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Proyecto FICOS - II

Ávila Soto, Federico - miércoles, 26 de febrero de 2025
El ser femenino

Histórica y palpablemente, la demostración de que la persona cualificada de humana, pero que no distingue en quienes son humanos y quienes animales en sus actos, obras y sentires, está en el uso y utilización del ser femenino, de la mujer, de la esposa, de la hija, de ese ser igual y complementario en la vida de la persona humana que conforma con el ser masculino, y que a través de todos los siglos de existencia, el ser masculino utilizó y sigue a utilizar a ese "otro" para su propio beneficio en todos los órdenes, tanto domésticos como instrumento de uso sexual sin compromiso, como la apropiación de su voluntad, de sus saberes, valores y capacidades; de regular la vida de ese sexo femenino, como si el ser masculino fuera dueño de algo que es igual y complementario, o quizás más importante para la existencia que el ser masculino. La fuerza física, los comportamientos del ser animal que anida en el hombre, que lo aleja del ser humano, son las herramientas e instrumentos que utiliza la gran mayoría del ser masculino, para su propio beneficio, para sus intereses y para el placer sexual; que no tiene límites en lo obsceno, y para asegurar ese placer en la estructuración de la relación social, marcando los límites a la acción y voluntad de la mujer, del ser femenino.
El hombre, colectivamente, no es quién de regular la vida de la mujer colectivamente, pero la historia y el ejemplo diario, así lo demuestra, que el hombre en su relación con su complemento humano, utiliza los valores, poderes y saberes del género animal, más que los valores humanos del respeto, de la sinceridad, de la sencillez, de la humildad, del cariño, de la alegría, de la preocupación, del trabajo y la procura de estabilidades afectivas, de la construcción en común de todos los aspectos de la vida, del diálogo y del saber de las cosas. La mujer, la esposa, la chiquilla, la joven, esa criatura que da luz y color a la vida, que nos trae a la vida, es sojuzgada, regulada, utilizada y usada como objeto, por el hecho de que es más sensible, menos fuerte en las dotes musculares, y que provoca y estimula las sensibilidades sexuales, que son la esencia de la vida, y procreación, que son el complemento a partes iguales, en la existencia del ser humano.
El día que la mujer, que el ser femenino no esté presa con toda clase de cadenas que los hombres construimos para tenerlas bien amarradas, que esa libertad natural y no de ficción, sea efectiva en todas las sociedades que componemos universalmente, entonces, será el día en el que la especie humana se desprendió de las "cárceles" del cuerpo animal, para dar paso a ese ser racional, humano, inteligente, creativo, consciente de su ser y de su estar "en la vida". Entonces será el día en el que verdaderamente, el hombre y la mujer humanos, juntos como especie, irán al progreso, rápido y continuado en todos los campos del saber y de estar en la vida; porque las cualidades, valores, experiencias, herencias y potencialidades que poseemos en el conjunto existencial, son inmensas. Solo una sociedad libre de cadenas, impuestas por los poderes conformados siempre alrededor del ser masculino, será quién de dar satisfacción a la mayoría de los millones y millones de personas que venimos a la vida, concertando formas administrativas y de relaciones, respetuosas con todas y cada una de estas vidas. Garantizando la igualdad efectiva, y garantizando la protección y desarrollo del ser que viene a la vida.  Porque la mujer, ese ser femenino que está capacitado para dar vida, para darnos a todos la vida, para sacrificar la suya propia en bien de la existencia, contiene un ser y un sentir más humanizado que el hombre o ser masculino, y que este, dejándose llevar por las sedes ególatras, avariciosas y fantasiosas, embarca a toda la humanidad, en su propia destrucción y en la destrucción de la misma vida.
Cuando a la mujer, ese nuestro complemento de vida, deje de ser objeto de uso, de las vanidades y sedes masculinas, y pase a estar garantizada su protección e igualdad, en las muchas facetas a las que puede acceder y desenvolver, entonces estaremos en el camino del progreso.
Cuando la mujer, no esté penalizada cultural y económicamente, por el hecho de ser madre, por las obligaciones que impone el trabajo más importante y difícil, como es la tarea de criar, de educar y dar estabilidad en el hogar, que la diferencia abismalmente, de la mujer y del hombre "sin compromisos", y que crea unas condiciones de atraso y conflicto continuado, que van a marcar un destino de problemas e inferioridades, en la relación y desenvolvimiento, de todos los miembros de la entidad familiar y social. Será, la que cargue con todos los sacrificios, de no ver que la sociedad a la que pertenece, nunca hace nada por sacarla de los problemas, que corresponden a una sociedad humana organizada, y no como problema exclusivo, de cada entidad familiar pues, queramos o no queramos, la mujer al tener hijos, se convierte en la principal fuente energética de vida humana, y esta energía de "vida", el hombre ni la paga, ni las múltiples sociedades organizadas que heredamos, la consideran; haciendo uso y abuso de ella, sin pararse a pensar, qué estamos a hacer los hombres. La mujer al ser madre, se eleva a un estrato superior en la consideración, en el respeto; para que debiendo ser compensada en la crianza de los hijos, pueda disfrutar de los niveles, que su particular desenvolvimiento pueda conseguir. La sociedad tiene que saber distinguir con claridad, el papel que cada ser podemos asumir, y es esa misma sociedad, la que redistribuya lo que cada cual es merecedor.
Cuando la mujer tenga defensas, de garantías en la convivencia conyugal, que no la encarcelen a los métodos tradicionales que durante siglos, la mayoría de las sociedades están a utilizar, y que esa convivencia, sea un pacto a partes iguales en los deberes, en las obligaciones, en los respetos; sobre todo, al de "abuso y coacciones" que dentro del hogar, el hombre practica imponiendo los silencios, su fuerza, las amenazas, y los privilegios de hombre en una sociedad machista, y los ocultamientos de los comportamientos, cara a la persona que dice "querer y amar". Cuando de verdad, la mujer pueda decidir libremente sus propios destinos, dentro y fuera del matrimonio sin que sea juzgada y condenada, entonces tendremos a la mujer responsable, capaz de asumir todos los compromisos posibles, en igualdad al hombre, con las diferencias propias del sexo, y de la particularidad de cada uno, en el desenvolvimiento de las capacidades y valores propios.
Para humanizar la existencia, es preciso y fundamental, que ese complemento de la vida misma, el hombre y la mujer juntos, descubran la necesidad del respeto en igualdad, de poner en funcionamiento, todos los mecanismos necesarios que regulen la efectividad de ese respeto, y de esa igualdad, para que, superando las etapas del sacrificio de la condición femenina, juntos, como humanos y como seres inteligentes, aporten todos los valores positivos, en la creación y construcción de formas de vida, que estabilicen la existencia, la dote de seguridad, y la capacite en el desenvolvimiento de todas las capacidades y valores positivos, que anidan en nuestro ser, y que son fáciles de lograr, en unas mejores estructuras sociales.
En el transcurso de la vida en existencia de una persona, son cientos de miles, de millones, los aspectos que giran a su alrededor, que los percibe, que vive y experimenta, que analiza, como si fueran células biológicas que se adhieren a su cuerpo existencial, y que todas esas células, influyen en la conformación de su ser y estar en la vida, en la calidad existencial de lo humano, y todas las circunstancias que lo rodea.
Sujeto a estas premisas, en el que la mayor parte de su vida, transcurre en una lucha por la subsistencia, adaptación al medio, comprensión y análisis de los mundos que va descubriendo, disfrute y cambios propios de la personalidad, concienciación de las posibilidades propias y ajenas, de los límites de la formación a la que se puede tener acceso, etc., el ser humano tarda mucho tiempo en conseguir capacidades analíticas y críticas, de todos esos mundos que lo rodean, y para eso, la gran mayoría, no llega a ese mínimo de inteligencia, que lo capacite, para poder razonar adecuadamente, de todos esos mundos que giran a su alrededor. Partimos de la base, de que son muchos los condicionantes que recibimos en herencia; cualquier persona que quiera vivir, esos condicionantes, van a influir en la postura a tomar de por vida. Igual que vienen a la vida seres que se dotan o van dotando de capacidades fuera de lo normal, también vienen a la vida, seres que renuncian al desenvolvimiento de esas muchas capacidades, amparándose en las capacidades y dotes de otros, sean estos "otros", la madre, el padre, el hermano, el amigo o el tío, la abuela o el querido, el cura o el imán, o la religión en sí misma, el jefe o patrón, o el político, juez, militar, policía o capo mafioso, o jefe de cuadrilla, o mismo la cuadrilla o banda de delinquir. Las capacidades de las personas que renuncian y delegan en otros, las decisiones vitales que le corresponden a cada ser individualizado, quedan al renunciar, en un estado comatoso, dificultando la misma comprensión, razonamiento y análisis, de todas las soluciones posibles, a cualquier esperanza de avance cultural y formativo.
Ávila Soto, Federico
Ávila Soto, Federico


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