Proyecto FICOS
Ávila Soto, Federico - lunes, 17 de febrero de 2025
Prólogo (2)
(Viene del miércoles día 12)
Pasados unos días de esta conversación, decidí escribir sobre esta teoría para ver si la dejo aclarada, echando mano de lo que ya tengo escrito en diversos escritos, y sin tener en cuenta para nada, lo que se haya escrito sobre el tema de los diversos teóricos que abundan en la internet, como en diversos libros que ignoro y no deseo saber sus supuestos, ya que contaminaría mi teoría que opino, es mía y libre de influencias para, como teoría, sea la opinión pública común, y la especializada que, con "argumentos", valore cual es la más acertada y posible, en un mundo que, de una idea, es posible que miles y miles de personajes, saquen beneficios y plusvalías que ellos no han tenido ni desarrollado.
Tengo escrito hace años: "La inteligencia es el ser fundamental de la persona humana. Es la inteligencia la que nos conforma en personas, la que nos diferencia de los animales, la que nos da capacidades para desarrollarnos, es la que nos proporciona valores humanos o nos convierte en depredadores de la existencia. Dentro del mundo cerebral inteligente se encuentran unas energías; esas energías beben y se alimentan de lo social, de la especie, del entorno, de lo familiar, de la etnia, del pueblo, de sus saberes inteligentes, particulares y colectivos, conforma en ese ser social su particular estado inteligente. La energía que desprende la inteligencia, tiene dos polos opuestos y complementarios que conforman la personalidad del ser individual, es precisamente la complementación de eses dos polos -positivo o negativo- lo que hace que la inteligencia sea usada tanto para crear como para destruir, para cultivar en el cuerpo de la persona la envidia, la avaricia, el egoísmo, la maldad o lo obsceno, como para dotarnos de la sencillez e inocencia que la mayor parte de los niños y niñas nos ofrecen, del sacrificio y el dar de una madre que con su dolor nos trae a este mundo, del trabajar en respeto y continuado de muchísimos padres que pretenden asegurar futuros imprevisibles.
Cuando en la persona brillan con más intensidad las luces de la inteligencia positiva, su vida es más cómoda en lo íntimo, en lo familiar, en lo social, y desenvuelve con más celeridad, valores potenciales de futuras nuevas vías, ingenios, inventivas y formas que, en lo común, en lo social, son quién de desenvolver y de poner al servicio de la colectividad. Se concretiza la inteligencia, y se suma a la herencia que iluminará nuevas vidas, nuevas inteligencias en un continuado relevo generacional. Si por contra, las luces que más brillan en una persona, ya desde pequeños, son de tipo negativo, veremos la mentira, la falsedad, la presunción, el egoísmo, la avaricia, la envidia y toda forma que trata de rebajar al "otro", de dominarlo, de expoliarlo, de usarlo y explotarlo, de hacerse grande e importante con el uso y abuso de los demás. Estamos ante un depredador que no se saciará con nada; y el mundo está, estuvo y estará lleno de ellos, porque aún no fuimos capaces, como personas e inteligentes, a crear un mundo humano y humanizado, en todos los resortes existenciales de la vida. ¿Puede alguien dudar de todo esto? Somos testigos diarios, de todas las depredaciones que se cometen, con dulces cantos y palabras muy engañosas."
Estos párrafos, copiados de mi escrito "Teoría de la vida y de la inteligencia", sostiene que "dentro del mundo cerebral inteligente" se encuentran unas energías, positiva o negativa, que conforman nuestra personalidad. Y ¿por qué digo energías?, digo energías, porque la inteligencia crea y conforma energía que no es visible, pero sí es activa tal como muchas energías existentes, que no se ven, pero que se palpan sus efectos, e incluso, se miden y utilizan. Nuestra inteligencia cerebral, aparte de ser y obrar instintivamente, aprende rápidamente de su entorno más directo, y hereda los saberes de millones de ancestros si se le ponen a su disposición, como plataforma de nuevas creaciones. A modo de ejemplo añado: "La inteligencia es la energía que produce un motor invisible alojado en el cerebro, alimentado por todos los saberes humanos que pueda captar ese cerebro", cuyo resultado se puede resumir, en un saber inteligente, o en unos extraordinarios personajes".
En el mismo escrito antes referenciado de Teoría de la vida y de la inteligencia digo: "La vida existe, no hay principio, no hay fin. Somos parte de esa existencia en lo biológico y en lo inteligente. Hay miles, millones, billones..., de energías desconocidas a la mente e inteligencia que hemos desarrollado. La muerte biológica, es un producto de la naturaleza que lucha por mantenerse en vida. El fruto que da la vida, es lo que riega las arterias de la existencia, tanto humana como animal, vegetal o mineral. Lo que no muere porque no tiene biología, es la "inteligencia". Esta queda "impregnada" en los entornos inteligentes (personas) que tuvieran capacidades de asimilación. De esta "impregnación" de la inteligencia, se va conformando el saber, el escribir, el hablar, el transmitir, el comunicarse, el inventar, el disfrutar, el destruir, el aniquilar, el matar la vida misma, y todo signo positivo o negativo que en herencia generacional, nos transmiten o transmitimos a las futuras generaciones, en un proceso continuado en el que, de no triunfar las energías positivas del intelecto, la vida de la persona humana de este nuestro planeta, desaparecerá en partículas minúsculas en el océano del universo, donde pueda que alguna de esas partículas encuentre una tierra más fértil, y donde la inteligencia, se desenvuelva más plenamente positiva."
Como se ve, he escrito que "La vida existe, no hay principio, no hay fin" y, de estas nueve palabras, aseguro que lo que llamamos "Universo" con tantas estrellas o soles, planetas y asteroides que viajan por el espacio, son síntomas y realidades de un mundo universal que no tiene fronteras ni límites. Siempre se podrá viajar por el espacio, sin hallar nunca paredes limitadoras ni distancias que no se puedan escudriñar o recorrer, de tener los ingenios transportadores o de observación necesarios.
El Universo no tiene un principio ni un fin, es eso: Universo, con millones y millones de astros, de soles, de planetas, de fenómenos conocidos y fenómenos desconocidos, de vida probablemente en muchos de esos millones de planetas que desconocemos en nuestras limitaciones científicas de ese Universo. Y la vida humana así como su inteligencia, son fenómenos existenciales, que muy bien podrían ser o proceder de otros fenómenos sucedidos, que la mente humana no puede recordar porque, al tener un tiempo limitado de existencia, y no poder transmitir conocimientos como por ejemplo: una hecatombe donde todo queda destruido, y solo se salva algo de vida que da continuidad a la especie humana, ¿cómo solo unas pocas personas, podrían transmitir conocimientos tan diversos y necesarios que las sociedades acumulan, y son la base de los adelantos científicos y materiales de los que se disfruta en cada momento de la vida? Sería imposible, y sería un nuevo empezar. Ejemplo de ello son las guerras, ¿cuánto atraso ocasiona a ese pueblo que fue vencido, sacrificado y sometido que, para subsistir, acepta la esclavitud y el abuso coma norma de vida, si pretende conservar rasgos de identidad propios, dentro de unos vencedores orgullosos y ávidos de poder?
Hasta aquí, la larga introducción del prólogo, como orientación de los próximos capítulos.

Ávila Soto, Federico