Alcoa, Altri y los ecojetas
Timiraos, Ricardo - miércoles, 22 de enero de 2025
Cuando escribimos es preciso ser conscientes que la discrepancia es posible y que lo que pretendemos algunos es simplemente exponer nuestro punto de vista de una manera sincera y desapasionada. No, no nos dejamos arrastrar por consignas partidistas y demagógicas, ni tampoco por posturas de intransigentes ecologistas, y, por supuesto, ni siquiera nos dejamos amedrentar por aquellos que tratan de infravalorarnos con despectivas descalificaciones a sabiendas que vienen de unos politiquillos que se arrogan la cultura como parte de su patrimonio. De cultura, igual que de educación, no se presume, se practica.
Hablemos pues de cada una de estas empresas y contemos nuestra verdad a los ciudadanos advirtiendo con claridad que cuanto digamos no pretende poner palos en las ruedas y mucho menos cerrar ALCOA, la gran industria da Mariña, porque somos conscientes de su impacto económico en una zona siempre escasa de industria.
ALCOA: Detrás de todas las maniobras y estrategias de la multinacional americana, parece que existe un pulso industrial entre el aluminio americano y chino. China lleva muchos años arrasando con la industria europea y ahora le toca al aluminio americano y a la industria automovilística en España.
Por parte de ALCOA, los costes de producción, energía y salarios, por ser más elevados, encarecen el producto final y, aún estando la energía muy subvencionada, la rentabilidad a la que aspiran los americanos no les parece suficiente. La política estratégica de las alumineras da la sensación de jugar al ajedrez (parece ventaja china) y así ALCOA se fue de Australia y mantiene fábricas en Islandia, Arabia Saudí y la última, muy moderna, en Canadá.
El poder de las multinacionales tira gobiernos y éstos lo saben. Alcoa siempre supo exprimir excelentemente la situación. Decía la ex-ministra Reyes Maroto que ALCOA sólo quiere subvenciones. No, no es nuevo, ya sabemos de las condiciones ventajosas con las que compró INESPAL y como fue desguazándolo. Pero ahora sólo aspira a que sea la SEPI quien le compre San Cibrao. Se garantiza el cobro y evita inteligentemente otros competidores. Por su parte, China, jugando sucio como siempre (espionaje industrial, salarios pequeños, subvenciones sin límites...) está arrasando la economía europea ante la pasividad de la UE. Valga de botón de muestra lo que está ocurriendo con la industria automovilística. China inunda el mercado mundial y el ultra liberal Donald Trump habla ahora de aranceles. Aquí conviene recordarles a los defensores del Capitalismo salvaje que, bajo el mantra del libre comercio que nos vendieron como panacea para la competitividad , sólo se escondía la depredación económica de los países pobres. Nueva falsedad. Le abrió caminos a los explotadores de la mano de obra asiática, a cambio de cerrar miles y miles de fábricas allí donde los salarios eran más altos. La deslocalización industrial fue tremenda y arruinó muchos países, entre ellos el nuestro. El mantra del libre mercado permitió hundir mucha industria. Recuérdese recientemente la conservera.
¿ Qué va a pasar ahora con ALCOA? Evidentemente nadie es pitoniso, pero, dicho lo anterior, cada cual puede pensar loque quiera. Muchos deseamos que continúe en San Cibrao porque somos solidarios con nuestros vecinos, pero la espada de Damocles pende sobre la Mariña, no sobre ALCOA. Sería deseable que los augurios fuesen mejores, pero me temo que más pronto que tarde sólo nos quede un montón de chatarra y una bomba de lodos de la que muy pocos son conscientes. Y usar ALCOA como arma política no deja de ser una falacia más de los partidos Y que conste, lo diré una vez más, deseo equivocarme por el bien de mis vecinos.
En cuanto a ALTRI daré mi opinión también:
Cuando alguien, con arrogancia y prepotencia, trata de insultarnos llamándonos ecojetas, conviene decirle que el menosprecio de la opinión ajena es una constante a la que están habituados los demagogos. Nosotros somos ecologistas cuando queremos conservar lo más limpio posible el río Ulla. Nosotros somos ecologistas cuando nos preocupa la contaminación en la ría de Arousa y su posibles consecuencias para el marisqueo. Nosotros somos ecologistas porque no queremos que las tierras de nuestros campesinos sean abonadas con los gases contaminantes de esta industria. Nosotros somos ecologistas porque creemos en los informes de los científicos que avalan la oposición a esta instalación. Nosotros somos ecologistas porque estamos hartos de ser el basurero industrial de España. Sí, queremos industria, claro que la queremos, porque sabemos de donde partimos, pero no la que destroza y degrada nuestro entorno. ¿ Es tan difícil de entender esto? No, no somos ecojetas, somos ciudadanos que queremos nuestra Tierra y combatimos a los depredadores de ella sean capitalistas portugueses, gallegos o del sursuncorda. Sí, somos ecojetas cuando nos oponemos a la degradación de nuestro hábitat natural. Y la jetas la damos por lo que queremos.
Ahora bien, difícil es entender el amor por sus semejantes de aquellos que apoyan la especulación económica sin tener idea del desastre medioambiental del que nos advierten nuestros científicos; difíciles rebatir son los argumentos de Greenpace, difíciles de entender son los argumentos de aquellos que abogan por una industria que con tanto ahínco rechaza la ciudadanía.
A este respecto permitaseme comentar un artículo periodístico. Un viejo conocido mío escribía hace poco diciendo que era necesaria esa industria porque había mucha gente mayor y se precisaban cotizaciones para la Seguridad Social y hablaba del lioncel como si supiera lo que es. El papel lo aguanta todo. Leo en Google que a la fibra de eucalipto le echan diversos productos disolventes cuyos efectos nos tememos. Y como gato escaldado del agua fría huye, les recuerdo que nuestra desconfianza viene avalada por la experiencia. Sin ir más lejos, todavía se habla de la contaminación por flúor de ALCOA, sin contar las posibles enfermedades medioambientales que pudieran ocasionar.
Dicen que la Xunta exigirá unas medidas muy severas de control ambiental. Mi problema es que no creo, por experiencias en otros campos, en los controles de la Xunta. Dos que duermen en el mismo colchón acaban teniendo la misma opinión. Y me temo que la Xunta ampare tal estropicio.
Y para rematar la experiencia me dice que cuando opina alguna gente da la sensación de que hay más afán por llevarse el gato al agua que se ser sincero y realmente es una pena.

Timiraos, Ricardo