Prácticas caciquiles

En los últimos tiempos, la derecha política española, se está preocupando más en lanzar bulos y mentiras para tratar de despistar sobre los múltiples casos de corrupción que han tenido, con sentencia firme, y que aún tiene judicializados. Desde que el sr. Feijóo llegó a la capital del estado para ser presidente del gobierno, porque quiere serlo a toda costa, no ha realizado ni una sola propuesta para mejorar la vida de los ciudadanos sino más bien todo lo contrario, votando en contra de todos los avances sociales del país.

Como ciudadano, que observa la realidad política de nuestro país en general y de Galicia en particular, me avergüenza comprobar como en nuestra tierra gallega, la derecha política lleva gobernando unas cuatro décadas, con mayorías absolutas, utilizando presuntas prácticas corruptas y caciquiles, beneficiando a muchos de sus familiares, amigos, simpatizantes y militantes, a costa del erario público.

En Galicia hay demasiadas prácticas caciquiles que, por ser habituales en el tiempo, ya se tienen como algo normales. Concesión de pequeños contratos de servicios siempre a las mismas personas o empresas; vínculos directos con algunas empresas para que ayuden en las campañas electorales a cambio del pago de favores; adjudicación de plazas o puestos de trabajo a las personas de las mismas familias políticas, sin olvidarnos del acarreamiento de votos cuando llegan las elecciones así como un largo etcétera de anomalías de las que todo el mundo es conocedor pero que preferimos seguir mirando para otro lado.

Cuando llevas años gobernando y criticas a los demás por corrupción o presuntas irregularidades, lo primero que tienes que hacer es mirar tú trayectoria y gestión política y observarás que cometes los mismos pecados que denuncias de los demás. No hablemos ya de las millonarias ayudas, de la Xunta, a ciertos medios de comunicación afines y en los que la crítica brilla por su ausencia o bien la utilización partidistas de la radio y televisión públicas de Galicia.