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Ávila, Segovia, Carcassonne, San Gimignano... ¿Y Lugo, que?

jueves, 18 de junio de 2009
Parece increíble, pero es cierto. Lugo sigue siendo una ciudad que se niega a ser reconocida por quienes la habitan. Estuvimos oyendo estos días a una serie de personas a quienes se les preguntaba sobre que era lo que le faltaba a Lugo… y casi nadie echó en falta el turismo, y aún peor, muchos dijeron que el turismo en Lugo ya existía…!! Se podría decir ahora: apaga y vamos… pero intentaremos decir algo elemental, aunque todavía haya quien lo dude: Lugo es una ciudad privilegiada por la naturaleza y por la historia. Conserva la única Muralla Romana completa en el mundo actual… Posee yacimientos arqueológicos -como los de la Tinería-, y, aunque se han destrozado espacios tan importantes como donde se sitúa actualmente el aparcamiento de Anxel Fole, o el que estaba donde ahora existe el Pazo da Maza, ambos desaparecidos con la certificación de “que no eran relevantes” (¿?), todavía queda la zona abierta que hay entre los edificios de la calle del Progreso y los de la rúa do Gran Teatro y Nóreas Hubo otros hallazgos que fueron borrados, como los de la plaza de Santo Domingo, los de Rodríguez Mourelo o los de la calle Ribadeo. Pero el minifundismo egoísta no ha podido exterminar, aún, la riqueza histórica que guarda Lugo.

Ciudades como Ávila, Mérida, Carcassonne, San Gimignano, Segovia… poseen otras riquezas, pero fundamentalmente tienen algo que las sociedades contemporáneas han categorizado como la primera gran industria mundial: la del Turismo Internacional. Lugo tiene todas las condiciones para poseer esa fuente de recursos tan envidiada como apetecida…pero es una ciudad administrativa… ¿Y que significa eso? Que básicamente tiene como fundamentación económica el funcionariado público. Y el funcionariado no es el típico dinamizador empresarial que podría convertir a Lugo en una ciudad del status de las mencionadas. Su mundo laboral está resuelto. Puede aspirar a mejorar entrando en el entramado político, pero difícilmente se le de por luchar para conseguir que la ciudad sea un polo de alta atracción turística. Hasta le molestaría “que viniesen tantos ajenos a perturbar su tranquilidad” (esto lo he oído, no es ninguna fantasía, hasta se dice en muchas tertulias, se piensa en Lugo como recinto propio, para uso exclusivo, no como lo que es: Patrimonio de la Humanidad). Y así nos va. Seguimos viviendo en una ciudad que emociona a quienes nos visitan. Que es admirada. Pero nosotros miramos para otro lado…

Se habla de conseguir una economía sostenible o sustentable, se recuerdan milagros económicos de otros lugares del planeta… pero a nadie se le ocurre luchar para que Lugo pueda tener lo que está a su alcance… ¿Qué faltaría?: Conseguir que alguna vez en el tiempo haya políticos capaces, simplemente capaces de ver la realidad sin fabular expectativas inconduscentes. Que sepan o puedan tomar decisiones válidas. Que quieran luchar por los medios de comunicación que una ciudad turística como Lugo necesita: trenes de cercanías y de mediana distancia; AVE directo desde Barajas; autovía a Lavacolla; aeropuerto de cabotaje… Y algo inmediato, ya previsto, proyectado, licitado… pero paralizado: la reconstrucción-rehabilitación de la zona noble de entremurallas, la Tinería. Luego, o simultáneamente, habría que planificar rutas urbanas y rutas rurales, la hostelería moderna, la publicidad profesional, todo lo que ya se conoce y practica en las ciudades con Turismo Histórico. No se necesita inventar nada. El modelo ya existe y solo se debe adaptar. ¿Qué no es fácil? Peor es estar fabulando proyectos inderivantes, un muestrario de vaciedades típicas de los mentideros clásicos o los discursos panfletarios al uso…

Esa renovación económica no invalidaría la buena vida funcionarial, ni obstaculizaría -por el contrario- la inventiva empresarial más diversa… El Turismo Internacional es lo que Lugo tiene ahí delante… pese a quienes no quieren ver… Lo que hoy existe es un turismo folklórico, un pequeño turismo casi intrascendente. Cuando Lugo despierte y se entere de la riqueza que se desprecia, puede que entonces nuestros jóvenes no tengan que seguir buscando su destino en la emigración... ¿Qué le falta a Lugo? Tal vez sentido común, ganas, orgullo… y menos minifundismo mental. No seguir en las ramas con un solo juguete... Valorar más lo que ya apreciaron las huestes de Paulo Fabio y nuestros ancestros castrexos. Querer más este terruño admirable, sentirse orgullosos de ser lugueses… y demostrarlo…

Álvarez Prieto, Manuel
Álvarez Prieto, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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