Trabajo digno

Actualmente tener trabajo no es garantía para poder llevar una vida digna. Esto es una realidad y cada vez más lo podemos comprobar. Un marinero de cubierta, que trabaja en la pesca marítima, no disponen de un salario mínimo garantizado, porque algunas empresas por "tradición y costumbre" y al no querer adherirse a los convenios provinciales, apenas puede hacer frente a los gastos más elementales de su día a día.

Esta familia, como otras muchas de nuestro entorno, se ve abocada a acudir a la asistencia social para poder comer, afrontar los gastos de desplazamientos en transporte público para realizar gestiones administrativas ineludibles, abonar el gas, la luz, etc... Uno de sus hijos, que es consciente de la situación familiar, acaba de cumplir la mayoría de edad le ha dicho a su madre que quiere dejar de estudiar para buscar un trabajo y poder ayudar a la familia.

Es un poco triste constatar como hay trabajadores, de algunos sectores productivos, que ganan más cobrando las prestaciones por desempleo que trabajando. Estas situaciones no favorecen la búsqueda activa de empleo y atenta contra las normas básicas del Estatuto de los Trabajadores y de cualquier normativa laboral, incluyendo los propios convenios colectivos. La precariedad económica de algunas familias, la escasez de empleo y la necesidad de encontrarse activo, teniendo un horario y una obligación diaria hace que ciertas empresas, sin escrúpulos, lleguen a tener contratados a auténticos esclavos en vez de trabajadores.