Proyecto FICOS - V
Ávila Soto, Federico - miércoles, 12 de marzo de 2025
La herencia, reflexiones y críticas
La persona humana, como todo ser vivo animal o vegetal, tenemos una historia biológica, producto de la transmisión hereditaria que conforma la ley natural de la procreación y renovación de vida, de la existencia, en ciclos que van transmitiéndose los genes o células que han de caracterizar cada una de las especies que, por sí mismas, han de ir resistiendo todos los avatares destructivos, en la continua larga lucha por la existencia, lo que llamamos "Ley de vida" esto es, nuestra existencia. Al ser la persona humana, un ser que desenvuelve capacidades inteligentes en el discurrir de los años, en convivencia organizada en sociedades y, al ser consciente de las diferencias de unos miembros sobre otros, de los intereses que se crean y conforman, de los peligros y riesgos que conlleva la vida, en ese peregrinar continuo por los años de nuestra existencia, las élites fueron conformando y creando, toda una red de conceptos estructurales, que aseguraran la continuidad de unos privilegios conseguidos en un momento, para disfrute de la descendencia, e ilusorias ansias de perpetuidad.
La herencia se perpetua de esa forma en la conformación de las sociedades porque, esas sociedades fueron y están a ser, conformadas atendiendo a los intereses, influencias y exigencias de esas clases, beneficiadas en largos períodos de luchas. La figura de la herencia, no se pone en cuestión y análisis como instrumento desestabilizador en una sociedad, que se pretende ser equitativa, justa e igualitaria para todos los miembros que la componen. El simple hecho de la herencia, ya desequilibra la posición en la vida de una sociedad. Un malandrín que percibe una herencia económica o material, adquiere una posición relevante, en un mundo donde no la tendría, de no percibir esa herencia económica o material, y así los ejemplos serían infinitos e ilustrativos, de cómo la sociedad, se conforma más como un producto de intereses de las oligarquías que, de la creatividad e inteligencia de parte de los miembros más activos y lúcidos. Por eso, las clases más desfavorecidas, nunca se verán beneficiadas por los sistemas corrosivos que imponen las clases aburguesadas, las élites económicas, políticas y religiosas. Todo está al servicio de ellos, de sus intereses egoístas y avariciosos, no de la ecuanimidad, del interés común y solidario, del avance colectivo, del bien común.
Al crear toda una jurisprudencia en torno a la figura de la herencia, que abarca todos los planos de la vida de las personas, desde la más remota aldea o lugar habitado, o deshabitado, hasta el englobe total de todos los países, mares, espacios o cielos, que todo hombre o mujer pueda hacer uso, dándole rango de propiedad a lo conseguido por la fuerza, mañas o saberes, en la lucha continua por la posesión, que idealizamos como protección; la jurisprudencia en los planos nacional e internacional, lo que hace, es crear un objeto más de desestabilización, en la relación entre las personas humanas, entre los hermanos, entre las familias, entre culturas y pueblos, que ven en la posesión hereditaria, soluciones que no son capaces de conseguir con el trabajo, con el desenvolvimiento de las capacidades propias y colectivas, con el respeto al "otro", con la plena conciencia, de que nuestra existencia, es un tránsito por la vida, y que la tierra y los "bienes" no van en ese tránsito.
Por tanto, la herencia sirve para conformar intereses, que degeneran en procesos costosos y cuantiosos, crea conflicto entre las partes, y crea la figura del "ladrón institucionalizado" ya que, como los intereses son tan grandes, el robo, asesinato, coacciones, y toda forma bruta de apoderarse de lo que pueda pertenecer en uso a "otro", es el comportamiento expeditivo y usual de todo un ejército de avariciosos, vagos y listos; insensibles seres, que no reparan en el respeto debido, a todo ser que como uno mismo precisa del entendimiento, y de cumplir unas reglas éticas y morales, como base sólida en la convivencia.
La guerra, es la culminación más sofisticada del robo de las élites más poderosas, y la herencia, el sistema más favorable para perpetuar ese robo. La verdad, el respeto al otro, la convivencia pacífica, la moral, y todas las formas civilizadas de gentes pacíficas, son sacrificadas en el altar del olvido, con la acción corrosiva de todos esos ejércitos de avariciosos, ególatras, malandrines, rateros, bellacos, pillos, malvados...

Ávila Soto, Federico