Primer bienio (1931-1933)
Artículo principal: Primer bienio de la Segunda República Española
Durante el bienio progresista se producen profundas transformaciones educativas. En 1931 se regula la educación de adultos a través del Decreto del Patronato de Misiones Pedagógicas, que supone un precedente de la animación sociocultural. Sus destinatarios habitaban las zonas más alejadas, desatendidas o deprimidas del territorio español. Tenían un enfoque educativo y cultural, pero no instructivo, ya que se pretendió dinamizar la motivación y el disfrute cultural más que hacer hincapié en los contenidos o en la alfabetización en sentido estricto. Su objetivo era difundir la cultura general, la orientación docente y la educación ciudadana en aldeas, villas y lugares con atención especial a la población rural. Las actividades que se llevaban a cabo eran variadas y atendía a diversos propósitos:
- Culturales: bibliotecas populares, lecturas públicas, conferencias sobre variados temas (sanitarios, agrarios), sesiones de cine, etc.
- Sociales: reuniones con los responsables de las misiones, conferencias sobre temas políticos, etc.
- Socioeducativos: actividades directamente conectadas con elementos de la educación formal y reglada, como cursillos de perfeccionamiento para maestros de la zona, etc.
En 1932 se creó la sección de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid. Durante ese mismo año se aprobó el Decreto sobre la Inspección de la Primera Enseñanza, que concibió a los inspectores con un perfil técnico-pedagógico, como facilitadores del aprendizaje que podían y debían orientar a los maestros. Este decreto supuso una revolución. Se creó también la Inspección General de Segunda Enseñanza, siguiendo las mismas directrices generales que la de Primaria. También se aprobó el Decreto de Inamovilidad de los Inspectores, para evitar las interferencias del poder político en su tarea. Se propició que pudieran trabajar con independencia, autonomía y estabilidad para ejercer su profesión y se consideró una medida muy importante. Al mismo tiempo, se crearon las Juntas de Inspectores, para facilitar la coordinación y la comunicación entre los mismos.
En 1933 se aprobó la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas que privó al estamento eclesiástico de las funciones docentes. Para evitar los problemas que causaba su retiro se creó la Junta de Sustituciones, lo que significaba, que cuando un profesor no podía acudir a sus clases, le sustituía otro maestro.
Se aprobó una pequeña reforma de la Universidad, donde, entre otras medidas, se toma nota de las reclamaciones de los alumnos y se eliminan los exámenes de cada asignatura. Se crea la Universidad de Verano Internacional de Santander.
Segundo bienio (1934-1936)
Artículo principal: Segundo bienio de la Segunda República Española
Las elecciones de 1933 dan el poder a la coalición CEDA de Gil Robles, un partido de derechas. Se produjo un giro en la política republicana que influyó decisivamente en la educación y que se conoció como «contrarreforma educativa»:
- Disminución del número de alumnos
- Prohibición de la coeducación en escuelas primarias, lo que significaba que niños y niñas debían estudiar por separado.
- Supresión de la Inspección Central de Educación, argumentando la carencia de dinero.
- Supresión del Decreto de Inamovilidad de los Inspectores
- En la Universidad, se suprimió la representación estudiantil en los órganos de gobierno.
Filiberto Villalobos retomou a creación de escolas. Débeselle, ademáis, a confección dos sete cursos do bachillerato.
.../...
- Como ves, meu querido neto, aquí caeu o telón, o pano; ¡non se cambiou a escena, pero si as actuacións!
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Consecuencias da depuración franquista
A DEPURACIÓN DOS MESTRES NACIONAIS OCASIONOU A PERVIVENCIA,
E INCLUSO A MULTIPLICACIÓN, DOS NOSOS MESTRES DE A FERRADO.
-Avoíño, os ferrados usábanse para medir cereais, non si?
-Moeda doméstica no rural, pois o ouro e maila prata só nos castelos e nos pazos; de ahí para abaixo, cereal, e xa abundase! Estes rapaces da última xeración sodes un encanto, que o queredes saber todo, precisamente todo de todo, así que, contigo descenderei aos detalles:
Dicíamoslles "Escolas de Ferrado", ou a ferrado, ao sistema antigo da ensinanza que realizaban os denominados "docentes", mestres sen título oficial, habitualmente cunha formación moi elemental, que, nos invernos, que era cando eles, pero tamén os nenos, tiñan menos traballo nas súas casas, daban clases contratadas, aquí no rural galego, maiormente desde o século XVIII, intensificándose nos primeiros anos do franquismo por..., polo dito, pola escasede de Mestres titulados.
Recibían ese nome, "Escolas de ferrado", porque se pagaba a escolarización de cada fillo con un ferrado, fose de centeo, trigo ou millo.
O ferrado xa sabes que é un recipiente, un ataño, de madeira, de forma rectangular, que orixinalmente medía o volume do cereal, entre 12 e 20 kilos, segundo a localidade, pois onde o cobraban os curas ou os frades predominaba o máis grande. Tamén se viña usando para calcular a superficie do terreo que se podía sementar con aqueles recipientes.
Aqueles docentes eran, xeralmente, labradores, pero algo instruídos, que completaban os seus ingresos dando aquelas clases, e tamén curas ou xente sen outro oficio, de poucos recursos, que ían nivelando a súa economía con aquelas aportacións. Pese á súa nula preparación pedagóxica e á limitación da súa cultura, aqueles docentes esforzábanse/esforzabámonos en lograr que aqueles rapaces aprendesen a ler, a escribir e a contar, valéndose, incluso, da lectura e da interpretación das escrituras dos avós de cada familia.
Chegada a primavera, as labores do campo requirían unha nova conversión daqueles mestres; de mestres, outra vez, a labregos; os alumnos, outro tanto, de estudantes a pastores, e demais tarefas sinxelas nas que relevaban aos seus maiores para que estes se centrasen na cava e na labranza das leiras. Os nenos precisábanse para as tarefas miúdas.
-.- Gómez Vilabella, Xosé M.