolutamente todos, hombres y mujeres, niños y niñas, padres, hijos y abuelos, interesados en esa defensa. Son todos, soldados de un mismo pueblo, etnia o nación. Y cuando es defensa, desaparecen esas preguntas del subconsciente porque, el que está en lo suyo, no altera los sentidos humanos, de la persona que conforma otros pueblos, etnias, identidades o naciones.
Es sólo la mente de los personajes que conforman élites de poder, los que inducen a las confrontaciones y a las guerras, para, dando rienda suelta a sus sueños de interés, lanzarse a la utilización de millones y millones de personas, para conseguir unos objetivos, que consoliden más poder y..., ¡gloria! Que es el último fin del ensueño.
Los ejércitos, históricamente, pasan de ser defensivos, a ser ofensivos en las estructuras piramidales que conforman las élites, y los intereses y pretensiones de estos. El ejército será usado al servicio de ellos, no del pueblo. Los soldados carecerán de personalidad, y estarán obligados a mil dictados coercitivos, que lo impedirán conformarse en un ser racional, en muchas de las vicisitudes en las que se encontrará en su devenir: obedecer, órdenes y más órdenes le indicarán, que no es un ser humano que siente, juzga, y tiene sus propios criterios. Es un robot que bien modelado, preparado y dispuesto, puede ser de mucha utilidad, en los objetivos que mandos y élites se propongan. Es una herramienta, no un ser humano. Sólo es humano, cuando de verdad, conforma como soldado o mando, un ejército defensivo y liberador de la ocupación y dominio de lo suyo, de la tierra en que se vive, de los intereses sociales del pueblo. 
Porque la defensa, es el instinto natural de supervivencia, mientras que el soldado o ejército ofensivo, es eso: ofensa, apropiación, muerte, sometimiento, destrucción, violación, etc., que no es instinto de defensa, ni de peligro de supervivencia. El soldado, se verá obligado a matar a personas, que ni atentan contra él, ni tendrá él mismo los juicios suficientes, como para verse obligado a tal acción (defensa propia, defensa ciudadana, etc.).
La orden dictatorial será emblema de obligado cumplimiento, so pena, de enfrentarse a todo un sistema represivo, de la más mínima voluntad de objeción a esas órdenes, de quién las emite, y de el por qué las emiten. Al soldado le estará vedado, el conocimiento de las decisiones de los mandos dirigentes, de la necesidad de toma de decisiones, que impliquen riesgo para él y para otros, el soldado es sólo utilizado como robot que, en todo caso, precisa de cuatro o cinco justificaciones, para tenerlo motivado con cuatro o cinco premios que lo estimulen.
Ávila Soto, Federico
Ávila Soto, Federico


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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