Fábulas e historias que cautivan
Alén, Pilar - jueves, 20 de febrero de 2025
Una princesa es víctima de un hechizo que la convierte en cisne, condenada en espera de ser desencantada. Un caballero de altas botas que se pasea observando todo, haciendo mofa de su entorno. Una sabia trabajadora busca paz mientras escucha el sonido de las armas. Son personajes legendarios y reales que nos remontan a una Europa del s.XIX que podría ser la de ahora.
Odette, con la gracia y elegancia de sus movimientos, llena los sentidos y nos hace soñar envuelta en melodías que ensanchan el alma. Es el centro de un mágico cuadro sinfónico de Piotr I. Chaikovski (Vótkinsk, 1840-S. Petersburgo, 1893), "el niño de porcelana", ser atormentado, nacido en un país imponente que, por aquel entonces, era considerado como la madre patria. El bien y el mal son las coordenadas de una historia líricamente interpretada ayer y hoy por los ballets rusos que, en pantalla o sobre el escenario, disfrutamos por activa y por pasiva esta semana. Tras la magia de un cuento, «Der geraubte Schleier», creado según piensan algunos por el clérigo alemán J.K.A. Musaeus (Jena, 1735-Weimar, 1787), se ocultan nebulosas tradiciones populares.
El Duque de Gloria, un curioso personaje de buen porte y aguda mente, se abre paso entre una aristocracia y una burguesía madrileña a la que critica por su ignorancia e hipocresía, hasta que se volatiza y desaparece sin dejar ver su verdadero rostro. Es el resultado de la inventiva de una enamorada del mar, Rosalía de Castro (Santiago, 1837-Padrón, 1885), mujer tan sensible como fuerte, tildada de extravagante, a menudo incomprendida en su tiempo, e incluso ahora pese a ser objeto de estudios de indudable talla. La "voz del pueblo" la han llamado. Ensoñación y realismo a partes iguales en su corta vida, reflejados en cada una de las facetas que desarrolló, merecidamente celebradas a lo grande.
Sofía Casanova (Almeiras-A Coruña, 1861-Poznán, Polonia, 1958), mujer instruida, de carne y hueso, desplazada como corresponsal de guerra a países que ardían en llamas. Es protagonista en sí misma de una trayectoria que no fue en absoluto una legendaria fábula. Casada y repudiada injustamente por un reputado filósofo, con delirios de salvador del mundo por el supuesto valor de la sangre que corría por sus venas, padeció en lo personal, sin que muchos sospechasen su continua batalla por sobreponerse a las penas que la embargaban. La "obrera de pensamientos" como fue apodada, se evadía a través de la pluma de un mundo que la aprisionaba.
Chaikovski y Rosalía estrictos coetáneos. Rusia y Galicia vistas desde dentro, lloradas por corazones aquejados de dolores frecuentemente inefables. Y, Sofía que, medio siglo más tarde, desde enclaves sangrantes y flagrantes plasma penosas situaciones, derivados de problemas difíciles de condensar en pocas palabras. Son autores que forman parte de relatos soñados o vividos en una Europa en constante debate, sumergida en conflictos a los que, a pesar del paso del tiempo transcurrido y con no pocos intentos de poner medios para que acaben, lo cierto es que cada vez se halla en tesituras más complejas y preocupantes.
"El Lago de los cisnes" acaba felizmente bajo el telón que cae entre aplausos. En "El caballero de las botas azules" no hay final evidente, si no posibles aspiraciones de superar la mediocridad imperante. La biografía de Casanova desbordante de vitalidad mientras no sintió mermar las fuerzas del lógico decaimiento, fue llenándose de un cúmulo de inconscientes anhelos que solo anidan en quienes, en silencio, ven avanzar su ocaso.
Así sufrió y fantaseó Chaikovski. Así vivió y creó Sofía. Así resonarán un año más en estos días los ecos de Rosalía de Castro.

Alén, Pilar